Después de acumular nueve dimisiones de ediles en otras tantas jornadas y de desoír durante 96 horas a la cúpula de su partido, Currás claudica
10 jun 2014 . Actualizado a las 14:13 h.La crónica de lo ocurrido ayer, probablemente, comenzó a escribirse en la tarde noche del 14 de abril del 2012, cuando, reunido en Monte Pío con el entonces regidor de Santiago, Gerardo Conde Roa, el presidente del PPdeG, Alberto Núñez Feijoo, aceptó a su interlocutor que impusiera a Ángel Currás como sucesor al frente de una alcaldía que él debía abandonar antes de que terminase desalojándolo la Justicia por delincuente fiscal. No obstante, el desenlace al rocambolesco relato lo han puesto 15 días de auténtica locura en la capital de Galicia: los transcurridos entre el 26 de mayo y ayer.
LUNES, 26 de mayo
Primera dimisión. Imputado en la operación anticorrupción Pokémon, el concejal de Deportes, Adrián Varela, recibe una nueva citación para declarar en los tribunales, esta vez, en un caso por intento de despido. Oculta ese dato, pero dimite. 24 horas después de unas elecciones europeas en las que el PPdeG acababa de obtener su peor resultado en un cuarto de siglo, aduce que se va a casa en «solidariedade» con siete de sus compañeros, los cuales en aquel momento se encontraban a la espera de sentencia por haber aprobado pagar, en mayo del 2013, la defensa legal de Varela en la Pokémon con fondos del Ayuntamiento.
LUNES, 2 DE JUNIO
Condena masiva. El Juzgado de lo Penal número 1 de Santiago condena por prevaricación a nueve años de inhabilitación para el ejercicio de empleo o cargo público a los munícipes que habían dado luz verde a costear con dinero municipal el abogado del responsable de Deportes. Horas más tarde, dimiten en bloque los siete acusados, pero Currás se aferra al cargo.
MARTES, 3 DE JUNIO
Novena baja. Aumenta la presión sobre el alcalde, al presentar su renuncia otra concejala: Rebeca Domínguez, distanciada desde hacía meses del regidor y muy crítica con la decisión de este de no apartarse tras la condena masiva de compañeros. Currás se enroca y se concede tres jornadas de plazo para completar el «fichaje» de nueve personas para cubrir las vacantes en un ejecutivo de 13 miembros.
Miércoles, 4 DE JUNIO
Llega Feijoo. Después de seis días de viaje institucional por Japón, un Feijoo contrariado e irritado aterriza de vuelta en Santiago y, por la noche, coincide con Currás en un acto: la apertura de la reunión del comité ejecutivo de la Organización Mundial del Turismo. Empieza a marcar distancias con el primer edil. En una breve charla entre ambos, hablan de banalidades.
jueves, 5 DE JUNIO
Empieza la operación salida. Por la tarde, en privado y sin éxito inicial, la cúpula del Partido Popular de Galicia pide directamente la cabeza a Currás, en un movimiento clave que trascendió al día siguiente, cuando lo reveló La Voz. Arrancaba en ese preciso instante la operación salida. Ya por la mañana, Feijoo había empezado a preparar el terreno, rechazando en público respaldar al alcalde, desentendiéndose de la formación de su nuevo ejecutivo municipal y no negando que debiera dimitir. «Urxe abrir unha nova etapa en Compostela porque o merecen a cidadanía e as institucións», sentencia en la comparecencia posterior a la reunión semanal del Consello de la Xunta.
viernes, 6 DE JUNIO
Oídos sordos. Lejos de acusar recibo del recado, Currás lanza un órdago a Feijoo y envía a su mano derecha, Reyes Leis, a contar a la prensa que pretende que el líder del PPdeG, durante el fin de semana, avale la composición del gabinete de sustitutos que había confeccionado. La reacción del entorno del mandatario, de nuevo demoledora: «El presidente, en línea con lo que ya ha manifestado, ni le va a avalar el gobierno ni se lo va a dejar de avalar. Si el alcalde quiere informarle a él antes que a la opinión pública, perfecto: es su decisión. Pero, dentro de sus competencias, es su lista y su gobierno, no el de Feijoo».
sábado, 7 DE JUNIO
Otro recado en los medios de comunicación. A través de la prensa, el jefe del Ejecutivo autónomo envía a Currás otro mensaje de desprecio, muestra de la tensión máxima existente entre ambos. Consultado acerca de si conocía ya o no la alineación de colaboradores con la que el regidor aspiraba a agotar mandato, espeta: «Pregúntele al alcalde usted, le digo, que es al que le corresponde hacer los equipos».
lunes, 9 DE JUNIO
La conversación definitiva. El alcalde amanece con la intención firme de, como había pregonado el viernes, seguir haciendo oídos sordos ante el clamor y presentar a los medios su nuevo gobierno. De hecho, con ese objetivo explícito, a las nueve y media de la mañana convoca una conferencia de prensa para las seis de la tarde, comparecencia que a la postre convertiría en la de su dimisión. ¿Qué ocurre entremedias? Pasadas las cuatro y media mantiene con Feijoo una conversación que ponía el broche a la serie de presiones que llevaba 96 horas recibiendo. La resistencia torna ahí en claudicación. Había sido -toda una metáfora- un lunes caótico, en el que el regidor, en una resolución histórica, incluso había llegado a anular, sin avisar siquiera a su secretaria, su asistencia a la toma de posesión del nuevo rector de la Universidade de Santiago (USC), Juan Viaño, para despachar asuntos relacionados con la contratación municipal. Después de ese acto al que no acude y antes de regresar al Pazo de Raxoi, se deja ver por espacio de dos horas en el Hostal dos Reis Católicos, como ajeno a lo que se le viene encima: el ocaso de su carrera política. Primero alterna en la cafetería charlando largo rato con un escultor y luego almuerza en el restaurante. Nunca una digestión fue tan pesada.