
Exige al BNG que «deixe en paz» al fundador del PP y no lo vincule con el caso Lezo
27 abr 2017 . Actualizado a las 00:50 h.Ayer se cumplió una semana desde el lanzamiento de la operación Lezo, que está sacudiendo los cimientos de la política madrileña con la investigación de una trama de corrupción que afecta a sesenta personas, y la escandalera que rodea a este asunto llegó hasta el Parlamento gallego de la mano de la portavoz del BNG, Ana Pontón, que asoció a la Fundación Manuel Fraga con los «xenerosos» donativos concedidos por el grupo de empresas de Juan Miguel Villar Mir, dueño de la constructora OHL e imputado en el caso Lezo. Feijoo se rebeló contra las insinuaciones del Bloque por entender que ponían en duda la honorabilidad del fundador del PP. «Deixe a Fraga en paz, si é posible», reclamó el presidente de la Xunta visiblemente irritado.
Tanto Ana Pontón, como posteriormente hizo Luís Villares, portavoz parlamentario de En Marea, aprovecharon que la Xunta debe decidir en las próximas semanas si autoriza la segregación de los embalses de la antigua Ferroatlántica en el río Xallas, concedidos a Villar Mir, para indagar -como ocurre con la operación Lezo- en las vinculaciones entre dicho empresario y la financiación del PP.
La cuestión no estaba incluida en el orden del día del pleno del Parlamento, pero Ana Pontón aprovechó su intervención para reconvertir oralmente su pregunta a Feijoo para sacar a colación algunos de los intereses gallegos de Villar Mir y desvelar su presunta intención de vender los embalses. «Quer facer caixa coas centrais do río Xallas, coller a pasta e pirarse», y advirtió la portavoz nacionalista.
«Galicia non está para pagar os favores que o PP lle deba a Villar Mir», insistó Pontón, antes de emplazar a Feijoo a que explique por qué el citado empresario hizo «xenerosos donativos» a la Fundación Manuel Fraga, constituida en Vilalba (Lugo) para velar por el legado del expresidente de la Xunta, y por qué la Xunta adjudicó «a dedo» a la constructora OHL la gestión de los albergues del Camiño de Santiago por 1,3 millones de euros.
«Non ten un patacón»
El primer mandatario gallego reaccionó con contundencia a las insinuaciones de la portavoz del BNG. «Deixe vostede a Fraga, si é posible, en paz; digo si é posible», acotó Feijoo en su réplica, antes de poner de relieve que la Fundación Fraga «non ten un patacón» y que ni siquiera disponía de recursos para «catalogar os arquivos» de quien fue el presidente de la Xunta durante más de 15 años.
Es más, el líder del PPdeG entendió que el BNG comprometía la honorabilidad del fundador del partido y se mostró contundente al afirmar que «hai unha diferenza» entre el expresidente Fraga «e moitos políticos que agora estamos descubrindo exactamente ao que se adicaban», dijo, en alusión a todos los implicados en escándalos de corrupción, pero sin citar directamente a ninguno de ellos.
«Nada que ocultar»
El presidente autonómico consumió buena parte de su intervención en contestar a la pregunta que Pontón le formuló por escrito, pese a que ella insistió en derivarla hacia los negocios de Villar Mir. «Se quere falar de Villar Mir, está no seu dereito», respondió Feijoo, arguyendo que no tenía «nada que ocultar». Ahora bien, advirtió que los contratos a Villar realizados en cuatro años por el bipartito de PSOE y BNG eran similarees a los realizados por el PP en ocho años. «Andan por aí», comparó.
También Villares tiró de la madeja de Villar Mir y Ferroatlántica para intentar salpicar al PPdeG con la presunta financiación irregular del partido. Pero en su caso, Feijoo evitó discutir sobre dichas insinuaciones y se limitó a hablar del paro, que fue de lo que se le preguntó por escrito.
De compañero de Gobierno a mecenas del legado de la Fundación Fraga
Las relación personal entre el expresidente Manuel Fraga y el empresario Villar Mir arranca, como mínimo, en 1975, cuando ambos formaron parte, como vicepresidentes, del Gobierno formado por Arias Navarro tras la muerte de Franco. Y mientras el fundador del PP enfocó su carrera hacia la política, el otro la derivó hacia el mundo de los negocios. En Galicia se hizo con la concesión de la mina de Serrabal, que durante años comprometió el paso del AVE, a la vez que figura como mecenas de la Fundación Manuel Fraga, financiando la rehabilitación de la casa familiar de Fraga en Vilalba.