Escalada de la vivienda en Ortegal: «Muchos propietarios se suben a la parra con los precios»

ANA F. CUBA ORTIGUEIRA / LA VOZ

ORTIGUEIRA

Vivienda de Santallamar, en Cedeira, en venta por 300.000 euros
Vivienda de Santallamar, en Cedeira, en venta por 300.000 euros VILAS INMOBILIARIA

Los vendedores aprovechan el interés creciente que suscita la comarca y el aumento de la demanda para sacar más dinero

10 oct 2024 . Actualizado a las 06:27 h.

Ortegal como refugio climático, paraíso natural, rincón salvaje, el norte del norte, territorio por descubrir... Ninguno de esos eslóganes, reiterados en portajes inmobiliario y medios de comunicación, y propagados por influencers a través de sus redes sociales, tergiversa la realidad de la comarca, pero tal vez la acumulación haya empezado a generar un efecto indeseado. Jaume Casañas, uno de los socios de la agencia Galician Green Properties, con sede en Ortigueira, ha detectado «cierta retracción» en el mercado inmobiliario este verano, que atribuye a «tanta publicidad de la zona», que ha hecho que muchos propietarios «se suban a la parra con los precios».

Inmuebles para reformar por los que hace un año pedían 60.000 euros, ahora están a la venta por 90.000, y en algún caso la cifra se ha triplicado. «Ha habido un desfase —sostiene Casañas—, y este año ha habido muchísimos curiosos, más del doble de visitas [a propiedades], pero la mitad de ventas; a la gente le cuesta rematar la operación porque algunos precios están por encima de mercado [...]. Se ha creado un imaginario colectivo y la gente de aquí piensa que lo que tiene vale mucho más de lo que vale. De acuerdo con que ha subido, pero no en la proporción que piden. Las pretensiones de los vendedores están aumentando, espoleadas por esa demanda».

La casa azul del puerto de O Barqueiro, en Mañón, sigue en busca de comprador, por 448.000 euros
La casa azul del puerto de O Barqueiro, en Mañón, sigue en busca de comprador, por 448.000 euros

Raquel Rodríguez, de Vilas Inmobiliaria, en Cedeira, corrobora esta tendencia: «Si algo estaba a 50.000 euros, ahora no vamos a darlo colocado por 90.000 [...]. Percibimos que, como se entiende que hay una subida del valor de los inmuebles, al haber demanda, los propietarios piden más. Creen que como va saliendo todo, va a aparecer un cliente que pague eso». Explica que más de uno opta por mover su vivienda a través de varios portales inmobiliarios, incluso con precios diferentes. «Piensan que su casa vale mucho más de lo que tasamos, y como pedimos exclusividad prefieren no trabajar con nosotros, hasta que pasa un tiempo y como no consiguen venderla, vuelven a venir», añade.

Esto no significa que se hayan frenado las ventas. «Vemos mucho movimiento, ya desde enero y febrero, todo el año (en agosto hay, sobre todo, curiosos). Notamos mucha demanda de pisos o apartamentos por parte de pequeños inversores, por debajo de los cien mil euros. Otra parte busca su vivienda habitual, como un matrimonio de Valencia que ha comprado para reformar y quedarse a vivir en Cedeira [...]. Bien ubicada y con vistas, pagan hasta 200.000 o 225.000 euros, a partir de ahí ya se lo piensan más», aclara Rodríguez. «Las cosas bonitas y bien localizadas, en sitios exclusivos, siguen valiendo muy bien», subraya Casañas. «Pero hay un gran parque de vivienda para rehabilitar en sitios no tan especiales. Lo que antes era funcional, hoy no lo es, tanto en ubicación como en distribución (interna). Hoy nadie quiere una casa al lado de la carretera y, sin embargo, lo que antes resultaba incómodo, junto a la ría, ahora sirve. Antes eran familias grandes y casas muy compartimentadas, hoy se buscan espacios más amplios... Ha habido un cambio de paradigma», reflexiona.

Víctor Piniés, responsable de The Cliffs of Loiba, empresa que gestiona unos 70 inmuebles de alquiler vacacional (entre Ortegal y A Mariña lucense), comparte el diagnóstico y reconoce que algún propietario «pide barbaridades por una ruina, [guiándose] por lo que le han pagado al vecino, muchas veces sin tener en cuenta cuánto dinero hay que meter en la casa, que puede acabar saliendo en 230.000 o 240.000 euros». «La zona es muy atractiva y hay mucha gente muy interesada en comprar aquí, pero afrontan varios problemas en el proceso, que es muy lento en la elección, la compra, la reforma... y mientras tanto, los que venden se suben al carro de los precios, y eso es un freno al mercado», razona.

«Un galimatías legal»

Señala la multipropiedad, en el caso de herencias; los desajustes entre los datos del Registro y los del Catastro; la cantidad de inmuebles sin registrar; los derechos de paso o las trabas de los propios ayuntamientos (con planeamientos antiguos) como «algunas de las dificultades» con que se topa un potencial comprador. «Y después, conseguir quien te ejecute el proyecto», abunda. «Es un galimatías legal a la hora de formalizar una operación», concluye. Pero muchos de los huéspedes a los que recibe a lo largo del año repiten y «se ilusionan con la idea de buscar algo aquí, incluso te hacen ofertas por las casas en las que se alojan».