Uno de cada tres tutores de primero de ESO es nuevo en su instituto

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira REDACCIÓN /LA VOZ

GALICIA

J. M. CASAL

Los directores minimizan el desconocimiento entre docente y centro si hay apoyo

06 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En noviembre, el secretario valenciano de Educación, Miguel Soler, denunció que el 92 % de los tutores de 1.º de ESO en los institutos públicos de la comunidad eran interinos. Entendía Soler que 1.º de ESO es el curso más importante de la secundaria obligatoria y por eso ahora la Comunidad Valenciana exige que el tutor sea un docente definitivo. ¿Y cómo está Galicia? En la Xunta no disponen del dato, pero una comparación de la lista de docentes con destino provisional (sale en el mes de septiembre) cotejada con las tutorías de casi 80 institutos de 41 concellos gallegos -entre ellos las siete ciudades- permite establecer una media: uno de cada tres tutores de 1.º de ESO es un docente nuevo en ese instituto, y en 2.º de ESO, casi la mitad (el 45 %).

Ser nuevo supone la mayoría de las veces que ni instituto ni docente saben su destino hasta septiembre. ¿Es un problema? Según los profesores consultados, no si el profesor tiene el carácter adecuado, pero como no se sabe quién llegará por la puerta, el instituto está a expensas de quién le toque. En cualquier caso, desconoce la dinámica interna del centro, y muchas veces el barrio o la localidad.

No tiene tan claro Isabel Ruso, presidenta de Addiga, asociación que aglutina a los directores de institutos gallegos, los contras. Sí reconoce que la ley gallega prioriza el bachillerato y «es normal que la gente de la casa coja los cursos más altos», pero resta importancia a la experiencia o antigüedad de un tutor de primero: «No puede ser que un centro espere que el tutor lo haga bien. Lo tiene que hacer bien sí o sí». Para ello, explica, es más importante la red que se teje en el centro que el nombre propio del tutor: «Hay un departamento de Orientación, y lo ideal es que exista un coordinador de secundaria y otro de bachillerato, y un jefe de estudios adjunto. En ese caso, el tutor no puede ir por libre» porque tiene apoyo y control. En la misma línea se expresa la consellería: «Que sexan profesores interinos [o provisionales] non repercute na calidade da docencia e das funcións de titoría, posto que as competencias do profesorado galego están plenamente garantidas».

El tutor como tal lo elige la dirección del centro entre los que han optado (o les ha tocado) cada curso. «En mi instituto -explica Ruso, directora del Eusebio da Guarda, de A Coruña- tengo un 35 % de gente de fuera». Por lo que le resulta casi imposible repartir nueve tutorías (cuatro en primero y cinco en segundo) sin que haya docentes provisionales.

Isabel Ruso solo reconoce una excepción, las clases de PMAR (programa de mejora del aprendizaje y rendimiento), sustitución Lomce de la antigua garantía social o PCPI. Son alumnos desmotivados o con problemas variados y graves que exigen «un tutor que debe tener una sensibilidad especial». Lo malo, recalca Ruso, es que en ese caso, a pesar de la dureza del destino, el maestro no recibe ninguna compensación, ni profesional ni económica. En Galicia todos los profesores de secundaria cobran por ser tutores, aunque no ejerzan. Esta falta de estímulos es, según los docentes consultados, un freno para ocupar las tutorías. Porque estas, además de un conocimiento profundo del alumnado, exige coordinación con el resto del claustro, más papeleo y tiempo de atención a las familias.

«Ninguén quere segundo»

Y si en primero de ESO el índice de tutores nuevos es del 35 %, en segundo es mayor, del 45 %. Para algunos maestros, segundo es el peor curso, porque «en primero hay muchos que son niños, pero en segundo todos ya están en la adolescencia», explica un veterano maestro lucense. Es decir, hay más conflictos entre los estudiantes y con el profesor, la clase tiene como líderes a los alumnos con peor actitud y aún no se han desviado los estudiantes más desmotivados a la FP básica, que se ha convertido en un cajón de sastre. «Ninguén quere ser titor en segundo de ESO -reconoce una docente coruñesa- e os profesores novos teñen que encargarse da clase. Por iso moitos rematan o curso desbordados».

Cómo se es tutor: Por antigüedad y a dedo 

Orden de antigüedad. Primero va el profesorado definitivo por orden de antigüedad.

El bachillerato, primero. «Os que teñen praza definitiva deben completar as vacantes dos cursos superiores en primeiro lugar», dice la Xunta.

Dirección decide. Una vez distribuidos los profesores por curso, es la dirección la que decide quién es tutor en cada clase.

José Raposeiras: «Lo lógico es que fuese tutor el profesor al que le guste esa función»

Doctor en Psicoloxía da Comunicación, este catedrático de Orientación Educativa de Ensino Secundario, profesor en la Universidade de Vigo y miembro del equipo específico de Orientación de la consellería en Pontevedra lleva toda la vida en la enseñanza y por eso sabe el valor de un buen tutor.

-¿Hasta qué punto es importante el tutor en primero de ESO?

-Es un papel básico porque los alumnos llegan a un centro que no conocen. También en los demás cursos es importante, porque el tutor es el guía de los saberes afectivos, emocionales y relacionales. Se encarga de las relaciones con la familia y de coordinarse con los otros profesores del centro.

-¿Influye que sea una persona nueva en el centro, o joven?

-Creo mucho en la juventud y un profesor de prácticas puede ser el mejor de los tutores. Dicho esto, lo lógico es que fuese tutor el profesor al que le guste eso, pero lo habitual es que los últimos que llegan cogen los cursos que quedan libres.

-¿La experiencia ayuda al trato con estudiantes y familia?

-Cuando llevas diez años dando clase, sin duda sabes más sobre cómo son los adolescentes. La ventaja de que sean jóvenes es que tienen muchas ganas.

-El tutor tampoco está solo con sus alumnos.

-Por supuesto. En cada centro hay un departamento de orientación y, ante un caso complicado, acuden al equipo de orientación específico, que es provincial. Si funciona bien el sistema, un tutor nunca debería sentirse solo.