Los pisos de uso turístico, un quebradero de cabeza para las comunidades de vecinos: «La mayoría vota que no»
FERROL

Los propietarios esgrimen los ruidos o la inseguridad para vetar la explotación turística de viviendas del mismo edificio
22 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Las comunidades de vecinos, amparadas por la legislación, tienen la última palabra sobre el eventual uso turístico de los pisos. Aun así, este asunto genera quebraderos de cabeza entre los propietarios, que se reflejan en las reuniones. «Si conoces al dueño o es el heredero de alguien a quien tú tratabas, no es agradable decirle que no puede sacar un beneficio de su vivienda, pero hay que mirar por la mayoría», reconoce un vecino de Valdoviño, que prefiere ocultar su nombre para no identificar el inmueble. «Hay mucha gente jubilada y no quiere problemas, ni con unos ni con otros», concluye.
La abogada cedeiresa Adela Fernández Luaces, que se ocupa de la gestión de comunidades de propietarios, a las que asesora, además de asistir a las juntas de vecinos, lo corrobora: «Es una preocupación y en muchas convocatorias de reuniones incluimos ese tema en el orden del día a petición de la comunidad [...]. Hay personas entrando y saliendo todas las semanas, que suelen estar de vacaciones, y se pierde la tranquilidad, por muy educados que sean. Es lo que plantean».
Miedo a alquileres largos
La proliferación de viviendas de uso turístico (VUT) en las comarcas de Ferrolterra, Eume y Ortegal (unas 1.400 registradas), en especial en los municipios costeros, viene alentada por el creciente atractivo del norte como refugio climático y por la escasa oferta de plazas hoteleras en muchos concellos. Gonzalo Prego, administrador de fincas con oficina en Narón (Gesfincas Prego), apunta otro factor para explicar este fenómeno: «Todo el mundo prefiere alquilar de temporada porque los derechos del inquilino no son los mismos de un alquiler de larga duración. Ese es el problema real, el inquilino al que no hay forma de echar, si hay menores por medio o una situación de vulnerabilidad. Por eso en Ferrol mucha gente solo alquila a empresas, no a familias».
Sostiene que en poblaciones como Ares predomina «el alquiler de temporada tradicional, de quince días o un mes», frente a las estancias más cortas de las VUT. «Pero en Pontedeume, por el Camiño de Santiago, es al revés, y los portales están llenos de candados», señala. Prego se refiere a las cajas de seguridad que se instalan en portales donde existen VUT con un código de apertura para retirar la llave. En Pontedeume, con más de 90 inmuebles de este tipo regularizados y unos 200 operando, según estima el Concello, la Administración local ha anunciado una campaña informativa dirigida a las comunidades de propietarios.
Las quejas son frecuentes, según indica Dolores García, de Eume Inmobiliaria: «Tenemos inquilinos en edificios donde hay alguna vivienda de uso turístico y se quieren ir a otro sitio, por los problemas de convivencia que se están generando, la inseguridad, el ruido... Una persona que está de vacaciones lo mismo entra a las diez que a las tres de la mañana, y es difícil de compatibilizar esto con la gente de todo el año que está trabajando». Alerta de «un problema acuciante» con efectos perversos en los precios —«los alquileres están subiendo de forma insostenible en Pontedeume, se duplicaron en un año y los salarios apenas han crecido»— y consecuencias sociales nefastas —«hay gente mayor con pensiones de 1.200 o 1.300 euros que vivía en su ciudad y que no puede pagar el aumento del alquiler que le piden para renovar el contrato, y tiene que irse»—.
Un «no» mayoritario
Para quienes comparten portal con una VUT, la preocupación es constante. «En una reunión la mayoría votó que no (solo un par que no viven allí votaron que sí). Solamente tenemos un caso, alguien que heredó un piso y lo quiere explotar. A los vecinos les preocupa que se den las llaves del portal, que estén subiendo y bajando maletas... es gente mayor y no quiere complicaciones», relata José Manuel Vellón, presidente de la comunidad de un edificio de la plaza Roxa, en Cedeira.
En Marina Nova, en esta misma localidad, ocurrió algo similar. «Se sometió a votación la propuesta de una persona y por mayoría salió que no. No significa que sea perenne y no se pueda cambiar [...], en las reuniones suele haber poca gente y esta vez insistimos y acudieron bastantes, nos sorprendió», comenta Jose Manuel Vellón, el presidente de la comunidad. Explica que «hubo opiniones a favor y en contra», y que la mayoría arguye la seguridad, «porque no sabes quién se mete y cada fin de semana o casi cada día es alguien diferente».
¿Pueden tus vecinos limitar tu derecho de propiedad?
Esa es la pregunta que muchos se formulan: ¿Pueden tus vecinos limitar tu derecho de propiedad? «Hasta la entrada en vigor, el 3 de abril, de la Ley Orgánica 1/2025 de 2 de enero, cualquier propietario podía convertir su vivienda en un piso turístico, con el único requisito de obtener la licencia de la Xunta y pagar las tasas correspondientes. La nueva ley orgánica modifica la Ley de propiedad horizontal [...] y establece que se requerirá el voto favorable de las tres quintas partes del total de los propietarios que, a su vez, representen las tres quintas partes de las cuotas de participación», explica la abogada cedeiresa Adela Fernández Luaces.
«Esta misma mayoría se exigirá para el acuerdo por el que se establezcan cuotas especiales de gastos o un incremento en la participación de los gastos comunes de la vivienda donde se realice dicha actividad, siempre que no supongan un incremento superior al 20 %. Estos acuerdos no tendrán efectos retroactivos»», añade. Esto significa que «ningún propietario puede alquiler su vivienda con fines turísticos sin el respaldo previo de su comunidad». El interesado debe solicitar una reunión que incluya ese punto en el orden del día.
Este tipo de arrendamiento «queda condicionado y supeditado a que tus vecinos, que pueden ser amigos o enemigos, te autoricen», resume. Al no tener carácter retroactivo, «a los que tramitaron las autorizaciones con anterioridad a la entrada en vigor de la Ley no les afectaría». Precisa que la comunidad sí puede plantear «limitaciones o exigir un aumento de la cuota, llevando este tema a una junta y aprobándolo por la mayoría (citada). No pueden impedirle que desarrolle la actividad turística, pero sí imponerle condicionantes».