Rosa Arroyo, experta en combatir pseudociencias: «Hay una serie de técnicas que rozan las sectas sanitarias que son muy perjudiciales»

VIVIR A CORUÑA

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Ferrol

La vicepresidenta segunda del Consejo General de Colegios de Médicos imparte este jueves, a las 19.30 horas, una conferencia sobre las pseudoterapias

21 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

A medida que la medicina avanza y se tecnifica, están apareciendo una serie de terapias alternativas que prometen la curación basándose en cimientos poco conocidos. Tratamientos que ganan su lugar en la esperanza de los pacientes, pero que pueden resultar más perjudiciales. Rosa Arroyo, vicepresidenta segunda del Consejo General de Colegios de Médicos y coordinadora del Observatorio OMC contra las Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias, aborda este asunto en el ciclo de conferencias Mes Escéptico 2024, organizado por la asociación Círculo Escéptico en la Domus. El evento, de entrada libre, dará comienzo a las 19:30 horas.

— Charlas como las de este jueves son fundamentales para desmontar a los pseudotratamientos 

— El observatorio trabaja desde el años 2017 para difundir información veraz a la ciudadanía. En esta charla voy a exponer cuales son los deberes deontológicos y estatuarios de los colegios de médicos. Y, por supuesto, vamos a hablar de las áreas más concretas de las seudociencias y los aspectos más dramáticos que pueden producir las pseudoterapias en dos ámbitos muy importantes como son el oncológico y la salud mental.

— ¿Por qué  estas alternativas ganan tantos adeptos entre los enfermos de cáncer?

A pesar de que estamos consiguiendo un nivel de calidad de vida alto y de supervivencia inédito, hay algunas personas que no toman sus decisiones teniendo en cuenta el pensamiento crítico y no exploran el mundo a través del método científico. Entonces, están confiando en personas que no son profesionales sanitarios o no tienen ni siquiera una titulación sanitaria. El 80 % de las pseudoterapias las ejecutan personas sin titulación sanitaria, es decir, son intrusos. 

— ¿A qué se debe?

La Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología hizo una encuesta sobre cuáles eran las pseudoterapias más buscadas o utilizadas por la población. Entre las razones iban desde que estas terapias les parecían inocuas —aunque no todo lo natural es inocuo—, hasta que consideraban que la sociedad se está medicalizando demasiado, o que los médicos tienen intereses con las empresas farmacéuticas. Estas pueden ser algunas de las explicaciones.

— ¿Qué tipo de personas pueden caer en ellas?

Aunque en términos generales puede parecer que la mayoría de nosotros estamos instalados en el lado de la ciencia, todos somos vulnerables. En un momento de enfermedad propia o de nuestra familia, podemos llegar a creer en esas seudoterapias. El pensamiento basado en creencias es mucho más rápido y fácil que el pensamiento científico.

— ¿Los médicos también deben hacer autocrítica sobre el avance de estas pseudoterapias?

A veces los médicos tenemos una tecnificación excesiva. Nos olvidamos de que hay una persona con todos sus determinantes de salud y su entorno psicosocial. Además, tenemos muy poco tiempo para ver a los pacientes porque hay una sobrecarga en los servicios asistenciales. Tenemos que hacer esa autocrítica. A veces nos enfocamos demasiado en una medicina técnica, en pruebas —que los propios pacientes demandan—, pero deberíamos centrarnos más en las personas, hablar más con los pacientes. 

— ¿Alguno de sus pacientes ha puesto su salud en manos de pseudoterapias?

—  Recuerdo haber tratado a una paciente que tenía un herpes corneal, y me dijo que seguiría viniendo a consulta, pero que tenía a una persona que le ponía las manos y en quien confiaba. Lo único que le dije fue que debía seguir viniendo para poder evaluar la evolución. También he tenido casos de enfermedades degenerativas, y cuando el paciente insinúa si hay algún sitio al que puedan ir, siempre les recomiendo que se pongan en contacto con asociaciones de pacientes. Realmente, si alguien te dice que «solo lo trata una persona», que «es un tratamiento oculto» o que «solo lo tiene un centro terapéutico»; no suele ser verdad. Siempre hay que consultar al personal sanitario, a las sociedades científicas o a las asociaciones de pacientes antes de tomar una decisión. Además, hay que explicarles que pueden buscar más testimonios sobre lo que deben o no deben hacer, pero siempre en fuentes acreditadas y con información veraz.

—  ¿La nutrición también se está viendo muy afectada por los tratamientos alternativos?

Sí, el aspecto de la nutrición está tomando mucho auge y llega a niveles peligrosos, como el acceso a medicamentos falsificados a través de Internet. Por ejemplo, los fármacos para adelgazar y también los anabolizantes, que son prácticamente drogas por su componente adictivo. Hace poco, murió un culturista que consumía estos medicamentos sin receta médica. 

— ¿En qué otras áreas afectan mayoritariamente las pseudoterapias?

—  Me preocupan mucho en la salud mental. En nuestra web tenemos mucha información sobre si un médico está colegiado y cuál es su especialidad. Además, publicamos los seminarios que organizamos. Hicimos uno específico para psicólogos y psiquiatras porque ahora mismo hay una serie de técnicas —yo misma he conocido algunas— que rozan las sectas sanitarias y que son muy perjudiciales, sobre todo si hay una patología grave.

— ¿Cómo se combate?

 El Consejo de Médicos y el Consejo de la Psicología, por ejemplo, hemos publicado un documento, disponible en la web del observatorio, para la regulación de las psicoterapias. No todo el mundo puede hacer psicoterapia; solo pueden hacerla personas cualificadas, formadas y con conocimientos suficientes.

— ¿El médico de familia siempre es un buen aliado?

— Un problema de ansiedad o malestar puede ser abordado inicialmente por el médico de familia, quien también puede derivarte a un profesional adecuado. No siempre te tiene que ir bien con el primer profesional, pero siempre será mejor que alguien sin conocimientos que te enrede con terapias que son puro charlatanismo.