«El Bisbal de los libros existe»

Nacho Mirás Fole | nacho.miras@lavoz.es

GALICIA

La literatura del bombazo, el producto de laboratorio, está ahí; pero hay otros mundos por descubrir mucho más interesantes

19 nov 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

De su criterio depende muchas veces lo que leemos los demás. Mercedes de la Torre-Monmany Ruiz (Barcelona, 1957) es una de las críticas literarias más importantes de España, embarcada también en la organización del certamen de narrativa Torrente Ballester. -Seguro que a muchos les gustaría decirle a un crítico eso de «qué fácil es criticar». -Yo me dedico, sobre todo, a la crítica de autores extranjeros y ya te viene filtrada, porque las editoriales tienen departamentos de edición, asesores, consejeros que ya filtran lo mejor de la literatura universal. Si se tiene el mínimo gusto y el mínimo criterio, es difícil equivocarse. Sí que creo que es más difícil la crítica de lo cercano y eso te toca filtrarlo a ti, y ahí hay que ser estricto, no severo, y honrado. -Mi amigo Manuel Jabois adaptaba a Borges y decía el otro día que, más orgulloso que de los libros que lee, él lo está de los que no lee ¿Usted también? -Otro amigo mío, el periodista Franco Marcoaldi, del diario La Reppublica , dice: «No me gusta y nunca lo leeré». Ahí está todo dicho. Tienes que tener un filtro porque, si no, te invade la actualidad. Yo defiendo que también se pueden tener prejuicios: nunca leeré a ese autor porque ya lo he leído en formato artículo, conozco sus opiniones y no me interesa nada. -Estoy en contra del pensamiento único, también en literatura. Siempre he defendido algo sobre lo que ningún periódico me hará caso: que haya dos listas, la de los más vendidos y la de los críticos. Eso en cine ya existe. Imagínate que en cine existiera una sola lista: te saldría Torrente [El brazo tonto de la ley]. Yo defiendo la industria del libro y hay que echarle un poco de imaginación. A Orhan Pamuk, porque le han dado el Nobel, pero estaba en la calle, uno tenía libertad absoluta para leerlo. Para eso, lo ideal es participar un poquito del circuito cultural, comprar alguna revista de vez en cuando, igual que en el cine. -Hablaba del «Torrente» -el de Santiago Segura, por supuesto- en el cine. ¿Existe el «Torrente» de la literatura? -Sí. Yo me lo imagino y tú también. Hay el bombazo de temporada en todos los campos. Me temo que el Bisbal de los libros existe [carcajada]. -Siempre se habla del «momento literario». ¿Estamos en un buen momento? -Marcos Giralt decía que vivimos en el universo de todas las posibilidades. Como hay tantas, te puedes bloquear, pero también leer cosas insospechadas, vivir con autores raros, que lean dos mil personas. -¿Y en Galicia? -Hay buena calidad, mujeres muy interesantes. Ya no es sólo el patrimonio de los autores de antes, y no quiero dar nombres. -Ya sabe del debate: para algunos, los escritores gallegos que no escriben en gallego es como si no fueran gallegos... -¡Yo soy catalana! Me parece igual de aberrante tener el carné por puntos de la raza, del inmigrante, que el del escritor. Defiendo las dobles bibliografías; hace poco estuve en A Coruña hablando de una escritora checa, Mónica Zgustova, que escribe en catalán. ¿Por qué no? ¿Juan Marsé no es catalán? Es el eterno debate, te llenaría la entrevista. -Pongamos que le quiero regalar un libro a usted ¿Qué le compro? -Suelo leer narrativa, pero insisto en que la gente no pierda de vista el ensayo y la poesía. Últimamente he leído mucho siglo XX, de países que se desconocían, sobre todo literatura europea, Yuri Andrujovich... No quiere decir que, dentro de un año, me vuelva más hacia la literatura brasileña. Pero son un estímulo los países que no se conocían. -¿Y usted a mí? -Te acabo de conocer, pero apostaría por obras magistrales pero que planteen problemas nuestros, como pueden ser las migraciones. Me he leído una muy buena: El Ministerio del dolor, de una croata, Dubravka Ugresic, está en Anagrama. -Lista de los más vendidos en la web de El Corte Inglés la semana pasada: Ganaba Jiménez Losantos en categoría «no ficción» con «De la noche a la mañana: el milagro de la Cope», aunque igual se equivocaron de categoría... -¡Bueno! [toma aire] No opino, por higiene mental. Yo no puedo vivir con esto.