Silvia Rábade y Carlos Tajes publican «Momento», un disco cargado de épica, íntimo, catártico y con un inminente adiós como telón de fondo
17 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Expansivos e interactivos en sus directos, tienen Silvia Rábade y Carlos Tajes por costumbre tornarse introspectivos e íntimos en sus discos. Pero quizá nunca tanto como en Momento, once canciones que sobrecogen y emocionan al tiempo. Que acentúan la tristeza de sus versos con trances de épica en su instrumentación. Que atemperan su crudeza con sutiles reflejos de esperanza. Escuchando Elefantes atraviesan, despojados de abalorios, paisajes teñidos de melancolía, en un intento por descifrar la inminencia de una despedida. «Estás devastada y dices: ''Pero ¿por qué? Con todo lo que he dado para que no llegue este momento y está llegando''. Y entonces es ''¿cómo lo agarro para que no se vaya?'', pero, a la vez, ''¿cómo lo dejo ir porque sé que no puedo seguir sosteniéndolo?''», comenta Silvia Rábade.
—¿Hay algo aquí de autobiográfico?
—Mucho. Quizá demasiado [se ríe]. A ver, es verdad que yo soy ultrapositiva y me cuesta ponerme en el rol de la vida me trata mal. Pero la vida de artista independiente fácil no es. A veces piensas: «Llevo 20 años dejándome la piel por este proyecto y es que ya no puedo dar más». Y entonces te planteas que a lo mejor lo que tienes que hacer es dar menos. Así que, sí, tiene bastante de autobiográfico en el sentido del dolor, las luchas, las despedidas...
—¿Las despedidas de qué?
—De un ciclo, de una identidad, de algo que creías que estaba asegurado pero no lo está... Ha habido muchas despedidas durante este proceso. Yo me he despedido de muchos hábitos y de mucha gente en mi vida. Y bueno, al final, Carlos y yo, ya sea por mucha euforia o por mucho drama, somos bastante intensitos.
—Es un disco intimista y sosegado, pero hay un montón de alusiones al baile.
—Sí, y estoy muy contenta de que aparezcan. Es un disco triste, pero a la vez tiene mucha esperanza. Y el baile aparece como ese momento íntimo pero esperanzador. Nos gusta siempre jugar mucho con los contrastes emocionales. De hecho, si el disco no se llamase Momento, lo habríamos llamado Bailar o algo así.
—¿Porque cuándo fue la última vez que, como dices en una de las canciones, «bailaste hasta enloquecer»?
—Hace muy poquito. Y no siempre es por bien. A veces es simplemente por pura necesidad. Digo: «Voy a bailar porque esto me sobrepasa». El baile, para mí, es una técnica somática maravillosa. Lo utilizo mucho a nivel terapéutico.
—¿Por qué dices que es un disco triste?
—Más que triste, yo diría melancólico. Porque la melancolía tiene cierta positividad. En cambio, la tristeza es más devastadora. Y sí que hay canciones tristes, pero otras, como Espera, tienen ese toquecito de esperanza, como en esa frase del final: «Una vida entera me espera ahí fuera».
—Que es un disco a contracorriente lo evidencia también el hecho de hay varias canciones de cuatro y cinco minutos.
—Lo que nos propusimos esta vez fue: «Vamos a hacer el disco que más nos represente ahora mismo sin preocuparnos de si va a gustar o no». De hecho, ni sabemos lo que se está escuchando ahora, ni nos interesa, en el sentido de que no queremos dejarnos condicionar por lo que el público quiera oír. Quisimos hacer lo que nos salía del corazón y creo que es mucho más sincero y auténtico que hacer canciones más cortas para que sean más vendibles.
—¿Cantáis a un país que ya no escucha, como decís, en «Canciones libres»?
—Bueno, a veces lo sentimos un poco así. Pero es que en ocasiones, incluso aunque sí se te escuchen, parece que estás totalmente solo. La gente está tan inundada de información a diario por las redes sociales y por todo lo que está pasando en el mundo que en algún momento pensamos: «¿Les estará llegando lo que hacemos nosotros?». Los músicos, ya lo dijimos en el título de otro de nuestros discos, Happy lonely people, somos gente feliz pero a la vez muy solitaria. Y esto es algo que no le he escuchado nunca rebatir a ningún artista.
—¿Tenéis la sensación de que se está siendo injusto con Escuchando Elefantes, de que merecíais más?
—No eres el primero que nos lo dice. Estamos muy agradecidos por todo lo que hemos conseguido, pero sí es cierto que creo que merecemos más. Y no tengo vergüenza en reconocerlo porque sé el trabajo, el cariño y la energía que ponemos en lo que hacemos. Pero ese merecer más quizá no sea lo que la gente piensa. Para mí es: merezco más calma, más facilidades... Igual a estas alturas tener que luchar un poquito menos estaría genial.
—¿Cómo van a ser los conciertos de esta gira?
—Van a ser un poco en la línea de Carlos y Silvia. De vamos a intentar disfrutarlos nosotros pero, sobre todo, que la gente sea parte del proceso. Porque para escuchar el disco, ya tienen el disco. Así que vamos a hacer que las canciones sean únicas y diferentes. Va a haber, seguro, momentos de esos que nos llegará la gente al final del bolo diciendo: «Me habéis hecho llorar pero que bien me lo he pasado con vosotros». Eso es lo que queremos.
—¿En ningún momento os planteasteis la posibilidad de ampliar el formato dúo y contar con una banda?
—Nosotros tuvimos banda hasta el 2016. Pero, un poco por las circunstancias de la vida, decidimos que yo iba a empezar a tocar la batería. Nos gustó el formato y nos está funcionando muy bien. Tiene más sentido para nosotros. Así que, sin descartar alguna colaboración puntual, de momento seguiremos los dos solos. Y ya avisamos de que no usamos bases. No creemos que nos hagan falta y nos gusta distinguir el directo del grabado.
—Y a pesar de que ahora estáis de gira, ¿seguiremos pudiendo encontrarnos ocasionalmente tocando en cualquier calle o en cualquier plaza?
—Eso algo muy espontáneo y muy esporádico, y si podemos lo encajamos porque nos gusta. Pero al tener que hacerlo todo nosotros, no se hace fácil. En realidad, es un concierto al aire libre, sin un técnico de sonido y en el que el público no ha comprado las entradas para verte. Exige mucho esfuerzo. Pero también es cierto que nos conecta con nuestros orígenes y eso nunca queremos perderlo.
- A CORUÑA PLAYA CLUB SÁBADO 15, 21.00 H 15,50 EUROS