Nieves Herrero rescata a la cronista de sucesos Margarita Landi: «Me impactó mucho ver a esa mujer ya mayor con su pipa, con tanto conocimiento de los crímenes. La llamaban inspectora Pedrito»

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Nieves Herrero, periodista y escritora.
Nieves Herrero, periodista y escritora. ANGEL MANSO

La periodista presentó el martes en A Coruña «Luna Roja», inspirada en la vida de Margarita Landi, una de las primeras que escribió sobre sucesos

05 feb 2025 . Actualizado a las 16:02 h.

Margot Sanz Peters es la protagonista del último libro de Nieves Herrero, Luna Roja, que presentó este martes en A Coruña. Es una periodista especializada en moda que se adentra en la investigación de crímenes en la España de los años cincuenta, como una Sherlock Holmes de aquí. Para esta historia, Herrero se inspiró en la vida de Margarita Landi, una de las primeras que escribió sobre sucesos. Fue una mujer que rompió moldes, estereotipos y etiquetas. Como tuvo que hacer la propia autora de la novela, que todavía recuerda las reacciones ante sus primeras obras. «Cuando empecé a escribir, me preguntaban si realmente había escrito el libro o si me lo había hecho alguien», dice en esta entrevista.

—¿De dónde surge la inspiración de este último libro?

—Mira, el proyecto ya estaba en la cabeza hace diez años. El personaje de Margarita Landi siempre lo he tenido en mente desde que la conocí. Me impactó mucho ver a esa mujer ya mayor con su pipa, hablando como hablaba, con tanto conocimiento de los crímenes. Inicialmente surgió la posibilidad de hacer una serie. Y yo propuse hacer el libro. Eso al final no salió, entonces me inspiré en la figura de Margarita Landi para escribir esta novela. Construí el personaje del libro, pero tiene mucho de Margarita. De hecho, tiene hasta el nombre Margot. Y cuando a ella la llaman inspectora Peters, estoy rememorando que a Margarita la llamaban inspectora Pedrito. Construir un personaje siendo libre en esa España de los años 50 me iba a permitir moverme con mucha libertad. Es una historia que he escrito de una manera menos encorsetada que cuando trato la historia pura y dura de un personaje real porque tengo que ceñirme a los hechos.

—¿Cómo es su proceso de escritura?

Escribir es un acto de dolor. O sea, es pico y pala. Es como el periodismo: lo disfrutamos mucho, pero luego, cuando tienes que ponerte a escribir, aplicas una técnica y el disfrute se convierte en trabajo. Para mí, el disfrute es la investigación. Construir el personaje, ahí lo paso pipa, pero luego, a la hora de escribir, se sufre. Hay días que digo: «¡Qué maravilla!» Pero hay otros en los que me siento y me sale una castaña pilonga. Lo que hago es, por la noche, corregirlo absolutamente todo. Pero me obligo a escribir porque, si no, pierdes el hilo. Entonces, aunque no esté inspirada, yo escribo.

— ¿Piensa en el número de páginas que debe tener la novela?

— Sé que ahora la gente joven que lee quiere libros más cortos. Yo lo he intentado. Lo he intentado acortar por todos los medios. Pero la realidad es que cuando me pongo a escribir, no me planteo hacer cuatrocientas páginas, sino que busco redondear una historia.

— ¿Le gustaría que se hiciera una serie de este libro?

— Sí, he hablado ya con alguna productora que se ha acercado a mí, pero estos proyectos son muy a largo plazo. Igual que un libro no se escribe de un día para otro, sino que tardas un año, año y medio, dos años en hacerlo. Pues las series a veces no salen hasta, a lo mejor, 2028.

— «Luna Roja» narra las peripecias de una periodista que investiga crímenes, ¿estamos ante un thriller?

—No, esta es una novela policíaca a la antigua usanza, del estilo de Sherlock Holmes o Agatha Christie. No es el true crime de ahora, que está tan de moda. Es más bien una de esas novelas policíacas donde se tira de un hilo, donde la verdad se esconde en un pequeño detalle que al principio pasa desapercibido, pero luego tiene muchísima importancia.

— ¿No le gusta escribir «true crime»?

— No me siento preparada. A mí me gusta muchísimo la novela histórica. Entonces, esta no deja de ser una novela con un ambiente histórico. Te cuento lo que estaba pasando en la España de esa época, qué personajes reales estaban codeándose con mi Margot, pero no me veo escribiendo sobre cosas de 2025. Me encuentro cómoda en el ambiente histórico y me encanta porque me obliga a investigar mucho sobre esa época. Desde que me instalé en la novela histórica, es muy difícil sacarme de ella.

¿Cómo se trata hoy en día los sucesos en el periodismo?

— Bueno, yo siempre justifico el trabajo del periodista porque detrás de él siempre hay un redactor jefe que te pone un titular que no tiene absolutamente nada que ver con la entrevista que has hecho. Ahora importa muchísimo el clic, sobre todo en los medios digitales. Importan mucho las visualizaciones. Estoy en un momento en que aborrezco los titulares. Los he aborrecido toda mi vida porque los he sufrido. Los periodistas siempre vamos a tener una lucha con los titulares que nos ponen. Yo siempre voy a defender al periodista, es una profesión que amo. Creo que todos buscamos la verdad.

— ¿Y a las mujeres en la televisión?

— Bueno, yo creo que en televisión existe eso que llamamos edadismo. Es verdad que estamos colaborando, que salimos de vez en cuando. Creo que en la prensa escrita y en la radio, donde estoy cada tarde de cuatro a siete, me encuentro muy cómoda. Pero sí es verdad que en televisión no encontrarás a una mujer conduciendo un programa con más de 55 años; es muy difícil. Podría nombrar a muchas compañeras que creo que merecían presentar programas y no están. La edad está muy marcada en la televisión. Sin embargo, en otros medios no es así, por ejemplo, en la literatura. Los libros no tienen edad. Cuanto mayor eres, más interesante, porque hay más vida. Sé que hay muchos autores jóvenes que están triunfando, pero a mí me gusta más una vida vivida. Cervantes escribió El Quijote con 50 años.

— Tanto Margot como Margarita lucharon contra el hándicap de ser mujer, ¿a usted le tocó combatir alguno?

—Bueno, yo he pasado por varios hándicaps. Al principio, cuando empecé a escribir, me preguntaban si realmente había escrito el libro o si me lo había hecho alguien. Luego pasamos a: «Ah, bueno, tienes más lectoras que lectores». Yo, sinceramente, no le pondría etiquetas a mi público. Bienvenido el joven que me lee, bienvenido el adulto que me sigue, bienvenida la mujer que me acompaña. Pero también bienvenido el hombre. De hecho, cuando un hombre viene a que le firme un libro, lo celebro porque me da alegría. Mi padre, que ya no vive, fue quien me introdujo en la lectura de Agatha Christie, Conan Doyle...