Sito Miñanco se expone a otros 18 años de cárcel por cargos de la operación Mito
GALICIA
Con tres condenas, afronta otra causa que lo sitúa en la cima del narcotráfico mundial
27 oct 2019 . Actualizado a las 14:54 h.Instituciones Penitencias trasladó, hace dos meses, al preso José Ramón Prado Bugallo (Cambados, 1955) al módulo 10 de la cárcel de Zuera, en Zaragoza. Su sobrenombre, Sito Miñanco, no necesitó presentación entre la comunidad reclusa. Se adaptó rápido a la actividad del penal y no tardó en defender, a los cuatro vientos, su inocencia sobre los cargos que arrastraba entonces, explica un funcionario de la prisión maña. Allí conoció, el lunes, su tercera sentencia condenatoria (su abogado ya anunció recurso). Las dos primeras, por tráfico de cocaína, son de 1993 y 2004. La última, de hace cuatro días, por blanqueo de capitales procedentes del narcotráfico. Este fallo se traduce en cuatro años de cárcel y seis millones de euros de multa, además del embargo de un opulento patrimonio a nombre de familiares.
Pero Miñanco lleva un año entre rejas por otro procedimiento que nada tiene que ver con las citadas tres sentencias. La operación, con registros y detenciones, se bautizó como Mito (en referencia al mismo Prado Bugallo), explotó el 5 de febrero del 2018 y está considerada el mayor actuación policial contra el narcotráfico en Galicia tras la Nécora (1990). La parte policial es competencia de la Unidad Central de Estupefacientes (UCE) y la judicial, del Juzgado de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional. Los últimos tomos difundidos a las partes, que representan a más de cuarenta investigados, evidencian que la instrucción avanza a paso lento, pero continuo.
Norte, centro y sur
El magistrado, tal y como se recoge en varios informes, ya asume la tesis policial que sitúa a Miñanco al frente de una organización que operaba en Galicia, Algeciras, Costa del Sol (principalmente Marbella) y Madrid. «Una de las estructuras narco-criminales más potentes a nivel mundial», aseguró la Policía Nacional a las 72 horas de los arrestos. Ahora, doce meses después, la acusación concreta contra el arousano empieza a coger forma con el Código Penal en la mano. Y es que Miñanco afronta un buen puñado de cargos a los que, salvo sorpresa, hará frente al conocer el escrito de calificación de la Fiscalía.
«Organización criminal, jefe de organización criminal, blanqueo de capitales, reincidencia, utilización de medios sofisticados para entorpecer el trabajo policial y, claro está, otro delito contra la salud pública, que, dada las grandes cantidades incautadas, también se tipifica de extrema gravedad, lo que aumentaría más la condena y tiene encaje en los artículos 368 y 369 del Código Penal», aclaran en la UCE. La misma UCE eleva a 18 años los años que Miñanco podía pasar entre rejas por la Mito, a mayores de los cuatro a los que fue condenado el lunes. Un posible horizonte penitenciario que llevaría a Miñanco, de 62 años, a soportar otros dos decenios para recuperar la libertad con más de 80 años.
El narco y su entorno sostienen que las casi cuatro toneladas de coca incautadas en Thoran no son suyas. Y todo ello pese a las conversaciones intervenidas, que dan a entender su participación en, al menos, una parte del cargamento. Lo mismo ocurre con los 616 kilos incautados en Holanda en noviembre del 2017, concretamente en el polígono de Den Hoorn, entre Róterdam y La Haya. El propio Miñanco, tras conocer el éxito policial en los Países Bajos, comentó por teléfono lo ocurrido a un amigo. La conversación telefónica también fue interceptada: «Está claro y no hay duda de que la mercancía que cogieron era nuestra». El éxito policial incluso generó problemas con los proveedores colombianos, que no creyeron la versión del operativo policial e incluso amenazaron con represalias. Miñanco, según la transcripción, no tardó en encontrar la solución en forma de «escolta a los miembros de su organización que son amenazados, barajando responder de forma beligerante».
La red que cayó en Arousa cortaba la coca en Galicia y la enviaba a Cataluña
La comisaria provincial de Pontevedra, Estíbaliz Palma, aludió ayer al último operativo antidroga realizado por la Policía Nacional en la comarca de Arousa y lo hizo para destacar que la cocaína intervenida la «trataban aquí», esto es, la adulteraban y cortaban en el laboratorio localizado en una vivienda de Vilanova, para, posteriormente, trasladarla a Barcelona donde la vendía al por menor. De hecho, confirmó que el detonante de la operación fue «fue encontrar los cuatro primeros kilos (de estupefacientes) en el vehículo de uno de los detenidos» cuando, precisamente, los transportaba a la ciudad condal.