La suspensión de la inversión en El Prat intoxica la mesa de diálogo sobre Cataluña

Cristian Reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, en una imagen de archivo.
El presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, en una imagen de archivo. Enric Fontcuberta | Efe

Aragonès asegura que posponer las obras cinco años es un modo de presión

10 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El anuncio del Gobierno central de que suspende la inversión de 1.700 millones en el aeropuerto de El Prat en Barcelona ha provocado otra crisis entre el Ejecutivo central y el catalán a una semana de que las dos Administraciones se vean en la mesa de diálogo. Ambos intentaron ayer aislar el foro de la polémica. Pero en el laberinto catalán todo acaba relacionado. Sobre el aeropuerto hay además otras dos peleas internas, la que libran el PSOE y Unidas Podemos en Madrid y la de ERC y Junts en Barcelona.

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, compareció ayer muy indignado con el Gobierno de Pedro Sánchez. Lo acusó de no tener voluntad de diálogo, dijo haber perdido la confianza en la Administración central y en un tono muy agresivo afirmó que la suspensión de la inversión forma parte de una «maniobra de chantaje y presión» al Ejecutivo catalán para que acepte «con la pistola en el pecho» el proyecto propuesto por Aena.

Denunció que el proyecto se había aprobado a sabiendas de que lo tumbaría la Unión Europea porque contradice los objetivos de la Agenda 2030 de lucha contra el cambio climático. «Desarrollismo» puro y duro sin respetar el medio ambiente, según el presidente autonómico.

En cuanto a la mesa de diálogo, aseguró: «No renunciaré a defender la autodeterminación y la amnistía por el boicot del Gobierno español a la ampliación sostenible del aeropuerto», avisó. «La semana que viene no iremos a discutir de infraestructuras», advirtió.

En cualquier caso, descartó vincular la cuestión del aeropuerto del eventual apoyo de Esquerra a los Presupuestos Generales del Estado. El presidente catalán pidió tiempo, dijo que no renuncia a la inversión y que aún se puede llegar a un acuerdo para que se ejecute el proyecto, pero sin que salga afectada la zona protegida de los humedales del delta del Llobregat. 

División en los Gobiernos

El Gobierno de Sánchez también cree que hay darle una «oportunidad» a la mesa de diálogo, según expresó el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. Eso sí, el Ejecutivo advirtió de que la inversión solo podría recuperarse dentro de cinco años, cuando Aena diseñe un nuevo plan de infraestructuras. El Gobierno se mostró muy crítico con Aragonès, a quien responsabilizó de la cancelación por sus críticas al acuerdo alcanzado por su vicepresidente, Jordi Puigneró, con el Ministerio de Transportes.

Según la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, la suspensión estuvo motivada por las declaraciones de Aragonès, pero la gota que colmó el vaso fue el llamamiento de ERC a manifestarse contra la ampliación. «No nos podemos permitir más chiquilladas», señaló Sánchez. La ministra incidió en que una infraestructura de ese tipo no se puede acometer con un Gobierno dividido.

Aragonès negó la división, pero Puigneró (Junts) la admitió y su partido reclamó a Esquerra que deje de apoyar al Gobierno, y ya se oyen voces que llaman a salirse del Gobierno catalán.

Aragonès empleó el mismo dardo de la división. La visita de la vicepresidenta Yolanda Díaz a la zona del aeropuerto, junto a los alcaldes de Barcelona y El Prat, ambos de los comunes, le sirvió de arma. Díaz celebró y se felicitó de que se haya paralizado el proyecto, y hasta presumió de haber trabajado en silencio para impedir la inversión. «No es día para celebrar nada», recriminó la ministra de Transportes a su vicepresidenta segunda.