Óscar Roca: «Me llamaron loco, pero mi sueño, el Makkan Club, empieza a funcionar»

Pablo Portabales
Pablo Portabales A CORUÑA

OLEIROS

Óscar Roca, propietario de Makkan, en Oleiros.
Óscar Roca, propietario de Makkan, en Oleiros. MIGUEL MIRAMONTES

A sus 35 años ha apostado por poner en marcha un complejo que funciona como «un club, no privado, en el que la gente pueda venir a un evento o a tomar algo»

14 jul 2024 . Actualizado a las 23:05 h.

Tiene 35 años y un proyecto de gran envergadura entre manos. «Si me acuesto pensando en lo que debo, no dormiría. Pero creo que ya he triunfado. He logrado darle una vuelta a la finca y que la gente nos conozca sin que haga falta decir "donde antes era Las Tinajas". La familia y los amigos me llamaban loco, pero mi sueño empieza a funcionar. Después de tres años, lo que soñé está pasando. La clave es ser constante y no parar. Dicen que una apuesta de este tipo necesita cinco años para madurar totalmente», reflexiona Óscar Roca Pérez, propietario del Makkan Club de Oleiros. Es una persona locuaz y que tiene claro el mensaje que me quiere transmitir. «Makkan significa hogar en hindú y eso es lo estamos consiguiendo que sea. Trabajamos para ello. Tengo la suerte de contar con un equipo trabajador, profesional y que además está formado por buenas personas. La imagen de marca es un hogar y para ello tiene que ser como una familia de puertas para adentro, para transmitirlo hacia fuera y que el cliente lo perciba», detalla este coruñés, que ahora quiere poner en marcha todo lo aprendido en los diferentes países en los que trabajó desde que inició a los 17 años su etapa laboral. 

Óscar Roca, hablando con su equipo.
Óscar Roca, hablando con su equipo. MIGUEL MIRAMONTES

Hasta los Emiratos Árabes

Coruñés de la zona de Riazor, se decantó por estudiar en el Centro Superior de Hostelería de Santiago. «No era un buen estudiante y este centro tiene un gran componente práctico. Mi primera experiencia laboral gracias a la escuela fue en un hotel de cuatro estrellas en Conil de la Frontera en el que atendíamos a 800 personas. Estuve siempre más tiempo en alojamientos que en restaurantes. Pasé por recepción y otros departamentos en cadenas como Ritz-Carlton o Jumeirah, la de lujo emiratí. Viajé mucho y fui aprendiendo. En mi equipo también hay gente con una experiencia similar en el extranjero. Por eso, cuando surgió esta oportunidad me planteé hacer algo que no hubiera aquí, de ahí la idea de un club, no privado, en el que la gente pueda venir a un evento o a tomar algo. También contamos con seis bungalós, que el año que viene serán diez. En total, la finca tiene 12.000 metros cuadrados, de los que la mitad son jardín. Le quiero dar las gracias al Ayuntamiento de Oleiros por las facilidades y la ayuda que me dio para poder emprender, porque había cosas que desconocía», relata. Charlamos al lado de la piscina, aunque la tarde es bastante desapacible y está vacía. 

Horas de trabajo

Dice que en esos países en los que estuvo se acostumbró a trabajar sin mirar el reloj. «Siempre trabajé de 12 a 14 horas al día y lo sigo haciendo, pero ahora trabajo para mí», sentencia. Me enseña su hospital de plantas, donde recuperan las que hay por la finca y necesitan cuidados especiales. «Este es un proyecto en el que es clave la sostenibilidad. Generamos nuestro propio compost, que es el abono que empleamos. Todo es fresco, ni compramos productos de quinta gama ni congelados, porque va en la línea de concepto de hogar que te decía al principio», comenta en la cafetería del complejo. Explica que el 80 % de la actividad que desarrollan es diurna, al margen de bodas y eventos nocturnos, y que la cocina abre 13 horas seguidas, desde la mañana hasta las diez de la noche, porque no dan cenas. «Somos una finca lúdica, ideal para niños y pet friendly. Creamos los Momentos Makkan para que la gente pueda venir a disfrutar de tardeos en la piscina, cocidos con baile, o saraos varios. El domingo [por hoy] tenemos un mercado de verano Makkan desde las 12.00 hasta las 20.00 horas. Hay productos de artesanía, ropa vintage y complementos, gastronomía y la sesión vermú», avanza. Dice que le queda poco tiempo libre y suele ser en invierno o algún domingo. «Entonces practico enduro, moto de montaña, me libera la mente», afirma. Le sirve para pensar y seguir creciendo. Es ambicioso.