La sangre fría del asesino de Diana Quer: pasaba a diario cerca de la nave y «nin se inmutaba»

Ramón Ares Noal
MONCHO ARES RIBEIRA / LA VOZ

GALICIA

La empresa limpió las instalaciones cuando el cuerpo de la joven presuntamente ya estaba dentro

04 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La nave industrial inactiva en cuyo sótano se encuentra el pozo de agua donde permaneció durante 496 días el cuerpo sin vida de Diana Quer era terreno muy conocido para José Enrique Abuín, el Chicle, por lo que se supone que no eligió al azar el lugar en el que esconder su crimen machista. La antigua y destartalada fábrica no solo le daba confianza porque sabía de todos sus rincones, sino que, además, la tuvo siempre a la vista: de niño, de adolescente, de adulto e incluso durante los 16 meses y medio que escondió el cadáver, porque prácticamente pasaba todos los días por su lado, ya que el asesino comía habitualmente en casa de sus padres y transitaba impasible por las cercanías, como si no pasara nada.

Hay quien asegura que solamente el azar podría haber dado con el paradero de Diana Quer si el presunto autor del asesinato no hubiese confesado dónde estaba, porque el pozo del sótano estaba tapado como si no se hubiera abierto desde que la fábrica de gaseosas dejó de funcionar, e incluso al abrir la tapa de hierro solo se podía ver agua. Ni siquiera desprendía mal olor.

Las casualidades también jugaron a favor del Chicle, ya que, dos meses después de la desaparición de la joven madrileña, se tapió el edificio y se cerraron algunas puertas con candados por motivos de seguridad. Incluso poco antes de la desaparición de Diana, concretamente el 30 de julio, la Policía Local de Rianxo registró el inmueble porque conocía la situación que se vivía en su interior, donde niños y jóvenes acudían a menudo y había riesgo de que se instalasen personas sin techo o drogodependientes.

Requerimiento policial

Ante esta situación, los agentes enviaron a la agencia inmobiliaria un requerimiento para que adoptase las medidas necesarias encaminadas a resolver la situación: retirar los residuos de su interior, tapiar y bloquear las entradas y vaciar los muebles, e incluso el chasis de un vehículo que se pudría en el inmueble.

El 12 de septiembre, cuando se supone que el cuerpo de Diana Quer estaba dentro, una empresa de limpieza remitió un informe con los trabajos que se harían en la nave. Estos concluyeron el 2 de octubre y fueron verificados por el mismo cuerpo de seguridad, que se acercó a la instalación para comprobarlo, pero no hizo un examen a fondo porque el informe adjunta fotos que evidenciaban el cumplimiento de la instrucción.

El cadáver supuestamente llevaba dos meses dentro del edificio y, a partir de ahí, comerciales de la firma inmobiliaria acudieron en varias ocasiones para enseñar las instalaciones a posibles compradores. Pudo haber interés, aunque finalmente ninguno siguió adelante.

La suerte, a su favor

La suerte favoreció a José Enrique Abuín durante casi 17 meses, porque ni niños, ni jóvenes, ni comerciales, ni posibles compradores, ni policías municipales podían sospechar lo que se escondía en el sótano, ni tampoco amigos y familiares del Chicle que pasaron a su lado, en su coche, por la carretera, sin apreciar ni el más mínimo indicio.

Mercedes Gey aseguró que su sobrino la llevó en más de una ocasión al trabajo. Pasaba por delante de la fábrica, pero nunca dio síntomas de nada: «Nin se inmutaba. Pasou por diante da nave 40.000 veces e nin se puxo nervioso». Asegura que desde la ventana de su vivienda se puede ver la fábrica y que no logra entender nada, que sigue conmocionada. Confiesa que, a pesar de que José Enrique era un bravucón y un mentiroso, no se esperaba esa sangre fría y mucho menos que dejase el cadáver de la joven a pocos metros de la vivienda de su madre.

Amigos del Chicle no entienden cómo fue capaz de guardar el secreto tanto tiempo, sobre todo porque sus constantes idas y venidas le llevaban a pasar continuamente por delante de la nave: «Eu levántome pola mañá e a nave é o primeiro que vexo pola ventá, e non podo crer que el pasase polo lado e nin se inmutase. A min ata me custa durmir», señala uno.

«Nin se inmutaba»

Otro vecino que en más de una ocasión hizo el recorrido junto al detenido apunta: «É que nin se inmutaba, nin miraba para alí nin se poñía nervioso nin se alteraba o máis mínimo. Nada. Non lle notabas absolutamente nada». «Iso demostra que non ten corazón», apostilla un familiar. «Nunca mostrou remordemento: se a atropelara sen querer non andaría tan tranquilo nin pasaría por onda a nave coma se nada».

Otro residente en Asados reconoció que él, igual que otros jóvenes de la zona, había estado en el interior de la nave y no ocultaba su preocupación por ello: «Imaxina que aparece algo meu alí, porque entraba todo o mundo, e nós que somos veciños e temos andado xuntos... Vaia problema».

El Chicle: «¡Rubia, ven aquí!»

Dos de las jóvenes a las que el presunto asesino de Diana Quer invitó a llevar a casa relatan cómo el hombre insistía en llevarlas

á. sevilla

Dos de las jóvenes que, durante la madrugada de Nochebuena, aseguraron que José Enrique Abuín, el Chicle, las había invitado a subir a su coche, como adelantó este periódico el martes, detallaron ayer el suceso en el programa Espejo Público. «Estábamos yendo de un local a otro, alrededor de las tres de la madrugada. Nos paró al lado. Nos ofreció montar en el coche, que era un Audi oscuro. Decía que nos llevaba, que nos acercaba a casa. Nosotras nos negamos. Mi hermana iba con los zapatos en la mano y ya le insistió a ella más que nada. A la rubia la llevo yo a casa: no se va a hacer daño en un pie».

Según comentaron, «incluso se echaba a la ventanilla del copiloto». Aseguraron que no lo conocían de nada y que se obsesionó con una: «Fue una fijación por el simple hecho de ir descalza. Debió de pensar: sabe Dios cómo va y a ver si cuela. Venía detrás, luego dio la vuelta y nos lo encontramos de frente, pero siguió. Hasta que llegamos a un bar, donde estaban mi padre y mi cuñado y nos metimos allí. Pasó cuatro veces por delante, miraba si estábamos y luego salía rápido».

Confiesan que no paró de decir la misma frase: «¡Rubia, ven aquí!». «Era todo el tiempo "ven que te llevo. ¿Dónde vives? ¿Para dónde vas?"», afirma la joven. Su hermana asegura: «Nunca te imaginas que te pase en primera persona; cuando eso te ocurre no haces vida con normalidad».

Una de las jóvenes aseguró que Abuín aparecía en uno de sus vídeos, aunque lo borró: «Me parecía absurdo, no sabía que era sospechoso. No había salido su foto en tele. Lo he eliminado, si pudiera recuperarlo sería una prueba clara de que era él, porque se ve su cara y cómo está insistiendo. Se veía el coche, el pelo teñido de rubio y su gran dentadura».