La mejor sal del mundo está en Álava

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Las salinas de Añana albergan, según el famoso Berasategui, el «rolls royce de las sales»

03 oct 2014 . Actualizado a las 17:05 h.

El paladar, gran sabio, conoce perfectamente la importancia de utilizar una buena sal que ayude a reforzar el sabor de los alimentos. Fina, gorda o en forma de copos, la sal se ha convertido en el condimento por excelencia. A pesar de su sencillez, ha conseguido conquistar a los gustos más exquisitos y pocos imaginan sus platos sin este añadido. Y dentro del enorme mundo de la sal, también hay clases. El famoso cocinero Martín Berasategui, cuyo trabajo ha sido reconocido con siete estrellas Michelín, se ha convertido en uno de los principales defensores de la sal de las Salinas de Añana, a la que llegó a calificar como «el rolls royce de las sales de todo el mundo».

El valle salado de Añana, en Álava cosecha una de las mejores sales de España. Sus manantiales salinos aparecían ya documentados en el año 822, poco antes del aterrizaje de los árabes a esta zona vasca. Sin embargo, no es hasta la Edad Media cuando la zona vivirá su verdadera época dorada. A partir de la fundación de la villa de Salinas de Añana en el año 1.140, esta villa del País Vasco comienza a producir y comerciar la sal consiguiendo convertirla en una de las ciudades más prósperas del norte de la península.

Con tantos años de éxitos, las Salinas de Añana ya han comenzado a pelear por conseguir su lugar entre las congraciadas de ser patrimonio de la humanidad de la Unesco. Cerca de 50.000 personas se acercan cada año a visitar y embriagarse de la belleza y singularidad de este peculiar lugar, un valle que a pesar de encontrarse inmerso en pleno proceso de restauración, sigue sin perder un ápice de su encanto.

Más de 5.000 eras de sal y decenas de trabajadores se encuentran detrás de este peculiar oro blanco por el que tantos cocineros de renombre suspiran.

Edorta, uno de los salineros con más experiencia, explica con naturalidad y pasión las diferentes tipologías de productos salinos que sus compañeros cosechan en el valle. Con un discurso realmente instructivo y casi hipnótico, Edorta habla de la sal con verdadera pasión, a pesar de que, tal y como dice él, no deja de ser «cloruro sódico, aquí y en Singapur».

Además del peculiar paraje que forman las salinas de Doñana, Idealista recomienda visitar el Convento de Comendadoras de San Juan de Acre, la iglesia de Santa María de Villacones, la Casa Palaciega de los Ozpinas y el Palacio de los Herrán. «Abadonar la comodidad de las autopistas. Huir de los establecido para empezar a explorar. Mirar con curiosidad y dejarse sorprender», es lo que recomiendan hacer desde Idealista, que a través de su web Rentalia acerca a todos los rincones más inéditos, las festividades, tradiciones y costumbres más singulares o las artesanías próximas a desaparecer.