El galleguismo transversal: tres diputados del PSdeG votaron por Albor, de Alianza Popular
ELECCIONES GALLEGAS 18F
Aunque no compartían su programa político, los independientes Carlos Casares, Ramón Piñeiro y Benxamín Casal apostaron por dotar «da maior autoridade política» a la presidencia de la Xunta
03 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La polarización que vive la política actual se agazapaba durante la transición en los grupos más radicalizados y minoritarios, tanto en la izquierda como en la derecha, que se situaban extramuros del consenso político. La sesión de investidura de Gerardo Fernández Albor, candidato de Alianza Popular, fue una buena muestra de la geometría variable en los partidos políticos y de la independencia de criterio de los diputados, al margen de si iban en una lista u otra, o de la disciplina de grupo, que ahora se lleva tan a rajatabla. Era una democracia en construcción, y, mientras Albor preparaba su discurso de investidura, el recién elegido presidente del Parlamento, Antonio Rosón —votado por una amplia mayoría por su entrega como primer presidente de la Xunta preautonómica—, se quejaba de que en el pazo de Xelmírez ni siquiera tenía un despacho para sentarse, y se planteaba como objetivo encontrar un edificio más cómodo para los diputados, «aínda que sexa privado». La carestía se reflejaba en una imagen cotidiana: los diputados debían ir al Hostal dos Reis Católicos a hacer sus necesidades. Finalmente, Rosón no pudo asistir a la votación de la investidura, al ser ingresado por una insuficiencia respiratoria.
Albor lograría ser presidente con los 26 votos de su partido, 24 de UCD y el apoyo de tres parlamentarios independientes galleguistas que fueron en las listas del PSdeG: Carlos Casares, Ramón Piñeiro —el gran teórico de que había que impregnar de galleguismo a los partidos estatales— y Benxamín Casal. El cuarto galleguista independiente, Alfredo Conde, se abstuvo. Cuando el secretario de la Mesa del Congreso, Pablo González Mariñas, procedió a leer el nombre de los diputados integrantes de los grupos parlamentarios que se acababan de formar, a la hora de referir la lista del Grupo Socialistas de Galicia, hizo un aparte para referirse a estos diputados como «galeguistas independentes». En pro precisamente de ese galleguismo inclusivo que predicaba Piñeiro, se justificaron unos votos que en aquella época muy pocos discutieron, pero que más adelante podrían ser vistos como transfuguismo. Aunque tenían serias reservas hacia el programa, como reconocieron Carlos Casares y también Ramón Piñeiro en los tiempos de intervención que les dejaron los socialistas. «Nós consideramos un deber galeguista facer que a presidencia da Xunta, sexa quen sexa o candidato, apareza dotada da maior autoridade política». Su apoyo se reducía a ese objetivo «e non implica ningunha vinculación co programa».
En la orilla nacionalista, Camilo Nogueira, de Esquerda Galega, dudaba del galleguismo de Albor. Pero sobre todo dudaba de un candidato de AP, un partido abiertamente antiautonomista en el resto de España. «Cre, como Castelao, en frase afortunada que onte pronunciou, que son os galegos os únicos capaces de darlle luz á súa noite, pan ás súas demandas e dignidade á súa vida?», le preguntó a Albor el parlamentario nacionalista.