La importancia de comenzar con victorias
DEPORTES

Hay entrenadores y directores deportivos que, a la hora de confeccionar sus plantillas, esperan hasta el último momento para ver qué oportunidades ofrece el mercado. Otros prefieren tener a todos sus hombres cuando antes para que lleguen lo suficientemente compenetrados al comienzo de la competición y así firmar un buen inicio. Personalmente, tanto desde el punto de vista psicológico como técnico, soy de estos últimos.
El plan que presenta cada año Cristóbal Parralo lo veo acertado. Empezar muy bien es muy importante para el estado anímico de los jugadores. Sobre todo, para un equipo como el Racing, que en su estreno exhibe un conjunto con seis caras nuevas en su alineación.
Cuando un equipo se renueva mucho, tener esos buenos resultados pronto ayuda a que los jugadores crean en la propuesta del entrenador. Si los futbolistas no creen, el técnico está perdido. Por eso son tan importantes los números que Cristóbal firma en los inicios de temporada. Refuerzan su figura ante sus discípulos.
Empezar bien ayuda a disminuir mucho el tiempo de aprendizaje y, sobre todo, genera enorme autoconfianza en los futbolistas que, como decía, les va a ayudar a creer más en el entrenador.
Luego está el aspecto puramente matemático, que dice que todo lo que sumes pronto serán menos puntos que te quedan por hacer para el resto de temporada.
Unido a todo esto, me gustaría destacar algo que parece obvio pero que, a veces, no lo es tanto. Y es que, cuando hay varios triunfos, el jugador tiene pensamientos positivos que le generan una gran confianza y autoestima, mientras que en las derrotas aparecen pensamientos negativos que van a disminuir su rendimiento deportivo porque se siente inseguro e indeciso.
Eso se puede apreciar muchas veces, cuando un equipo encadena una serie de victorias, suele suceder que le entran goles que se mete el contrario en propia meta, con un hombro o de acciones inverosímiles. En cambio, cuando esta racha es negativa, pues fallan penaltis, jugadores solos ante la línea de gol, unos contra uno. El mejor ejemplo es el del poste. En medio de una tacada de victorias, un futbolista chuta, le da el balón en el palo y entra; si esa serie es de derrotas, el balón se va fuera. Y no es por mala suerte, es porque solo la intención con la que golpea no es la misma.
Por todo ello, pongo en valor los inicios ganadores y, en este caso, creo que la filosofía de Cristóbal es la correcta.