Ultramar: hacia el fin de una era

Museo Naval

FERROL

La sala 9 aborda las últimas posesiones del Imperio español

19 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Hoy dedicamos nuestra crónica de cultura naval a la Sala 9 del Museo, que aborda las últimas posesiones del Imperio español en Ultramar. Como sabemos, la mayor parte de ellas se perdieron como consecuencia de las guerras de independencia libradas en estos territorios y de la Guerra Hispano-Estadounidente de 1898. Con el Tratado de París de diciembre de ese año, se puso punto y final a más de 400 años de presencia española en el continente americano y a más de tres siglos en Filipinas y otros archipiélagos del Pacífico. La sala contiene fondos referidos a las últimas relaciones con las posesiones de ultramar, Cuba, Filipinas y Carolinas, y otros sobre Guinea Ecuatorial, cuya independencia se produjo el 12 de octubre de 1968.

El siglo XIX, fue una etapa de gran convulsión política, económica y social. Sin embargo la Armada, aunque relegada justo en plena Revolución Industrial, recuperó la construcción naval y su asignación presupuestaria gracias a la labor de dos ministros de Marina: Francisco Armero y Mariano Roca de Togores, marqués de Molíns (que da nombre en Ferrol al parque situado enfrente del Museo). En 1854, la Armada contaba con más de 50 barcos, entre los que se encontraban 25 vapores, desarrollados con los avances de la 1ª Revolución Industrial en ingeniería naval. No obstante, 30 años después, el estado de los efectivos volvería a requerir una nueva reforma, que se plasmó en la Ley de Escuadra de 12 de enero de 1887, donde se construyeron cruceros como el Infanta María Teresa o el Vizcaya, entre otros.

Los primeros conflictos en la Isla de Cuba llegaron antes de la incorporación de Isabel II al trono en 1843, con la regencia de Espartero, apremiados por la política expansionista estadounidense del momento. Se dieron actos insurrectos en torno a 1850, como las de Narciso López y conflictos transversales con Estados Unidos, por el apresamiento del vapor Virginius en 1873, hasta que se logra un inestable acuerdo de paz en 1878. No obstante, poco después empieza de nuevo el hostigamiento de las guerrillas de Maceo o Máximo Gómez, que acompañado del intervencionismo norteamericano y la explosión del USS Maine, desemboca en la guerra con las derrotas de Cavite y de Santiago de Cuba en 1898. La diferencia de fuerzas, en particular la capacidad artillera de los barcos, junto a la situación táctica-operacional de ambas fuerzas navales se puede intuir a la vista de las representaciones gráficas y modelos que sobre el combate se encuentran en esta Sala. El Almirante Cervera, tras haber cruzado todo el Atlántico, ni siquiera llegó a La Habana, se tuvo que refugiar y proveer en Santiago, donde no había carbón y fue necesario el apoyo militar en tierra.

Otro tanto sucedió en Filipinas, donde además se tenía que luchar contra la piratería de los indígenas joloanos y de Mindanao con sus características armas, hasta que el capitán Antonio de Urbitzondo y Eguía consiguió desembarcar en la isla de Joló para firmar un tratado de paz en 1851. También surgieron injerencias de países extranjeros que tenían intereses económicos en el archipiélago y que forzaron a la Armada a potenciar la vigilancia en la zona. Finalmente, en 1896 y después de conflictos continuos en la zona, se alzaron Emilio Aguinaldo y Andrés Bonifacio en pos de la independencia de Filipinas, hecho que se consumó en 1898. A este lado del globo también, sin apenas apoyo logístico y unas fuerzas mucho más débiles que las estadounidenses, tanto en cantidad como capacidad de combate, la Sala muestra también los detalles de la escuadra del Almirante Montojo en el combate de Cavite, en la bahía de Manila. En cuanto al nuevo impulso colonialista que se estaba viviendo en toda Europa, esta vez, con el continente Africano como protagonista, la Armada ocupa la isla de Fernando Poo (actual Bioko) en 1858 e interviene paralelamente en los conflictos surgidos en las posesiones norteafricanas contra los ataques rifeños hasta su resolución en 1894. Algunos elementos de la cultura material procedente de Ultramar que se exponen son dos fanales decorativos de conchas, una caja de mantón de Manila, y un cayuco de madera guineana.

Ven al Museo Naval de Ferrol y te contamos más cosas (abierto de martes a viernes, de 9.30 a 13.30 horas; sábados, domingos y festivos, de 10.30 a 13.30 horas).