Los cuatro diputados gallegos en Europa buscan el apoyo de sus partidos para repetir candidaturas
21 oct 2018 . Actualizado a las 12:31 h.Solo unas horas después de que Alcoa anunciara su intención de cerrar las plantas de A Coruña y Avilés, dejando a 690 trabajadores en vilo, la eurodiputada Lidia Senra (En Marea) pedía desde Bruselas que se reclamara el dinero público invertido en la compañía, mientras José Blanco (PSOE) iba un poco más allá y registraba una iniciativa dirigida a la Comisión Europea emplazándola a combatir las prácticas comerciales desleales derivadas de la sobreproducción asiática y evitar así la pérdida de músculo industrial en el continente, pues lo de Alcoa se suma al cierre de plantas de Caterpillar, Alstom o Vestas. Un día más tarde, también la diputada Ana Mirada (BNG) registraba una iniciativa parecida.
Los gestos ágiles de Senra, Blanco o Miranda son la prueba más evidente de que han iniciado su campaña de exhibición de méritos para intentar revalidar su escaño en el Parlamento Europeo, una decisión que no depende de ellos, sino de la jefatura de sus organizaciones políticas.
Galicia cuenta actualmente con cuatro eurodiputados: Francisco Millán Mon (PP), José Blanco (PSOE), Lidia Senra, elegida por AGE Europa, ahora bajo el paraguas de En Marea, y desde febrero también Ana Miranda (BNG), por rotación con el escaño de Bildu. Y ninguno ha mostrado la más mínima disposición a hacerse a un lado para facilitar el relevo en las elecciones europeas. Más bien al contrario, todos ellos quieren renovar en mayo su pasaporte a Bruselas.
La carrera política de Millán Mon fue muy ligada a la de su gran valedor, Mariano Rajoy, a la vez su cuñado, pero su final no tiene por qué ser parejo. En el Grupo Popular Europeo es una preciada pieza, por sus conocimientos de comercio internacional, al igual que lo valora Feijoo. Suma ya 15 años de eurodiputado, pero si quiere renovar el pasaporte no va a tener problemas. Si acaso, lo que intentará el PPdeG es contar con dos representantes, y entre los posibles hay nombres como el de Irene Garrido.
Con José Blanco son diferentes las cosas. En su debut como eurodiputado se mostró muy activo, sobre todo en el campo de las energías renovables, pero Bruselas es para él una especie de Coliseo en el que pelear como gladiador por su futuro. Y quien decide es Pedro Sánchez, en el papel de emperador, y por ahora no está claro si su pulgar apunta hacia arriba o hacia abajo.
Más complicada es todavía la situación de En Marea. La dirección que encabeza Luís Villares valora mucho la colaboración que tuvo de Lidia Senra, su claro referente en Europa. Pero hay todavía muchas etapas que quemar, empezando por definir la fórmula en que se acudirá a las elecciones. Algo parecido tiene que hacer el BNG, si bien su referente indiscutible para Europa es y será Ana Miranda.
El escaño europeo es un caramelo para cualquier político: salario de 7.956 euros mensuales, una dieta diaria de 304 euros para alojamiento y gastos, viajes gratis y 4.299 euros más para gastos en el país de origen. «París bien vale una misa», dijo aquel rey hugonote, Enrique IV, que se hizo católico para acceder al trono. Pues Bruselas bien vale dos.