Susana Díaz, el desafío de prolongar 40 años de mandato socialista

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo BAreño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Susana Díaz perdió las primarias con Sánchez
Susana Díaz perdió las primarias con Sánchez EFE

Apareció como un ciclón en la política española en el 2013 y todo hacía prever que era el futuro de un PSOE acartonado que había tocado fondo con el ocaso de Alfredo Pérez Rubalcaba

02 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Apareció como un ciclón en la política española en el año 2013 y todo hacía prever que Susana Díaz (Sevilla 1974) era el futuro de un PSOE acartonado que había tocado fondo con el ocaso de Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero Susana dudó. Y, tras encumbrar a Pedro Sánchez a la secretaría general de los socialistas para que le guardara el sitio hasta que llegara su hora, acabó devorada por la ambición de su protegido, que la derrotó en las primarias del 2017. La hija del fontanero del Ayuntamiento de Sevilla, nacida en el barrio de Triana, fiel seguidora del Betis, del torero Morante de la Puebla y antigua catequista en la parroquia sevillana de Nuestra Señora de la O, regresó entonces a sus cuarteles andaluces, en donde hizo toda su carrera. Por encima de todo, Díaz es una mujer de aparato.

Nunca trabajó en nada que no fuera el partido. De la parroquia pasó a las Juventudes Socialistas, donde labró su virtud más reconocida: tejer apoyos para hacerse con el poder. Fue mala estudiante de Derecho, pero en el PSOE andaluz sacó matrícula. «O estás conmigo o contra mí». Esa fue siempre su máxima.

Acosado por el caso ERE, Griñán vio en esta mujer de verbo encendido el futuro del socialismo andaluz. Su gran mérito es haber gobernado cinco años sin verse salpicada por el escándalo que la llevó al poder. Su reto es ahora prolongar la insólita marca de un partido que lleva 40 años seguidos gobernando Andalucía.

Con un discurso del socialismo clásico y defensora a ultranza de la unidad de España, en el 2015, tras ganar sin mayoría suficiente, logró pactar in extremis con Ciudadanos y evitar así quedar en manos de Podemos, partido del que siempre ha desconfiado. Después de hoy, todo indica que tendrá difícil repetir ese acuerdo con el partido naranja y que, si quiere gobernar, tendrá que hacerlo con permiso de Adelante Andalucía, la marca andaluza de Podemos.