Por qué la envejecida A Coruña debería poner los ojos en Benidorm

VIVIR A CORUÑA

Imagen de la playa de Riazor
Imagen de la playa de Riazor CESAR QUIAN

La ciudad herculina tiene más mayores que nunca y varias zonas que suspenden en accesibilidad. Dos expertas señalan los puntos negros, pero son optimistas: «La plaza de España es magnífica para ellos»

03 jul 2023 . Actualizado a las 11:50 h.

Más que para cantar El baile de los pajaritos y estar en manga corta en febrero, muchos mayores pasan largas temporadas en Benidorm porque se sienten libres. Libres y seguros. La ciudad alicantina ha presentado un plan para convertirse en la más accesible de España y una de sus playas ya es la segunda con sello de accesibilidad en nuestro país. En A Coruña, uno de cada cuatro habitantes tiene más de 65 años, un récord nunca visto que obliga a las autoridades a trabajar para mejorar la vida de este sesgo de población. Pero, ¿es A Coruña una ciudad ideal para los mayores? Dos expertas lo aclaran.

Pilar Marante es terapeuta ocupacional y gerontóloga, y pone el ojo en el Levante para explicar que, en verano, es un lugar referente en el terreno que domina. «A veces comparo mucho A Coruña con Benidorm porque tienen larguísimos paseos, perfectos para la la población envejecida, pero también porque sus playas urbanas, que son las que suelen frecuentar los mayores, ahora son muy accesibles para ellos; en A Coruña al menos esto ocurre con Riazor». Califica este arenal de «casi perfecto», con sus rampas y fácil acceso al agua. «En Benidorm van un paso más allá. En el mar tienen barandillas para la gente que lo necesita, está genial». 

Una vez arranca, Marante no para. Y siempre confronta algo que está bien con aquello que se puede mejorar: «La plaza de España es magnífica para estos ciudadanos porque tiene mucha zona verde con un montón de bancos que se extienden hasta la zona del cementerio de San Amaro, que es un lugar muy frecuentado por los mayores». Sin embargo, en esta misma zona, el paso de peatones de la plaza de As Atochas puede resultar peligroso. «Está delante de la salida del túnel de María Pita y los coches pasan rapidísimo, muchos mayores se ponen nerviosos al cruzar porque van muy despacio».

Esta queja, según cuenta esta gerontóloga, sumada a la de la duración de los semáforos, es recurrente entre la población envejecida. «Pienso en los pasos que hay en la parte alta de la calle Hospital, que no tienen semáforo. Esta es una zona muy envejecida y los pasos están dispuestos de tal forma que a veces a los coches les cuesta ver a los peatones. A esto hay que añadirle que, cuando el sol está bajo, quita mucha visibilidad, por lo que los mayores van bastante inseguros».

Para Fabiola Valadao es fundamental que se mejoren los tiempos programados para los semáforos. Esta fisioterapeuta de Afaco —Asociación de Familiares de enfermos de Alzheimer— considera que, por ejemplo, «el semáforo del paso de peatones que hay entre el Barrio de las Flores y Matogrande dura poco para la longitud del tramo, por lo que muchos mayores esperan a que vuelva a ponerse verde en el medio del carril doble. Es un riesgo que se queden en medio de dos vías». 

La falta de tiempo y la impaciencia juegan malas pasadas a muchos mayores en el autobús. «Conozco hasta caídas, porque no les da tiempo a subir o bajar en algunas paradas, donde los vehículos estacionan solo unos segundos». Y del autobús al coche, pues algunos párkings también suspenden a la hora de falicitarles la tarea a los mayores. «Muchas veces no tienen ascensor, como en el caso de Los Cantones, y eso es un gran obstáculo para mayores y personas, en general, con problemas de movilidad».

Las escaleras mecánicas pueden parecer un avance en materia de accesibilidad, pero para parte de la población envejecida son un problema. «Es un elemento facilitador, pero las escaleras muchas veces van muy rápido y también pueden provocar tropiezos y que los mayores se caigan hacia atrás», añade Marante, que también lamenta que obstaculicen el paso de muchas personas los bolardos de algunas aceras y las terrazas que, desde la pandemia, llenan las calles de la ciudad.

Esta experta se queda, por lo menos, con que «las autoridades están haciendo una inversión importante por convertir A Coruña en una ciudad amigable con los mayores». Menciona una iniciativa de la OMS que promueve el envejecimiento saludable y activo, favoreciendo una cultura de inclusión compartida por personas de todas las edades y en la cual las ciudades reconocen esta diversidad y la respetan.