En la mañana de ayer recogía en la Fundación Paideia, en A Coruña, el premio a la excelencia musical Mans Futuro. Por la tarde ya estaba en Oporto preparando el concierto de fin de curso, «que es a la vez recital y examen». Emilio Alonso Espasandín (A Coruña, 1989) está en la ciudad lusa cursando un máster de interpretación. Este clarinetista es uno de los 19 alumnos de los conservatorios superiores de Vigo y A Coruña que obtuvieron sobresaliente o matrícula de honor en el examen de fin de carrera y fueron invitados a participar en dicho premio. La presidenta de Paideia, Rosalía Mera, y el conselleiro de Educación, Xesús Vázquez, entregaron el galardón a los otros premiados en esta sexta edición: Álvaro Blanco (piano), Antonio Romero (contrabajo), Martín Naveira (trompa) e Iria Rodríguez (canto).
-¿Qué supone este premio?
-Es especial porque es como la finalización de los estudios superiores. Se agradece, porque hay que trabajar mucho en este mundillo.
-¿Desde cuando toca?
-Empecé en el conservatorio de Lugo, a los siete años, con Jesús López, que es el profesor con el que más años estuve.
-Ya tocó con la Filharmonía.
-Sí, y con la Orquesta Joven de la Sinfónica, con la Gaos y espero hacerlo con la OSG. En Galicia hay dos orquestas diferentes en cuanto a programación, pero de gran calidad. Es un honor tocar con ellas.
-¿Generan más músicos?
-Sí, sin duda. Antes de estas orquestas la música en Galicia, y en España, era muy diferente. Acabo de estar en Venezuela y en Serbia, donde participé en un concurso internacional de clarinete en el que quedé finalista. Había gente muy buena, dos españoles que ni conocía y profesores fuera de serie. Para ganar un puesto en una orquesta tienes que ser muy bueno y hacerlo bien el día de la prueba. Ser el mejor del mundo en tu casa no sirve de nada, hay que salir fuera.