«El pez de río sigue siendo un gran desconocido en los restaurantes»

Monica Torres
mónica torres TUI / LA VOZ

FIRMAS

M.MORALEJO

El cocinero tudense Miguel Rodríguez ensalza las posibilidades del Miño y reivindica una lonja en la que poder comprar las especies de agua dulce

16 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

«El pescado de río sigue siendo un gran desconocido para los clientes que acuden a los restaurantes de la comarca de O Baixo Miño, por eso no los piden». El jefe de cocina del Parador Nacional de Turismo San Telmo, Miguel Rodríguez Pereira, con más de 15 años de experiencia entre fogones, rubrica una afirmación que evidencia un importante vacío en esa filosofía de «vivir cara al río» proclamada a los cuatro vientos en las dos riberas fronterizas.

La comparación no deseable es inevitable. «El pez de río es el hermano pobre», dice Rodríguez Pereira reclamando un puesto de salida en la carta de los grandes pescados. Imposible incluirlos de momento en la carta, al menos fuera de temporada. La gran asignatura pendiente, defiende, «habilitar una lonja de río, porque, como no hay proveedores, nosotros no podemos asegurarla en carta», explica Miguel Rodríguez.

Ese mercado de agua dulce sería, además, a su entender, un foco turístico por sí mismo y un motor que reactivaría la salud del Miño ya que se profesionalizaría la actividad extractiva. Su propuesta define toda la cadena para que el producto de río pueda llegar tanto a las cartas de los restaurantes pero también a las de las familias y colegios.

Experto en poner el acento, el color y el sabor a sus creaciones, por vocación y profesión, insiste en que «no puede ser lo mismo comer angula en Tui que en cualquier otra ciudad». Defiende que «la calidad distingue a toda la restauración de Tui y la angula debe mantenerse como imagen». «A Valença se va a comer bacalao y para la angula se tiene que venir a Tui porque el entorno afecta a las sensaciones gastronómicas, no solo se come por el paladar», reivindica.

En el grupo de pescados de río que quiere poder encontrar en las cartas tudenses están todos los que habitan en su caudal. Desde lamprea a sábalo o sabeña. «A día de hoy es difícil hasta conseguir una anguila y todos tienen grandísimas posibilidades de preparación y presentación, por no desglosar su aportación nutritiva», dice. Entiende que una lonja de río ubicada, por ejemplo, en Tui serviría además como lugar de interpretación del Miño con un sinfín de posibilidades pedagógicas no solo para los escolares del municipio sino también para los visitantes.

Esa motivación, «compartida como todo por mis compañeros del parador, hizo que este año recuperáramos el Festival do Meixón y la respuesta del público fue unánime».

Festival

«El producto se agotó en una hora», recuerda. Muchas personas se quedaron sin poder catarla porque para asegurar, solo prepararon 3.000 raciones. «Hace tan solo cuatro años podíamos tenerla en carta», lamenta.

Su intención es que para el próximo año el festival incluya a todo el sector de la ciudad, «porque la unidad y la imagen es lo que nos debe avalar». Estudia nuevas posibilidades como talleres de cocina y exhibiciones de veteranos cocineros para acercar un poco más el producto de río a los fogones de las familias miñotas.

Miguel Rodríguez conjuga en el Miño dos de sus debilidades: la cocina y el piragüismo porque «mi pasión verdadera son mis dos hijas». Tudense de la parroquia de Paramos, busca siempre su rincón en la playa de As Areeiras, donde aprendió con 10 años a manejar la canoa y en la que aún practica kayak-polo. «Es el lugar al que iba de pequeño con la familia y me gusta volver de vez en cuando para relajarme y pensar, aunque sea en invierno», explica. Afirma que su padre cocinaba bien pero reconoce que tuvo más influencia su madre. «Mi vocación nació casi en la cuna, con el olor y sabor de las empanadas de maíz que mi madre hacía en el horno de leña y ella es la que sigue cocinando en la casa familiar, sobretodo los pescados de río», confiesa.