Excompañeros, árbitros y rivales describen a un futbolista limpio y ejemplar
02 mar 2012 . Actualizado a las 21:08 h.La injusta amarilla que Valerón recibió el pasado sábado, la primera en las siete últimas temporadas, pone de manifiesto la personalidad del ídolo deportivista. Convertido en el paradigma del jugador creativo, imprescindible para acercarse con peligro a la portería rival, el canario reescribe la definición del futbolista generoso. Ya no es aquel que sacrifica hasta la última gota de sudor, sino el que, como El Flaco, genera el fútbol que diferencia a un equipo ganador de otro perdedor. Una imagen vale más que mil palabras: al término del partido un buen puñado de futbolistas visitantes se acercaron al banquillo a dar la mano a Valerón. Esta es la aproximación que Donato, Mikel Alonso y el exárbitro Mejuto González hacen de su personalidad sobre el césped.
misión
«Su fuerte nunca fue defender, pero vale la pena el sacrificio de los otros diez»
«No hay tontos en el futbol», asegura Donato. «Hay jugadores que su función era más buscar alternativas para el equipo y Valerón nunca fue un jugador fuerte defensivamente. Está más para buscar los ataques. Como él, también había jugadores como Romario que tenían la función de atacar y marcaban las diferencias», recuerda el exjugador del Dépor, quien no se acuerda de ninguna acción en la que El Flaco se emplease con dureza. «No robaba muchos balones. Los que jugábamos con él sabíamos que tenía que tener el balón. La función defensiva ya la practicábamos Mauro, Sergio o yo. Para mí Valerón es de ese tipo de jugadores que siempre merece la pena tener en el campo», señala.
DECISIVO
«Le decíamos: ?Nosotros defendemos por ti, pero queremos verte decidir el partido?»
El brasileño recuerda, medio en broma, medio en serio, que el mediapunta se ganaba el enfado de sus compañeros a la hora de defender determinadas situaciones. «A veces le teníamos que echar la bronca para que ayudase un poco, pero sabíamos de la importancia que tenía con el balón en los pies. Era un seguro de vida a la hora de generar ocasiones de gol. Le decíamos: ?Nosotros jugamos por ti, pero con balón queremos verte decidir el partido?. Merece la pena -agrega- tener un jugador así en el campo».
ADMIRADO
«Lo quieren todos: sus compañeros, el equipo contrario y el ente arbitral»
El exárbitro Mejuto González, que entre otros partidos del equipo coruñés pitó el centenariazo y el último partido de Liga que dirigió fue un Athletic-Dépor con Valerón sobre el campo, señala al canario como «uno de los ejemplos de caballerosidad del fútbol español». «Creo que lo quieren todos, los compañeros, el equipo contrario y el ente arbitral. Era muy difícil que hiciese algo fuera del fair play. Siempre respetaba al contrario y todas las decisiones que se pudiesen tomar. Al margen de ser un gran jugador, se convierte en un ejemplo para la gente joven», afirma.
ayuda
«Es un jugador al que puedes dejar que se acerque a ti, porque te ayuda a reflexionar»
«Todos los recuerdos que guardo de él son positivos, con cariño y fruto de dialogar con él. Sabes que es un jugador que puedes dejar que se acerque a ti, porque si te hace alguna observación, es que hay algo que escuchar y puede ayudarte en tu labor, porque te hace reflexionar», explica Mejuto, quien no recuerda haberle amonestado nunca: «No recuerdo haberle enseñado ninguna. Pero son simples anécdotas, lo que sirve es la persona y Valerón es un diez».
ejemplar
«Tiene un comportamiento sin tacha, pero siempre compitiendo a tope»
El mediocentro Mikel Alonso, quien se enfrentó a Valerón en las filas de la Real Sociedad y del Tenerife, recuerda al deportivista como un rival «muy difícil, porque es muy listo». «Hace muy bien lo de enseñar el balón y, cuando vas a por él, te lo aparta y se va. El recuerdo que tengo es de un jugador elegante y deportivo, con un comportamiento sin tacha, pero siempre compitiendo a tope», señala el jugador vasco, que milita en el Charlton, de la Segunda B inglesa. «Me sorprende que en siete temporadas solo haya visto una tarjeta, porque alguna mano haces y alguna protesta se te escapa. ¿Si me dio alguna vez una patada? Más bien se la habré dado yo», apunta entre risas.