Fernández de Sousa implicó a su esposa, a uno de sus hijos y a un hermano en los delitos que ahora serán juzgados
17 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.El auto del 11 de junio convierte al expresidente de la vieja Pescanova, Manuel Fernández, en el principal procesado por la quiebra de Pescanova, al ser el único que acumula nueve delitos por los que será juzgado: falseamiento de cuentas anuales, falseamiento de información económica, estafa para captar inversores, estafa a entidades financieras, falsedad en documento mercantil, insolvencia punible, alzamiento de bienes, uso de información relevante e impedimento de la actuación del organismo supervisor.
Junto a él, 18 personas físicas (además de 12 personas jurídicas) de su máxima confianza vinculadas a los órganos de dirección, se enfrentan también a peticiones de cárcel que juntas suman 133 años. Destacan los 12 años y medio solicitados para el exconsejero Alfonso Paz Andrade por los delitos de falseamiento de cuentas anuales, falseamiento de información económica y financiera, insolvencia punible y uso de información relevante. Pero, además, el proceso podría acabar con hasta cuatro miembros de la misma familia de Fernández de Sousa en la cárcel.
Lo peor, para su hijo
La peor parte se la lleva su hijo mayor, Pablo Javier Fernández Andrade, para quien el escrito fiscal pide 10 años y medio de condena por falseamiento de cuentas anuales, falseamiento de información económica y financiera, delito continuado de estafa y otro de insolvencia punible.
Su responsabilidad se deriva de los cargos que fue acaparando en el grupo, siempre bajo la tutela de su progenitor, hasta acabar sentado en el consejo en representación de tres sociedades de Pescanova SA (de la que también era director general de área): Sociedad Gallega de Importación y Exportación de Carbones, Inverpesca e Inverlema. Tenía además poderes de gestión en las filiales Frigodis y Frinova. «Es cierto que tales empresas era administradas directa o indirectamente por Manuel Fernández, pero este último admitió en su declaración que Pablo Javier Fernández Andrade podía ejercer su cargo con criterio propio», dice el auto.
A diez años de prisión se expone un hermano del expresidente, y consejero, Fernando Fernández de Sousa, en representación de ICS Holding LTD, Manuel Fernández administraba. Será procesado por falseamiento de información económica y financiera, falseamiento de cuentas anuales e insolvencia punible.
Alzamiento de bienes
Para la esposa del expresidente de Pescanova, María Rosario Andrade Detrell, la condena solicitada es de tres años por alzamiento de bienes o, alternativamente, por blanqueo. Dice el juez que solo seis días después de que el auto del 23 de abril del 2013 acordara la admisión a trámite de las querellas que dieron lugar a la causa que va a ser juzgada, Andrade Detrell «con el fin de situar fondos de su marido fuera del alcance de la jurisdicción española, y siguiendo sus instrucciones» abrió una cuenta en el banco Banif en Valença (Portugal) a nombre de la sociedad Quinta do Sobreiro, administrada por Sousa, que recibió un total de 4,5 millones.
Posteriormente, Andrade ordenó transferir 5,2 millones de esa cuenta portuguesa a una entidad de China, pero la operación fue bloqueada.
El grupo que hoy emplea a 11.000 personas vuelve a dar beneficios
El grupo Nueva Pescanova es hoy una multinacional gallega líder del sector especializada en la captura, cultivo, producción y comercialización de productos del mar que emplea a cerca de 11.000 personas y opera en 24 países de 4 continentes.
Esta es la carta de presentación de la compañía que, tras superar el concurso de acreedores y enderezar el rumbo bajo el control de la banca acreedora, afianza sus primeros resultados positivos y acomete inversiones, como la renovación de la flota (con el encargo de 7 pesqueros al astillero Armón), o la creación de un centro tecnológico de acuicultura (el Biomarine Center de O Grove).
Hace ya tiempo que no queda en todo su organigrama ni rastro de aquel equipo de gestión que en el plazo de seis meses se sentará en el banquillo, y los resultados acompañan.
Mejor de lo previsto
Cerró el 2017 con mejores resultados de los proyectados para el pasado ejercicio en el plan estratégico de la compañía (2016-2020). El grupo que preside Jacobo González Robatto ha conseguido dar beneficios por primera vez tras el rescate (en el 2016 todavía perdió 37 millones) y, además, cumple con el objetivo de incrementar sus ventas, con una facturación al cierre del 2017 de 1.081 millones de euros, un 2 % más que en el 2016 (1.060 millones). El plan estratégico en curso sitúa en el horizonte del 2020 la salida de los bancos (se han ido Bankia, Deutsche y HSBC), mediante venta de participaciones, salida a bolsa o ampliación de capital. Por ahora, Nueva Pescanova no está dispuesta a negociar su venta, aunque ya hay fondos posicionados para entrar.
El muro de contención no pudo con los 3.600 millones de deuda
De acuerdo con el informe judicial conocido la pasada semana, Pescanova presentaría unos fondos propios y un patrimonio neto negativo desde al menos el 2011, por lo que estaría en causa legal de disolución dos años antes de que todo estallara por los aires, el 28 de febrero del 2013, cuando a las 23.32 horas anunció a la CNMV su incapacidad para formular las cuentas del 21012, y avanzaba su inminente cocimiento a la Ley Concursal. En menos de un mes, las acciones se devaluaron un 60 % y la cotización se congeló. Arrancó así un largo proceso que sacó a la luz un patrimonio negativo de 1.487 millones de euros y una deuda financiera de 3.545 millones.
Tras dos años de negociación con los acreedores, solo una quita del 97,5 % permitió sacar al grupo Pescanova de la quiebra, eso sí, con los grandes bancos que perdonaron 2.000 millones de euros a cambio de tomar el control de la compañía. Así nació Nueva Pescanova, la sociedad que hoy ha enderezado el rumbo, y que ha diluido al accionariado de la vieja matriz quebrada por De Sousa al 1,6 % de su capital.