Carolina García, tras su desafortunado final en los Juegos de París: «Creo que nos merecíamos un poquito más, al menos para quedarnos contentas»

Pablo Penedo Vázquez
Pablo Penedo REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Carolina García y Sara Ouzande, en la lancha de la organización de los Juegos Olímpicos de París que las llevó a tierra tras su vuelco en la final B del K2 500
Carolina García y Sara Ouzande, en la lancha de la organización de los Juegos Olímpicos de París que las llevó a tierra tras su vuelco en la final B del K2 500 AFP7 vía Europa Press | EUROPAPRESS

La kayakista pontevedresa declara que les tocará asimilar la caída al agua en la final B del K2 500, que se suma al sinsabor de verse fuera del podio del K4

09 ago 2024 . Actualizado a las 17:17 h.

«No lo entiendo mucho». A su llegada a tierra, la pontevedresa Carolina García continuaba impactada por lo que acababa de vivir en la pista de Vaires-sur-Marne junto a su compañera, la asturiana con licencia gallega Sara Ouzande. Minutos después de verse ambas en el agua, volcado su kayak a punto de entrar en meta enfrascado en la lucha por el podio honorífico de la final B del K2 500 de los Juegos de París, Carolina empezaba el duelo que se les avecina a las dos palistas tras no poder completar su concurso en una prueba que veían como un premio, después de haberse quedado tres años antes fuera de la lista de Tokio por 1,37 segundos, y solo un día después del golpe de verse fuera del podio del K4 500 al que aspiraban con Teresa Portela y la extremeña Estefanía Fernández.

«Al final la regata estaba siendo buena. Parecía que íbamos ahí delante, el cambio lo aguantamos bien. Supongo que cuando vas al límite y pasa cualquier cosa e intentas evitarlo… Pues eso, el cuerpo está al límite, y al arriesgar tanto, esto puede pasar», acertó a decir la lerezana. Dentro de verse en la final de consolación, y no en la regata por las medallas, todo estaba yendo sobre ruedas antes del vuelco. Tanto es así, que Carolina García no lo duda al declarar: «Yo estoy contenta con el rendimiento del K2. Sabíamos que era muy difícil entrar en la final A, que el nivel era muy alto. Estábamos en la final B, con barcos que son muy buenos, que tienen mucho nivel, con medallas internacionales. Y bueno, pues ahora… muy fastidiadas».

A medida que su corta comparecencia ante la prensa avanzaba, a Sara y Carolina les costó cada vez más evitar que las lágrimas reflejasen su estado de ánimo. La asturiana fue la primera en no poder seguir hablando. Su compañera continuó apuntando el trabajo que les viene por delante: «Toca asimilarlo. Veníamos con unos objetivos, en el K4, con el de medalla, y ahora esto (el K2) era como un premio. Queríamos intentar hacerlo lo mejor posible y ahora nos pasa esto, que no hemos podido evitar». Un gaje de competición que sienten como un cruel castigo. «Creo que nos merecíamos un poquito más, al menos para quedarnos contentas. Y ahora que nos pase esto, es un poco duro», dijo Carolina antes de no poder proseguir.

Para ella, como para su compañera, empezaba el difícil proceso de comprender el éxito que para dos debutantes en unos Juegos supone conseguir un diploma olímpico en el barco rey del piragüismo, con un K4 montado de cero en el ciclo olímpico más corto de la historia moderna de los Juegos.