Nvidia sigue haciendo caja con la IA: gana 26.422 millones, pero asusta al mercado

José A. González MADRID / COLPISA

ECONOMÍA

Florence Lo | REUTERS

Los ingresos crecen más de un 50%, pero enciende las alertas con las previsiones para el próximo trimestre

28 ago 2025 . Actualizado a las 12:24 h.

En su segundo trimestre fiscal de 2025, la compañía presidida por Jensen Huang ganó 26.422 millones de dólares, un 59% más que hace un año. Ni las restricciones de venta a China ni los vaivenes políticos de Donald Trump logran empañar su posición de liderazgo en el mercado de la inteligencia artificial. Sin embargo, las previsiones para los próximos tres meses han encendido la luz de alarma en los inversores que castigan los títulos de la compañía en el mercado fuera de hora con una caídas superiores al 4% al conocer los números, aunque se ha moderado el recorte en los momentos posteriores.

Son ya diez trimestres consecutivos —desde que a finales de 2022 se produjo el búm de la IA generativa con la irrupción de ChatGPT— en los que Nvidia deslumbra con sus cifras. En esta ocasión, además, logra calmar el apetito inversor: el mercado esperaba que las cuentas de la compañía añadieran gasolina al motor de la IA, responsable en buena medida del rally de Wall Street y otros parqués internacionales. El consenso estimaba ganancias de entre 43.000 y 48.500 millones, y Nvidia cumplió: 46.743 millones. Eso sí, aunque las cifras continúan en miles de millones, el crecimiento anual muestra cierta desaceleración: en el primer trimestre fue del 69%, ahora baja a un 56%, pero aún así supera lo previsto por los analistas.

La cuenta de resultados confirma que la compañía sigue creciendo con fuerza, impulsada por la demanda de sus chips especializados en IA, fundamentales para el desarrollo e implementación de modelos como ChatGPT (OpenAI) o Gemini (Google). Sin los procesadores de Nvidia, los gigantes tecnológicos no podrían sostener sus proyectos. De hecho, fuentes del sector calculan que la mitad del gasto mundial en infraestructura de IA se destina a Nvidia. Los números de Nvidia llegan semanas después de que varios de sus clientes (Meta, Microsoft y Alphabet, entre otros) anunciaran inversiones cercanas a los 350.000 millones de dólares. Estos clientes actualmente compran los chips Blackwell de última generación que ha alcanzado unos ingresos en ventas de 27.000 millones.

Ganancias que se suman a su división de centros de datos —la más avanzada de la firma— y que continúa dando alegrías a la compañía, pero menos que en trimestres anteriores. Los ingresos aumentaron un 56% interanual, hasta alcanzar los 41.096 millones de dólares, con una importante desaceleración con respecto al año pasado y que le ha pasado factura en el mercado extendido en Wall Street.

La automoción también gana peso a medida que la industria acelera su digitalización y la adopción de sistemas basados en IA. Nvidia no solo alimenta los cerebros de modelos como Gemini o ChatGPT: también está detrás de las plataformas que darán forma a los coches autónomos del futuro. Los ingresos de esta división crecen hasta un 69% en comparación con el año anterior y alcanzan los 586 millones de dólares.

Sin embargo, las cuentas de Nvidia han despertado la luz de alerta en los inversores. Las previsiones para los próximos meses no ha gustado al mercado porque se quedan por debajo de los más optimistas.

Nvidia espera ingresar en ese período 54.000 millones de dólares, cuando algunas firmas habían llegado a pronosticar 60.000 millones de dólares. El grupo, no obstante, excluyó de sus cálculos los ingresos por centros de datos de China. «En nuestras previsiones, no hemos previsto envíos del chip H20 a China», dijo este miércoles la empresa en un comunicado.

Los problemas geopolíticos

Pero los miles de millones ganados no fueron lo único que atrajo la atención de los inversores. Las referencias a China tuvieron, si cabe, más protagonismo. La política comercial de Estados Unidos contra Pekín ya había dejado un mordisco significativo en las cuentas de Nvidia a comienzos de año.

El Gobierno estadounidense prohibió a sus empresas vender alta tecnología a China para frenar su avance en inteligencia artificial. Esto obligó a Nvidia a lanzar un producto alternativo, el chip H20, mucho menos potente y poco útil para grandes modelos de lenguaje. Una solución temporal que también fue vetada poco después por la Administración. En abril, la compañía comunicó al regulador que esta decisión supondría un impacto de 5.000 millones de euros y una pérdida bursátil superior a 150.000 millones de dólares. Meses más tarde, Washington suavizó la medida y permitió las ventas a cambio de un 15% de las ganancias tras una reunión cara a cara con Huang en la Casa Blanca. A pesar de este encuentro, Nvidia asegura que no vendió ningún H20 a China pero sí ha señalado que se benefició de la liberación de un inventario de H20 por valor de 180 millones de dólares a un cliente fuera del gigante asiático.

A pesar de esta licencia gubernamental, el dominio en el mercado chino se tambalea por la respuesta de Pekín. El Gobierno de Xi Jinping ha instado a sus grandes tecnológicas a evitar la compra de productos de Nvidia como represalia a las restricciones de Washington. «No les vendemos nuestros mejores productos, ni los segundos mejores, ni siquiera los terceros», declaró hace unos días el secretario de Comercio estadounidense en referencia a la exportación de chips. Unas palabras que incomodaron a Pekín y que han llevado a sus empresas a replantearse proveedores y cerrar acuerdos con fabricantes locales.

Las consecuencias ya empiezan a notarse: el diseñador chino de chips de IA Cambricon anunció hoy beneficios récord en plena ola de demanda de semiconductores nacionales. Y DeepSeek, la empresa china de IA que desarrolla modelos de lenguaje de código abierto y altamente eficientes, aseguró que su último modelo está diseñado específicamente para funcionar con semiconductores locales, un desafío directo al dominio de Nvidia.