El PSOE gallego se reactiva con un grupo tan renovado como inexperto

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

El líder socialista crea una comisión permanente para poder manejarse en la ejecutiva de más talla de la historia

01 nov 2017 . Actualizado a las 07:20 h.

Al término del congreso que el PSdeG-PSOE celebró el pasado fin de semana, alguien dijo que Gonzalo Caballero había conformado un equipo de dirección «a la altura del 15M», haciéndose rodear de personas -de muchas personas- deseosas de hablar y de exponer su opinión, aunque esta forma de operar es muy poco eficiente para la toma de decisiones. El PSdeG que echó a andar el domingo no se parece en casi nada a los vistos hasta el momento. Es más renovado que ningún otro, tanto que la mayoría de los miembros de la ejecutiva carecen de experiencia orgánica, cuando no se han significado por defender posiciones críticas y de trinchera. Y ahora son parte del sistema. Y están llamados a pasar de las musas al teatro.

Si el PSdeG fuera la Hispania romana, Lola Villarino jugaría el papel de Cepión con Viriato Para ir por partes, es evidente que el partido pudo salir del congreso nacional menos dividido y fragmentado de lo que lo hizo. No se produjo ni el más mínimo gesto de integración con el grupo que apoyó a Juan Díaz Villoslada, que obtuvo el 42 % de los apoyos en las primarias, lo que no es baladí. Con la excepción de la promoción de Carmela Silva al comité federal, lo que puede ayudar al nuevo líder a destensar las relaciones en su propia agrupación.

Incluso hay quien concede que la ejecutiva la tiene que hacer el secretario general en libertad, con personas de su confianza, pero los órganos representativos, como el comité nacional y el comité federal, deben reflejar la pluralidad del partido. Y ese 42 % quedó apartado de ambos.

Decisivo papel de Villarino

Claro que el PSdeG salió reforzado solo con el hecho de tener una dirección después de año y medio bajo la regencia de Pilar Cancela. La renovación también supone un aporte de ilusión, y lo que pueda tener de hándicap la inexperiencia el nuevo secretario xeral supo compensarlo con el papel decisivo que le reservó a Lola Villarino, la expresidenta del Parlamento que toreó en muchas plazas y fue artífice, junto a Touriño, Antón Louro y otros, de coger aquel PSdeG hundido en 1998 y fortalecerlo hasta llegar al Gobierno gallego.

«Lola é moita Lola», dice un dirigente que la trató durante muchos años. Sabe cómo proteger al joven jefe, cómo dinamitar los contrapoderes internos a base de alimentar las ambiciones personales, como hizo con Leiceaga y el grupo que lo apoyaba. Si el PSdeG fuera la Hispania romana, Lola Villarino jugaría el papel de Quinto Servilio Cepión, prometiendo riquezas al desleal para después espetarle: «¡Roma no paga a traidores!».

El PSdeG no hizo más que empezar a andar y tiene todavía todo por demostrar. Es un partido renovado, que arranca con una falta de integración que a nadie parece preocupar y una inexperiencia que irá subsanando poco a poco. Para hacerlo operativo ya se ha creado el primer instrumento, una comisión permanente, de apenas una decena de personas, que se reunirá cada semana para tomar decisiones, pues la ejecutiva abundante, de casi 60 personas, solo será convocada una vez al mes.

Está por ver ahora si los que fueran aupados a la cúpula del PSdeG desde las conspiraciones de trinchera son capaces de cambiar el paso. Especialmente el secretario de organización, José Antonio Quiroga, al que muchos reprochan su parcialidad.

Las elecciones de las direcciones provinciales serán la próxima estación del PSdeG. Pero ahí Gonzalo Caballero tiene mucho andado, pues desactivó las baronías de Pachi Vázquez en Ourense y de Besteiro en Lugo y derrotó a Formoso en A Coruña. Solo Abel Caballero resiste en Vigo. Y con la baronía del tío el nuevo líder no va a tardar en arreglar.