La fragilidad del pacto PSOE-BNG complica su regreso a la Xunta

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

La coalición se ruraliza más al perder 70.000 electores en las siete ciudades

12 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La moneda se lanzó al aire en 35 municipios, pero al final la cruz cayó, entre otros, por el lado de Fene. El PP gobernará la capital gallega de la reconversión naval por primera vez en la democracia, porque las fuerzas de izquierda, que duplican a la derecha en representación (5.090 votos frente a 2.427), desistieron de confluir en un proyecto común para aplicarlo desde la alcaldía. Lo ocurrido en esta localidad de Ferrolterra, cuyo astillero enmudeció de rabia en los años ochenta, alberga en sí mismo rasgos de excepcionalidad, pero es también la consecuencia visible de la estrategia errática trazada por las direcciones del PSdeG y el BNG para conformar la única alternativa posible a la hegemonía política que abandera el partido de Alberto Núñez Feijoo.

Lo novedoso del mapa político actual es que, por primera vez en los últimos 16 años, las dos fuerzas que conforman la alternativa gallega al PP eludieron reeditar por escrito un acuerdo marco para asegurarse la gobernabilidad en los concellos donde tenían la mayoría absoluta y continuar de este modo con la fórmula patentada en 1995 por el entonces secretario general del PSdeG, Francisco Vázquez, y el portavoz nacional del Bloque, Xosé Manuel Beiras, para resistir al empuje logrado por los populares tras el desembarco de Fraga en Galicia.

El propio Pérez Touriño, primero con Beiras y después con Quintana, renovó siempre este tipo de pactos con el convencimiento de que eran indispensables, como así ocurrió, para gobernar algún día la Xunta. Pero esa fase concluyó con la derrota del bipartito en las autonómicas del 2009. Estas elecciones sumieron al PSdeG y al Bloque en una crisis que no tienen vocación de abandonar, al menos por el momento, dándole rienda suelta a la inventiva estratégica de sus nuevos dirigentes.

Proyectos en solitario

Solo así se puede entender que el líder de los socialistas gallegos, Pachi Vázquez, iniciara su mandato en el partido con el llamamiento a construir un proyecto político en solitario, que tras las municipales reconvirtió en una oferta de pacto con los nacionalistas «concello por concello», sabedor de que era lo máximo que estaba dispuesto a concederle Guillerme Vázquez.

Las dudas en torno a las coaliciones se han asentado en el PSOE y el BNG, y no permiten augurarles nada bueno. Su programa en común, denominado tantas veces progresista, se achica cada vez más donde se enarbola la bandera del progreso, las ciudades, donde los partidos pierden algo más de 70.000 votos y se hunden en un doloroso proceso de ruralización.

Pese a mejorar resultados en Vigo y Ourense, los socialistas perdieron el 22-M un total de 27.824 votos en el conjunto de las siete ciudades gallegas, tantos como los que consiguió reunir en Santiago, Ferrol y Pontevedra. El batacazo del Bloque fue todavía más dramático. De los 53.766 que le dieron la espalda en estos comicios, 42.224 estaban censados en las siete grandes ciudades. Cualquier intento de recuperar algún día el mando de la Xunta desde la izquierda sin aguantar el pulso de las ciudades es en sí mismo una quimera.

Al PP le resultaría un poco más fácil, como demostró Fraga, pero quizás la mayor virtud de Feijoo es que le sacó definitivamente la boina al partido para convertirlo por primera vez en el más votado en las siete ciudades, sin perder apenas respaldo en las áreas rurales.

El nuevo escenario político obligará a PSdeG y BNG a analizar muy al detalle lo ocurrido. Siempre es así. Y técnicamente, ambos partidos están reflexionando -los socialistas con sus asambleas locales y los nacionalistas con una comisión creada ad hoc- y decididos a afinar sus programas para conectar de nuevo con los electores. Pero está por ver si eso es suficiente. Porque el fallo no suele estar en los programas, sino en cómo los transmiten los equipos dirigentes. Y solo una renovación de la dirección, con el programa que se le presuponga, pueden cambiar a medio plazo el rumbo de las cosas.

Fervenza hace rotar otro escaño del PP

La investidura del diputado José Fervenza como alcalde de Moaña por el incumplimiento del pacto entre el PSdeG y el BNG hará rotar un nuevo escaño, el quinto, en el grupo del PP en O Hórreo. La vacante de Fervenza será ocupada, previsiblemente, por el abogado pontevedrés Jacobo Moreira.