Jordi Cicely: «El infierno del TOC me impedía cruzar muchas calles o tomar ciertos yogures»

Patricia Hermida Torrente
Patricia Hermida FERROL / LA VOZ

FERROL

Jordi Cicely posa con su nuevo libro en uno de los murales de las Meninas de Canido, en Ferrol.
Jordi Cicely posa con su nuevo libro en uno de los murales de las Meninas de Canido, en Ferrol. Cicely

Este vecino de Ferrol narra en su última novela este trastorno obsesivo compulsivo y recuerda su gran experiencia en Londres, «donde pasé del horror del paro en Galicia a embarcar a los Oasis en el aeropuerto»

29 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La vida de Jordi Cicely guarda mil aventuras. Y cada una de ellas ha merecido muchísimo la pena: gran viajero, devorador de libros, víctima del paro que encontró la alegría en Londres, trabajador de la administración pública, luchador contra la ansiedad, novelista, vecino y amante de Ferrol. A los 26 años, sufrió una gran crisis de ansiedad: «Fui a la médica de cabecera, y me dijo que un chico joven y guapo no podía tener esos problemas». Y gracias a la escritura, empezó a encontrar la calma. Ahora publica su segunda novela titulada El verano que volvió Sherezade (Editorial Fanes), donde la protagonista relata «el mismo infierno del trastorno obsesivo compulsivo (TOC) por el que pasé, tan agotador que me impedía cruzar muchas calles o tomar determinados sabores de yogures».

Jordi Cicely (1978) vive ahora en la ferrolana zona de Xoane y trabaja en su Lugo natal. Recuerda que hace veinte años prácticamente no se hablaba de salud mental. Tras la falta de soluciones en atención primaria, «fui de viaje con mi hermano a la montaña de Lugo y comprobé que me calmaba si escribía todas las noches, empecé con relatos como terapia, la ansiedad se calmó sobre todo cuando me fui a vivir a mi ciudad favorita que es Londres».

En la capital británica encontró «la mejor experiencia de mi vida, en Galicia me cogió la crisis y vivía el horror del paro... y acabé de agente de pasaje con Easy Jet en Gatwick, embarcando a gente tan famosa como los Oasis». De aquellos dos años y medio recuerda que «estaba donde quería estar, me sentía válido; en el paro en España eras invisible y de repente estabas embarcando a la infanta Elena, dándole la mano a Mourinho, en el ascensor con Rupert Everett o comprobando que los hermanos Gallagher no se llevaban tan mal».

Tanto en los momentos buenos como en los malos, desde hace veinte años Jordi Cicely no deja de escribir. «Escribí mi primera novela Mariela envenena mis sueños estando mal y el blog Cosas que te conté al oído también mal; pero la segunda ya fue disfrutándolo mucho y contento, con un personaje lleno de luz... aunque los relatos que parten del dolor puedan ser mejores, no merece la pena tanto sufrimiento».

Jordi Cicely, con su libro en Ferrol
Jordi Cicely, con su libro en Ferrol Cicely

Del que define como «infierno del TOC» salió a base de terapia. «Me pasaba horas haciendo rituales para que todo saliese bien al día siguiente, cuando apunté todo para repasarlo con el terapeuta me di cuenta de que tenía toda una serie de calles por las que no podía cruzar, determinados sabores de yogures que no podía tomar, supermercados que no podía pisar... era agotador y te hacía perder mucho tiempo». El trastorno obsesivo compulsivo influía en su trabajo y en las relaciones. Todos esos rituales aparecen en el personaje de Sherezade, que rescata el nombre de la encandiladora narradora de historias de Las mil y una noches. «Tenía la obsesión de lavarme las manos continuamente, ponía mi vida en algo mágico que no existe; ese cansancio y vergüenza se los traslado a la protagonista».

Detrás de ese TOC, estaba «la ansiedad que es el mayor mal del primer mundo como ya demostré en el libro de Mariela, quieres controlarlo todo, tienes un miedo aterrador al futuro y a lo incierto». Sus novelas sirven así de «ayuda para que los que lo sufren no se sientan solos».

Sus pasiones son la literatura, la música y los viajes «que son mi gasolina para seguir escribiendo».Su espíritu viajero nació gracias a Jack Kerouac y a la Generación Beat: «Aunque mi última novela tiene más de la pérdida de la inocencia en personajes de Rohmer como la película Pauline en la playa». Y a Ferrol llegó hace cinco años con su novia, en Caranza terminó su primera novela y empezó la segunda «con la brisa de las noches de verano entrando por la ventana». Ahora viven en Xoane, «Ferrol es un paraíso como mi pueblo de Friol y además está hermanada con Lugo».