
El aeropuerto coruñés se ha estancado, ligeramente por encima del millón después de tímidas e intermitentes iniciativas para atraer aerolíneas
08 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Cuando una familia coruñesa de cuatro personas coge el coche hasta Asturias para volar a Barcelona porque se ahorra casi seiscientos euros en los billetes es que tenemos un problema con nuestro aeropuerto. Mejor dicho, dos.
El primero es que es un aeropuerto deflactado, con solo 8 rutas frente a las 22 directas de Asturias. Apenas disponemos de opciones más allá de Madrid (la capital está bien cubierta, eso sí), y las que tenemos suelen ser con frecuencias escasas y a veces con horarios complicados. De los precios, mejor ni hablar, en gran medida por la ausencia de una competencia que obligue a las aerolíneas a ajustar sus tarifas.
El segundo es que esta familia eligió el aeropuerto de Asturias después de probar, sin éxito, alternativas en Santiago y Vigo. Lo que demuestra, además de una nefasta coordinación aeroportuaria, que ni siquiera hemos sido capaces de aprovechar la competencia entre terminales para conseguir en Galicia unos precios más ventajosos.
Descartada nuestra comunidad, las opciones para los coruñeses son Oporto (desde hace años) y, más recientemente, Oviedo. Asturias ha invertido 31 millones de euros en su aeropuerto desde el 2016. El resultado salta a la vista, aproximándose a los dos millones de pasajeros.
Alvedro se ha estancado, ligeramente por encima del millón después de tímidas e intermitentes iniciativas para atraer aerolíneas. Así, celebramos alguna incorporación ocasional mientras por la puerta de atrás se marchan otras compañías. El resultado: rutas volátiles, en general poco asentadas y que han ido yendo y viniendo hasta atascarse en los ocho destinos que tenemos hoy. Necesitamos una apuesta por Alvedro muchísimo más firme.