Este goteo de muertes es «un fenómeno incomprensible» para José Manuel Pato, vecino de Laxe y delegado de la Real Liga Naval Española en Galicia. «Son ya demasiados años ocurriendo sucesos de este tipo», lamenta. Y no es solo la pérdida de una vida, matiza, sino también el abundante gasto ocasionado por el despliegue de los medios de rescate y la zozobra de la familia, que a lo emocional suma lo legal, «ya que si el cadáver del pescador no aparece -explica Pato-, además de no poder enterrarlo ni llorarlo, el juez no puede certificar la muerte hasta pasados cinco años, los mismos que deben esperar viuda e hijos para cobrar la pensión que les corresponde».
Para ayudar a combatir esta lacra, ha ideado un sencillo sistema de seguridad consistente en «un arnés de pierna y hombro con una argolla en la parte de atrás, a la que se sujeta un cabo corto, de 3 o 5 metros, que en su otro extremo dispone de un ancla tipo paraguas, que se puede plegar y que se afirmaría en tierra, entre rocas o también en un noray», describe el inventor de un artilugio que, con su bolsa, aclara, pesa menos de dos kilos.
Facilitar el rescate
Pato asegura que este equipo no resta movilidad al deportista, a la vez que impide que el accidentado se caiga al agua o sea arrastrado por las olas mar adentro. Un dispositivo reflectante facilita la visualización para los servicios de rescate, que siempre será más sencillo (incluso si se trata de un cadáver) porque el objetivo estará fijado a la línea de costa. El padre del sistema ya lo ha ofrecido a la Xunta y está en conversaciones con empresas para su comercialización.