Mangouras cumple ocho años bajo control policial

Pablo González
Pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

El retraso del juicio del «Prestige» agrava el drama de los imputados

09 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Con 76 años a sus espaldas y al menos dos by pass en su corazón, el capitán del Prestige Apostolos Mangouras solo tiene una pregunta en la cabeza cuando sus abogados lo llaman desde España. «¿Sabéis cuándo va a ser el juicio?». La pregunta es más incesante desde que se dio por terminada una instrucción judicial cuyos flecos se hacen eternos, agravando el drama de los dos principales imputados: el propio marino griego y el ex director general de la Marina Mercante José Luis López Sors.

En el caso de Mangouras, la situación es todavía más incómoda, pues acaba de cumplir ocho años en los que ha estado obligado a presentarse periódicamente en comisaría para cumplir las medidas cautelares decretadas por el juzgado de Corcubión.

Desde que el 7 de febrero del 2003 salió de la cárcel de Teixeiro, el capitán para quien la Fiscalía solicita 12 años de cárcel tuvo que presentarse diariamente ante la policía durante los primeros meses de su estancia en Barcelona, cuando no podía salir de España. Esta medida cautelar se suavizó luego a una presencia semanal y, desde noviembre del 2004, cuando se le dio el permiso para retornar a Grecia, Mangouras se ha presentado religiosamente cada quince días en una comisaría de Atenas o en la de su isla natal de Icaria, donde suele pasar los meses de verano.

A través de la Embajada de España en Atenas, el Ministerio de Justicia y el juzgado de Corcubión reciben informes periódicos de la situación del imputado. El último, al que ha tenido acceso La Voz, certifica «la presentación del capitán Mangouras en fecha del 5 de febrero pasado en la comisaría competente, como está previsto en el régimen de presentación quinquenal». Desde su partida a Grecia, la Justicia española ha recibido nada menos que 47 informes como este. Y tal y como va la preparación de la vista oral, se recibirán algunos más.

Una rutina

Sus allegados aseguran que Mangouras se toma su paso periódico por comisaría «como una rutina», aunque admiten que supone una carga que le hace sentir menos libre que sus amigos marinos de El Pireo. No puede salir de Grecia y, aunque lleva una vida «muy austera», la sensación de tener limitada la capacidad de movimiento «no es muy agradable».

Mangouras aún conserva buenos amigos en Galicia. Muchos de ellos formaron en su momento un importante núcleo de apoyo durante los 83 días que pasó en la cárcel de Teixeiro, donde tuvo que ser atendido por psiquiatras y llegó a medicarse con antidepresivos. El reencuentro con su mujer y sus dos hijos, a quienes quería abrir una agencia de viajes en Atenas con su último viaje en el Prestige, le devolvió el tono vital. Pero la tardanza y la inquietud por el juicio que le espera en España lo desespera. «Sigue manteniendo que es un gran injusticia que lo culpen de un accidente. Ocho años después sigue sin entenderlo», dicen.