En la calle con más viviendas turísticas de A Coruña: «Hemos perdido la sensación de barrio»

VIVIR A CORUÑA

Imagen de la calle Orzán, la vía con más viviendas turísticas de A Coruña
Imagen de la calle Orzán, la vía con más viviendas turísticas de A Coruña Marcos Miguez

En la ciudad, más de la mitad de los alojamientos para viajeros ya son pisos de uso turístico. La mayoría se concentran en Pescadería, donde el bum de la hostelería no convence a los residentes de la zona

23 may 2024 . Actualizado a las 13:45 h.

Es la milla de oro herculina. No solo por tratarse del centro neurálgico de A Coruña, el punto estratégico para ver y dejarse ver, sino porque está libre de quebraderos de cabeza que padecen barrios cercanos y que esconden términos como gentrificación y turismofobia. El entorno de la plaza de Lugo no tiene registrada ninguna vivienda de uso turístico (VUT), convirtiéndose en la excepción a una regla cada vez más ancha y larga, pues la ciudad cuenta ya con 1.277 alojamientos de este tipo, que disponen de 6.312 plazas: el 55,7 % de la capacidad que tiene hoy A Coruña para acoger viajeros.

Según datos de la Asociación de Viviendas Turísticas de Galicia (Aviturga), la calle Orzán es el reverso de lo que ocurre en la plaza de Lugo, que en cuestión de turismo se ha quedado en el siglo XX. Esta arteria acumula el mayor número de viviendas de uso turístico de la ciudad (39) —la mayoría en edificios destinados por completo a este uso—, en una vía que mide algo menos de un kilómetro y medio. Le siguen la ronda de Outeiro, la calle Galera y la calle Real, pero es este punto de Pescadería el que se lleva la palma. Esta situación enfrenta a propietarios que aprovechan plataformas como Airbnb para engrosar sus arcas con unos vecinos que, como explica José Luis Méndez, no salen de una para meterse en otra.

Méndez es el presidente de la Asociación de Vecinos Ensenada do Orzán, y veterano de un barrio que, en sus palabras, lleva treinta años siendo «abandonado por las instituciones locales». Ruido y Orzán son dos conceptos indisociables para algunos residentes de la zona, que además ven en la contaminación acústica la causa de la deriva del Orzán en un complejo pensado para el turista. «Cuando llegaron los locales de fiesta nadie veló por nuestro derecho al descanso nocturno, y esto ha sido siempre así, independientemente de quién esté en el Ayuntamiento. El motor económico de esta ciudad es el ocio, te lo dicen tal cual y es algo que no va a cambiar». Ante este panorama, «muchas familias con hijos se han ido mudando porque no es agradable. Si a esto le sumas la cantidad de edificios en mal estado que hay en el barrio, es el caldo de cultivo perfecto para montar una vivienda de uso turístico».

«La última vez que miramos había 48 edificios en ruinas en la zona. La gente que tiene dinero aprovecha y los compra por dos duros, convirtiendo los pisos en este tipo de alojamientos. Así, el barrio se va quedando solo con turistas, gente con bajos ingresos o estudiantes, que son los que aceptan vivir en estas condiciones», indica Méndez, que con todo, le ve el lado bueno a la particular situación que vive la calle Orzán. «Si me preguntas qué quiero, te digo que a familias normales con hijos, pero no va a pasar; si me preguntas qué prefiero, la respuesta es viviendas de uso turístico si la alternativa es tener el barrio en ruinas». 

Con seis obras en curso pensadas para nuevas viviendas turísticas, esta zona se moldea pensando más en el viajero que en el residente del Orzán. Según explica el presidente de esta asociación de vecinos, «cada vez hay más bares, desde hace años es prácticamente el único tipo de negocios que abre en la zona», comenta, para añadir que hace unos meses cerró un pequeño supermercado cerca de su casa que fue sustituido por un local de hostelería con música en directo. «Está muy bien, pero nosotros nos vamos quedando sin servicios esenciales», apunta. Y lamenta, en síntesis, un malestar que extiende a casi todo el vecindario: «Estamos dejando de ser comunidad, no tenemos sensación de barrio».

Suele establecerse una correlación entre la llegada de viviendas de uso turístico a un barrio y la merma de oportunidades para instalarse en él, bien porque el parque inmobiliario se ha reducido, bien por la escalada de precios de los alquileres de la zona. Esto ha llevado al ejecutivo de Inés Rey a plantear medidas regulatorias similares a las que aplican otros municipios, como que los pisos turísticos solo puedan situarse en los bajos, primeras plantas de edificios y edificios completos, lo que más se observa en la calle Orzán. 

Desde Aviturga insisten en que «más del 75 % de viviendas de uso turístico de la ciudad se corresponden con propietarios que comercializan una única vivienda para completar su economía familiar. (...) No existen grandes corporaciones que gestionen parques de viviendas destinadas al turismo». Además, calculan que «el impacto de las viviendas de uso turístico en esta ciudad supera los 90 millones de euros».