Voluntarios de la comarca recorrieron ayer unos 30 kilómetros cuadrados a la búsqueda de la joven
02 sep 2016 . Actualizado a las 13:52 h.Por fin lo han conseguido. Llevaban días pidiendo colaborar. En la comarca de Barbanza hay una gran preocupación por la desaparición de la joven madrileña Diana Quer, de la que nada se sabe desde el 22 de agosto, por lo que muchos vecinos estaban interesados en echar una mano rastreando. Ante la imposibilidad, las redes sociales fueron, inicialmente, su primer y gran valedor para quejarse, protestar y pedir que les dejasen colaborar. No podían permanecer impasibles. La insistencia dio sus frutos y la Guardia Civil accedió a sus peticiones. Los primeros grupos de voluntarios ya salieron ayer a rastrear el monte, aunque los resultados no han arrojado luces sobre el misterio de la desaparición de Diana.
Las noticias sobre Diana Quer no son alentadoras desde que se supo de su desaparición. No hay rastro. Ni un atisbo de algo que conceda esperanzas sobre su paradero. Con el paso de los días sin resultados aumentaba la rabia de numerosos barbanzanos que clamaban: «¡Temos que facer algo!». Muchos contactaron con el Concello de A Pobra para ponerse a su disposición. Salir a buscarla era su objetivo.
Contaminación de pruebas
El alcalde tuvo que dar explicaciones sobre la imposibilidad de hacer batidas populares. La Policía Judicial de la Guardia Civil no quería injerencias que pudiesen contaminar posibles pruebas. Pero finalmente, y ante el clamor popular, la Guardia Civil aceptó el rastreo por parte de voluntarios, eso sí, siempre bajo su supervisión.
La convocatoria popular fue un éxito. Superó las expectativas. Más de cien personas acudieron a la llamada para ponerse en marcha. Tras unas breves explicaciones dadas el miércoles por la noche, ayer fueron citados los primeros voluntarios. Unas treinta personas recibieron las últimas instrucciones para acompañar a agentes de la Guardia Civil y a voluntarios de Protección Civil para peinar la zona comprendida entre O Curro das Canizadas y el mirador de A Curota, alrededor de treinta kilómetros cuadrados en una mañana.
Jóvenes y mayores comenzaban la caminata con la esperanza de dar con algún indicio sobre la muchacha madrileña. Rostros serios y con un hermetismo total en sus labios: «Temos prohibido falar cos medios de comunicación», respondían. Aún así, alguno apuntaba que no podían quedar impasibles, podía ser la hija de uno de ellos.
No fue un paseo
Era una reivindicación solicitada a gritos por los barbanzanos que querían colaborar de alguna manera en las tareas y mostrar así su solidaridad a la familia. «Non vaian pensar que non nos doe a rapaza porque non é de aquí. É unha das nosas e podía ser a filla de calquera». La jornada no fue fácil. No fue un paseo para los rastreadores, que tuvieron que sortear todo tipo de escollos en una mañana en la que el sol apretaba sobre la hermosa sierra de Barbanza con unas impresionantes vistas a la ría de Arousa. Allí, una lancha de la Guardia Civil inspeccionaba cada rincón de la costa.
Aunque no se obtuvieron los resultados apetecidos, la de ayer fue una jornada especial y los vecinos que participaron en ella demostraron ser solidarios. La gente está sensibilizada y volcada. Incluso empresarios de A Pobra arriman el hombro en lo que pueden. El bar Mascatiño no permitió que los voluntarios pasasen hambre o sed. Cajas de avituallamiento a mitad de la mañana mitigaron el duro esfuerzo de un grupo de personas que quitaron horas de su tiempo para estar al lado de la familia de Diana Quer en unos momentos tan difíciles.
A pesar de que no apareció ningún indicio o pista, los integrantes de las brigadas vecinales regresaron contentos por poder aportar su granito de arena a la búsqueda de la joven madrileña. Eso sí, estaban agotados. La caminata fue larga y discurrió por unos terrenos escabrosos.
Mañana, otro grupo
Otro grupo de voluntarios continuarán buscando pistas durante la jornada de hoy en zonas próximas al monte de A Curota. Las mochilas y los chalecos naranjas mudarán el paisaje verde de la sierra barbanzana con la intención de colaborar en una causa que está tristemente de actualidad en toda España.
Personas jóvenes y mayores procedentes de diversos puntos de la comarca y también algún que otro turista se están volcando en una iniciativa popular que en un principio no era muy bien vista por los investigadores. Los barbanzanos ponen a disposición de la causa lo más valioso que tienen, su tiempo libre, y también ofrecieron vehículos y material necesario para dar con alguna pista sobre el paradero de Diana.