Así vieron el debate los articulistas de La Voz

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Los analistas muestran su escepticismo ante la importancia de la cita de anoche, convertida en puro «trámite» o «teatro previsible» y reiterativo, en la que nadie brilló

05 nov 2019 . Actualizado a las 10:43 h.

Con unanimidad, todos los articulistas de La Voz que en las últimas horas escrutaron el bronco debate a cinco de anoche, subrayan la escasa «utilidad pedagógica» de una cita llamada a ser clave para 6,5 millones de indecisos pero que, según su opinión, tan solo se redujo a «mucha cara y pocas ideas», en palabras de César Casal, o a un «fracaso ya inexorable desde que TVE decidió teatralizarlo», según defiende un «decepcionado» Barreiro Rivas. A continuación repasamos los distintos artículos:

Roberto L. Blanco Valdés pone el foco en la «lucha sin cuartel de todos contra todos» en la que se tradujo el debate, una velada que a la postre dio como resultado, al igual que «el grupo sanguíneo, cero negativo».

Xosé Luís Barreiro Rivas recupera una frase de Fedro, quien escribió sus fábulas en tiempos de Calígula, Claudio y Nerón, a modo de titular del debate: «Cuando los fuertes no están de acuerdo, deciden los débiles».

Fernando Salgado también insiste en lo poco resolutivo que fue el espectáculo de anoche -«una película vieja, ya vista y de serie B»- «porque nadie ha respondido a la pregunta clave: ¿cómo salimos del bloqueo?»

Sofía Vázquez centra su opinión en los previsibles y manidos argumentos de los aspirantes, quienes «obviaron cualquier tipo de pacto sobre asuntos de sentido común. Son esas cuestiones que caen de cajón, en las que hay unanimidad de opinión se viva en Sevilla, Cartagena, Madrid, Toledo, Murcia, Bilbao, Alicante, Jaén, Lérida, Navarra o Santiago de Compostela».

César Casal, por su parte, recogió el guante de la crítica lanzada anoche por una de las moderadoras y conductoras de TVE, Ana Blanco, al constatar la ausencia de mujeres entre los aspirantes a presidente: «Hablarán de paridad pero no es una foto de igualdad».

Tomás García Morán recordó la frase pronunciada hace un mes por Felipe González en A Toxa -«Comparados con algunos, Rajoy y yo somos Churchill»- para subrayar cómo «nunca tantos contendientes en un debate sumaron tan poco».

Cristina Porteiro destaca, por su parte, cómo los candidatos tardaron hasta 58 minutos de debate en reparar en un tema clave para Galicia como es Europa. «A la fuerza y con calzador, tuvieron que poner sobre la mesa pinceladas, predecibles y superfluas, de asuntos que nos interesan más allá de los Pirineos. Hablando, eso sí, de Bruselas como si fuera un ente ajeno a nuestros asuntos diarios», subraya.

Francisco Espiñeira enumera dos conclusiones del debate del 4N. «La primera es por qué le llaman debate cuando quieren decir monólogos sucesivos con algún chascarrillo. La segunda es que los cinco aspirantes a presidir el Gobierno después del 10N salieron con la máxima de no perder en una hora lo que llevan toda la campaña -desde la moción de censura- peleando».

Ernesto S. Pombo reduce de nuevo la importancia del debate -en sus palabras «un trámite» que había que cumplir-, «que debería de tener otro formato y ser regularizado por ley». El analista destaca, sin embargo, el 4N como «un hito importante en nuestras vidas. El de tener que superar, por primera vez, la angustia de ver y escuchar entre los presidenciables a la ultraderecha, crecida y eufórica como está, aprovechándose de los preceptos de una democracia en la que no cree y a la que detesta».