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Aemet predice una estación «normal» tras un período marzo-mayo «frío» y «muy húmedo»
22 jun 2018 . Actualizado a las 10:17 h.Ante la incertidumbre para elaborar un pronóstico fiable -y en esta ocasión es grande e insalvable-, los meteorólogos se acogen a lo que se considera normal para la época y, como señaló ayer Francisco Infante, delegado territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), «un verano normal aquí en Galicia ya sabemos cómo es, un buen verano, en el fondo», de manera que si no se producen sobresaltos, la estación que ayer comenzó se comportará como se espera de ella, «con pocas precipitaciones, tormentas, algún día de nieblas en la costa, muchos soleados... en fin, un verano típico», resumió el experto.
La incertidumbre proviene de la tibieza con que se expresan los modelos matemáticos en los que los predictores fundamentan sus análisis. Ninguno de estos simuladores indica con más claridad que otro que el verano vaya a tender a frío, húmedo, seco o cálido. Por eso Infante fía la predicción a medio plazo a lo que dicta la norma, de acuerdo con los valores registrados a lo largo de la serie histórica. De asociar el pronóstico a la situación atmosférica precedente, el resultado sería anómalo en extremo. Así fue la primavera: fría, casi medio grado por debajo de lo normal, y muy húmeda, con un 140 % más de lluvia de la que se consideraría típica.
Infante atribuyó al mes de marzo el carácter de toda la estación en la presentación ayer en el centro territorial de A Coruña del balance climatológico de la primavera y el avance para los próximos días. Un mes de marzo «muy frío» que dejó una temperatura media en Galicia de 2,5 grados por debajo de lo normal -también la mínima absoluta de la primavera: 5,9 grados bajo cero registrados el día 22 en Beariz, Ourense-, y «muy húmedo», el tercero más lluvioso de los últimos 70 años, después del de 1962 y del 2001.
Tres sequías en 18 años
Marzo también despidió la tercera sequía que se registra en lo que va de siglo, ya que si bien las primeras lluvias cayeron en diciembre del 2017 no fue hasta marzo que el índice que manejan los meteorólogos para ponderar el patrón de precipitaciones, atendiendo al agua de los embalses y las aguas subterráneas, alcanzó el 0, técnicamente el momento en que se da por finalizado el período seco. Y así fue, que pocos días después, a principios de abril, se levantó la prealerta por sequía en la que todavía se encontraba Galicia.
«No es una evidencia pero sí un indicio», apuntó Infante sobre la relación entre estos períodos secos recurrentes y el cambio climático. «De hecho, tenemos una conclusión robusta desde el punto de vista científico, que dice que lo húmedo tiende a ser más húmedo y lo seco tiende a ser más seco; es decir, los períodos secos serán más largos y más intensos, y los períodos de lluvias serán más cortos, pero más intensos también». Los nuevos indicios se suman a certezas ya contrastadas sobre el calentamiento global, como los cambios en la concentración de gases de efecto invernadero, que la AEMET mide en el observatorio canario de Izaña, frente al Teide, a 2.400 metros sobre el nivel del mar y en lo que se conoce como «atmósfera libre», a salvo de variaciones asociadas a la actividad en la superficie terrestre. De los cuatro gases de los que la agencia estatal lleva registro, el dióxido de carbono (CO2) alcanzó esta primavera las 410 partes por millón, el valor más alto desde hace 700.000 años, alertó Infante, que mostró el gráfico de Izaña enfrentado al del CO2 en el célebre observatorio de Mauna Loa, en Hawái, con curvas coincidentes. «Son estaciones importantes que incluso aportan datos sobre lugares de emisión y sumideros, de manera que si un país oculta información se acaba sabiendo», explicó Infante.
Año hidrológico
Ahora, superada la sequía del 2017, Galicia encara el año hidrológico con holgura gracias a la lluvia acumulada en los últimos meses, que en mayo superaba ya los 1.093 litros por metro cuadrado cuando el promedio para Galicia según la serie histórica es de 1.403 litros entre el 1 de octubre y el 30 de septiembre, umbrales del ciclo hidrológico. Y ahí no se incluyen los chaparrones de la primera quincena de junio, un «período muy frío y muy húmedo», subrayó Francisco Infante, en el que la precipitación recogida superó la media de todo el mes.
La situación, que se prolongó hasta la pasada semana, tuvo que ver con la retirada del anticiclón de las Azores de la posición que ocupa normalmente en el centro del Atlántico y la formación de otro centro de altas presiones en el norte de Europa que, juntos, abrieron un pasillo por el que se fueron descolgando una tras otra las borrascas con sus respectivos frentes de lluvia.
La estabilidad continúa con temperaturas altas antes de una semana cálida y húmeda
No hay motivos para pensar que las lluvias incesantes de la primera quincena de junio sean el preludio de un verano inestable. San Juan será espléndido, anunció ayer con la certeza de las predicciones a corto plazo el jefe de la Agencia Estatal de Meteorología, Francisco Infante. Agradables temperaturas nocturnas de 15 o 16 grados, escasa probabilidad de nieblas, «si acaso algo en A Mariña lucense», oleaje poco significativo, inferior a 2 metros de altura, ausencia de mareas vivas y temperatura del agua que no animará a bañarse -entre 15 y 17 grados- «garantizarán que la noche transcurra, al menos meteorológicamente, tranquila».
De aquí a la madrugada de San Juan y al resto del fin de semana el tiempo revuelto, en todo caso, puede presentarse en cualquier momento por influencia de un fenómeno que los meteorólogos conocen como DANA (depresión aislada en niveles altos) y consiste en un embolsamiento de aire frío en las capas altas de la atmósfera que suele brindar las condiciones perfectas para que se produzcan bruscos movimientos verticales de aire, el frío que baja, el cálido que sube, espectaculares cumulonimbos y las consabidas tormentas.
«En el sudeste de Galicia, en el interior de Ourense, es donde la probabilidad de actividad convectiva será mayor durante el fin de semana», explicó Infante, que avanzó, tanto para mañana como para el domingo, temperaturas superiores a 25 grados en las comarcas costeras y por encima de 30, incluso 35 grados, en el interior de Pontevedra y Ourense.
Para la semana que viene el panorama queda a expensas de una borrasca casi estacionaria localizada al oeste de la Península, de cuyo movimiento -incierto, por el momento- dependerá finalmente el tiempo a medio plazo. Con todo, el delegado territorial de Aemet pronosticó «en general, una semana con una anomalía cálida», esto es, con temperaturas por encima de lo normal para esta época del año, pero también «con una anomalía húmeda», que de cumplirse solo puede entrañar nuevas precipitaciones, por débiles que sean. «Descenderán un poco las temperaturas con una situación más inestable que dará lugar a chubascos de carácter tormentoso irregularmente repartidos, más probables el lunes y martes». El fenómeno a atender serán, pues, las tormentas, que ya fueron protagonistas en la primavera. «En toda España la actividad tormentosa fue muy importante. En Galicia cayeron 4.400 rayos, cuando lo normal son 5.000 -cifró Infante-».
Los termómetros superarán los 25 grados en la costa y pueden alcanzar los 35 en el interior
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