Cuando ya todos sabían que O Chucán había aparecido en Pontevedra, ayer en Sober circuló con insistencia el rumor de que el fugitivo había estado el miércoles por la mañana tranquilamente sentado en el centro de salud del pueblo a la espera de pasar consulta.
No era cierto, claro, pero el hecho de que muchos de los habitantes del lugar creyesen que José Carnero Fernández podría ser tan inconsciente como para ir al médico en medio del dispositivo policial montado para atraparlo y de la conmoción que causó la aparición de una mujer muerta en su casa dan una idea de la imagen que tiene entre sus convecinos.
Casa desangelada
La casa do Chucán, apodo con el que se conoce a su familia en los alrededores de la localidad, es una construcción de piedra de planta baja y hechuras modestas, que convive con otras parecidas y con algunas reformadas por completo en O Couto, una aldea de la parroquia de Arxemil que está a un paso de la parte más espectacular y visitada del cañón del Sil, en plena Ribeira Sacra. Si algo la diferencia de las demás construcciones es su aspecto descuidado.
Los muchos curiosos que estos días levantaron la cabeza por encima del precinto policial que impide el paso al lugar en el que el pasado martes fue encontrado el cuerpo sin vida de María Pilar Caballero con un fuerte golpe en la cabeza pudieron ver el desolador aspecto del patio exterior de la vivienda. Tres bombonas de butano tiradas de cualquier manera, una rueda vieja y una carretilla oxidada entre las que pululaba un perro con aire aburrido, quizá en espera de que alguien se acuerde de darle de comer.
«Es la casa de un soltero de 50 años», contestó lacónico el miércoles por la mañana uno de los guardias civiles que custodiaban la vivienda cuando le preguntaron si habían encontrado indicios de pelea en su interior. No se apreciaban rastros de lucha, pero sí mucho desorden.
Ningún vecino habló mal de O Chucán a los muchos periodistas que les preguntaron por él desde el sábado, y eso que el hallazgo del cuerpo los dejó horrorizados. Ninguno de ellos reconoció haber tenido nunca ningún problema serio con él. Eso sí, los que querían hablar admitían en voz baja que a ellos no les parecía que estuviese bien. «Padecía dos nervios», resumía una señora en un pueblo cercano la misma noche en la que se descubrió lo ocurrido.
Tratamiento médico
Los investigadores al frente de las pesquisas policiales no confirman si O Chucán está o no a tratamiento psiquiátrico, pero según las fuentes consultadas no parece que tuviese ningún problema mental importante.
José Carnero era de carácter taciturno y su soledad se había acrecentado desde hace unos meses, cuando sus padres, de edad avanzada y enfermos, se mudaron a Monforte, a la casa de la única hermana de José. Entonces se quedó solo en su casa. Por primera vez en su vida.