El CHUS alcanza su récord histórico de donaciones, que se dispararon un 40 %: «Hemos pasado de un donante en asistolia en el 2017, a 17»
DEZA
El área sumó 115 trasplantes en el 2024 y 44 personas que cedieron órganos
04 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.En el despacho del equipo de coordinación de trasplantes del Hospital Clínico de Santiago, un cartel pintado por un crío resume a la perfección el corazón de su filosofía: «Os órganos non nacen das árbores, doa». Ese es lema que acompaña a este grupo que dirige la doctora Carmen Rivero, que cuenta también con la médico Eva Sanmartín y con la enfermera Isabel Caulonga. Son solo tres personas, pero que han logrado cerrar el 2024 con cifras históricas. El área sanitaria de Santiago y Barbanza alcanzó su récord de donantes, con 44, un 40 % más que durante el curso anterior; y registró la segunda mejor cifra de trasplantes, llegando a los 115.
De los guarismos se extrae que, de las 44 donaciones, 37 fueron a partir de personas fallecidas. Las 7 restantes correspondieron con donaciones de riñones entre vivos. En cuanto al perfil de los que habían muerto previamente, la mayoría perecieron por hemorragia cerebral. La siguiente causa correspondió la encefalopatía anóxica tras parada cardiorrespiratoria; continuando con el traumatismo craneoencefálico por caída accidental. Hombres y mujeres suman prácticamente el 50 % de las donaciones, mientras que la edad media de todos ellos se situó cerca de los 64 años: el más longevo contaba con 87 y el menor, con 22. De los 37 donantes fallecidos, 20 fueron por muerte encefálica, mientras que 17 perecieron por parada cardiorrespiratoria. A estos se les conocen técnicamente como donantes en asistolia, tipología que se ha convertido en la única manera de ampliar la base de donantes, ya que las muertes por derrames cerebrales, generalmente ictus, han ido cayendo gracias a los avances farmacológicos y clínicos.
La tipología
El CHUS continúa realizando intercambios de órganos con otros centros hospitalarios con el objetivo de que el paciente reciba aquellos con las mejores indicaciones posibles. Gracias a esto, en los quirófanos del área sanitaria se llegaron realizar 115 trasplantes, siendo 54 de hígado y 61 de riñón.
De las operaciones hepáticas, dos fueron combinadas de hígado y riñón; mientras que de las 61 renales, siete se llevaron a cabo con injertos procedentes de donantes vivos. Las frías cifras, en realidad, esconden un mensaje que define ese espíritu del equipo de coordinación de trasplantes: no siempre es demasiado tarde para salvar una vida.
Carmen Rivero, coordinadora del equipo de trasplantes del área sanitaria de Santiago y Barbanza, se afana a diario en buscar posibles donantes. No lo tiene fácil, ya que se calcula que solo un 1 o 2 % de los candidatos cumplirán todos los requisitos necesarios para que sus órganos permitan alargar la vida de una tercera persona. «Esto es posible por la generosidad de los donantes y de las familias», confirma Rivero, que destaca el buen entendimiento con «todos los profesionales que trabajan en el hospital, que son también los que han permitido llegar a estas cifras de récord».
Explica que «la muerte encefálica cada vez se diagnóstica menos, y eso fue lo que nos hizo ver que la única vía de crecimiento era la donación por asistolia —por parada cardiorrespiratoria—, hemos pasado de un donante de este tipo en el 2017, primer año en que se puso en marcha, a los 17 que tuvimos en el 2024». Dice también que la gran mayoría de las familias, cerca de un 80 %, acceden, a pesar del momento de dolor que se cruza en el instante de dar el visto bueno a la donación: «Aún tenemos negativas, pero poco a poco, realizando formación e informando de todo el proceso, tanto en el ámbito sanitario como en el social, hemos conseguido que la sociedad sea más partidaria».
«Queremos trasladar nuestro reconocimiento y respeto a esas personas, porque con su altruismo y su valentía supieron ver que, en un momento tan difícil como es la muerte de un ser querido, podían transformar eso en una oportunidad de vida para otras personas», precisa Rivero, quien reconoce que, a pesar de que la edad media del donante es alta, los órganos cumplen con todos los parámetros necesarios.