Cifuentes no logra cerrar la crisis y da argumentos a la oposición a 48 horas de la convención del PP
ESPAÑA
Ciudadanos se ve en la encrucijada de dar el Gobierno al PSOE o sostener a una política todavía bajo sospecha
05 abr 2018 . Actualizado a las 11:53 h.Después de las informaciones publicadas, a Cristina Cifuentes solo le quedaba una bala para despejar definitivamente las sospechas de que obtuvo su máster de forma irregular: presentar el trabajo de fin de curso con el que presuntamente consumó sus estudios de posgrado.
Que se hubiera guardado la exhibición de ese documento para dar un golpe de efecto final en el debate era la última esperanza del PP para superar una crisis que llega en el peor momento para los populares, a 48 horas de su convención nacional. Pero Cifuentes no enseñó ese trabajo ni aportó en realidad nada nuevo que la ayude en este embrollo. Aunque en el PP aseguran que estuvo convincente y sólida, la crisis dista mucho de estar cerrada y sus consecuencias van más allá de la situación personal de Cifuentes.
¿Puede aguantar Cristina Cifuentes como presidenta madrileña?
Esa es, desde luego, su intención. Ha sido sondeada extraoficialmente por emisarios de Rajoy sobre sus intenciones y ha dejado claro que piensa resistir. Las escasas declaraciones que ha hecho el presidente del Gobierno sobre este asunto evidencian que va a seguir su estrategia habitual cuando algún dirigente de su partido se ve en apuros. Dejar que sea el propio afectado el que se encargue de demostrar su inocencia. No decir una sola palabra en su contra, pero tampoco involucrarse demasiado en su defensa. Y si este no consigue refutar fehacientemente las acusaciones, llevarlo hasta la dimisión con su silencio, sin tener que intervenir para destituirlo.
¿Qué diferencias hay con casos anteriores?
Los precedentes sobre el comportamiento de Rajoy en casos similares ocurridos en el PP son los de Francisco Camps, José Manuel Soria y hasta el de Rita Barberá, en cuya defensa se involucró más, aunque todos ellos acabaron apartándose del cargo sin que el líder lo requiriera públicamente. El problema para Cifuentes es que los tres anteriores eran amigos personales de Mariano Rajoy, cosa que no ocurre en su caso, dado que su relación es realmente muy escasa.
¿Cómo afecta esta situación a Ciudadanos?
La más que comprometida situación de Cifuentes no solo es un problema grave para el PP, sino que genera todo un seísmo político a menos de un año de las elecciones autonómicas. La intervención de Ciudadanos en el debate de ayer dejó claro que el partido de Albert Rivera no se encuentra cómodo. La propuesta de crear una comisión para investigar el caso era una estrategia para tratar de ganar tiempo y salvar la situación sin tener que apoyar una moción de censura. A Ciudadanos no le conviene en absoluto aparecer ahora como el partido que da un Gobierno autonómico al PSOE, y mucho menos haciéndolo en compañía de Podemos. Algo que sería utilizado por el PP para darle la vuelta a la situación y advertir al sector de su electorado que piensa fugarse al partido naranja que su voto puede servir para dar Gobiernos a los socialistas y a Podemos.
¿Qué soluciones puede haber a esta crisis?
La primera, poco probable, es que Cifuentes se enroque, dé por cerrada la crisis con sus explicaciones de ayer y se mantenga en el cargo sin que la oposición sea capaz de ponerla en más aprietos. La opción preferida por Ciudadanos, sin embargo, sería una solución a la murciana, es decir, la misma que se dio en el caso del expresidente popular de la región de Murcia Pedro Antonio Sánchez, forzado a dimitir para ser sustituido por un candidato de su propio partido, sin necesidad de que se presentara una moción de censura. El problema es que Madrid no es Murcia. Y también que en la Asamblea de Madrid el PP no tiene ahora mismo otro líder con peso suficiente para asumir la presidencia.
¿Cuál es la estrategia del PSOE en esta crisis?
La crisis le llega en el mejor momento al PSOE, que ve la oportunidad no solo de poner en serios aprietos a Cifuentes, cuestionando así a la supuesta regeneración del PP, sino de forzar a Ciudadanos a elegir entre otorgarle el Gobierno de Madrid o sostener con sus votos a una presidenta bajo sospecha. La estrategia del PSOE en Madrid estará por ello supeditada a los intereses políticos de Pedro Sánchez, que a través de la moción de censura encuentra una forma de tomar la iniciativa para debilitar al PP y también poner en aprietos a Ciudadanos, paliando así el lastre de no tener presencia en el Congreso al no ser diputado.
¿Hay fuego amigo del PP en las acusaciones contra Cristina Cifuentes?
En el entorno de Cifuentes están convencidos de que es así. La propia presidenta madrileña lo ha insinuado al asegurar que hay una cacería contra ella por haberse presentado como un baluarte contra la corrupción. La insistencia de Cifuentes en centrar su discurso en esta cuestión le ha generado muchos enemigos en amplios sectores de un partido que se encuentra inmerso en numerosos juicios por casos de corrupción y al que no le conviene en absoluto que el debate político gire en torno a esta materia. Las principales sospechas de Cifuentes se centran sin embargo en el entorno de Ignacio González, su predecesor como presidente de la Comunidad de Madrid, imputado por corrupción, que disponía, y dispone, de información y contactos suficientes como para ponerla en apuros, y en el ex secretario general del PP de Madrid Francisco Granados, enemigo de González y también imputado en el caso Púnica, que ya lanzó delante del juez sospechas sobre un estrecho vínculo, incluso sentimental, entre Ignacio González y Cristina Cifuentes.
La presidenta se cae de la carrera por la sucesión
Sobreviva o no a esta crisis, Cristina Cifuentes, que para muchos era una opción, parece definitivamente excluida de la carrera por la sucesión de Mariano Rajoy en el PP, suponiendo que esa carrera estuviera abierta. Resulta imposible que la candidata popular en el 2020, si no hay un adelanto electoral, sea una dirigente tan cuestionada. Los posibles candidatos se reducen por tanto, y de momento, a tres: Alberto Núñez Feijoo, Soraya Sáenz de Santamaría y Ana Pastor. Aunque el primero en la lista sigue siendo Rajoy.