Una de las ventajas que más valoran los políticos de las redes sociales es que logran pegarlos a la realidad. «Es una forma de comunicarse muy interesante», dice López Orozco, alcalde de Lugo, con blog, Facebook, Twitter y, ahora, videoblog. «Contesto yo y no hay censura. Una protesta bien hecha no me la tomo a mal». De hecho, como señala Ana Pontón, las redes sociales «poden axudar a dar unha visión máis real do que somos, romper certos estereotipos».
Así, Facebook incluye información sobre gustos y aficiones personales, y algunos políticos con Twitter no tienen reparos en mostrar pinceladas de su vida privada en mensajes de menos de 140 caracteres. El candidato del PP en A Coruña, Carlos Negreira, contó su salida del hospital tras ingresar por estrés; Lage Tuñas, además de dar cuenta de su actividad política (ha colgado su nómina como diputado, por ejemplo), comenta un partido de fútbol o un concierto, si va al teatro o incluso su boda. «Camino del Ayuntamiento de Lugo. Ya es la hora... tic-tac... tic-tac», colgó antes del enlace. «Loli y yo ya nos hemos casado. Ahora vamos a celebrarlo con la familia y los amigos», escribió después. El alcalde de Noia, Rafael García, hace lo mismo: tanto cuenta que hay problemas en la piscina municipal o sube una foto de una acera recién adoquinada como avisa de una alerta por viento o comenta que va a un entierro. «Un está na política, pero somos persoas normais», afirma Lage Tuñas. «Isto non é Gran Hermano, pero un político que só fala de política é raro», defiende Iván Puentes. Aunque el alcalde de Fene admite que no retransmitiría un pleno vía Twitter, ya ocurre en el Parlamento. A Mar Barcón incluso la increpó Ruiz Rivas por hacerlo. «Yo lo veo positivo. Significa que estoy atenta al debate y es una manera de abrirlo a la calle», explica.
Cautos con los politonos
Pero donde los ciberpolíticos gallegos muestran un perfil más bajo es en los politonos de sus móviles. Casi todos usan timbres de serie y muy pocos los personalizan (aunque hay excepciones, sobre todo en el PP: el himno gallego de José Fervenza, las pandereteiras de Zobra de Román Rodríguez o un paso por recta de fórmula 1 que le grabó su hijo a Pablo Cobián). Ni siquiera Corina Porro conserva aquel «Perly, coge el teléfono».