Una «rapaza normal» que regresó de Canarias diciendo que «Alá ía castigar a Viveiro por sacar os santos na Semana Santa»

La Voz VIVEIRO

GALICIA

Momento en que Lucía Expósito es detenida por la Guardia Civil
Momento en que Lucía Expósito es detenida por la Guardia Civil

Galdo solo quiere recuperar la «calma» tras la detención de la presunta yihadista

25 jul 2019 . Actualizado a las 12:00 h.

«Se en vez de mandar vintecinco policías mandan un e a esperan ás dúas da tarde na fonte, cando ía buscar auga, xa a deteñen e sen necesidade de tanto despregue». Así se expresaba este miércoles uno de los vecinos de Galdo que aceptó dar a conocer su punto de vista sobre la detención el pasado martes de una vecina «de toda a vida» de esta parroquia de Viveiro, acusada de un supuesto delito de apología del terrorismo islamista en las redes sociales. De «desproporcionado» calificaron otros el impresionante operativo policial desplegado por agentes antiterroristas de la Guardia Civil y de la Policía Nacional dirigidos por la Audiencia Nacional para arrestar a Lucía Expósito Cao, una mujer de 45 años que residía con una abuela en un pequeño núcleo rural. Indicaron que numerosos vehículos y agentes armados con metralletas rodearon casas y entraron en fincas, despertando todo tipo de rumores y de temores entre quienes se los encontraron de forma casual en la carretera e incluso en campos donde pastaba ganado.

La Guardia Civil entrando en la vivienda donde reside Expósito en O Outeiro, un barrio de la parroquia viveirense de Galdo
La Guardia Civil entrando en la vivienda donde reside Expósito en O Outeiro, un barrio de la parroquia viveirense de Galdo

Horas de muchísima tensión

A dos días de las fiestas patronales de San Pantaleón, los vecinos de Galdo solo querían este miércoles recuperar la «calma» y la tranquilidad de la que disfrutan habitualmente; especialmente afectados están los del barrio de O Outeiro, donde se produjo la detención, y que vivieron horas de muchísima tensión, puesto que el operativo comenzó a primera hora de la mañana y no finalizó hasta bien entrado el mediodía. «O que vivimos sabémolo nós!», expresó todavía con la voz entrecortada una mujer que se mostró especialmente molesta con la presencia de medios de comunicación que, a su juicio, contribuyeron a quebrar todavía más la «paz» del lugar al empezar a fotografiar y grabar a discreción viviendas, coches y fincas que no guardan ninguna relación ni con la mujer ni con sus supuestas inclinaciones yihadistas. «Se fixo algo, foi ela soa, aquí non anda ninguén metido nesas historias», afirmó. «Do que non sei, non falo», fue la frase de otra mujer que también optó por mantenerse al margen para alejar cualquier tipo de polémica.

«Dicía que Alá ía castigar a Viveiro por sacar os santos na Semana Santa»

Entre los pocos que aceptaron hablar este miércoles sobre lo acontecido apenas 24 horas antes, se comentaba que Lucía era «unha rapaza normal» que, como cualquier otra niña, fue al colegio a Galdo con los niños de su edad. Con el tiempo, llegó a acudir a una escuela taller, se sacó el carné de conducir, tuvo trabajo y novio. Pero todo cambió hace tiempo, cuando regresó de las islas Canarias, a donde había emigrado para trabajar y donde permaneció varios años. Dicen que durante aquella estancia debió vivir alguna experiencia personal que la marcó hasta el punto de provocar en ella un acusado cambio de personalidad a su regreso a Galicia. «Volveu distinta e xa viña coas historias de que non se podía comer carne, só herba..., ou de que Alá ía castigar a Viveiro por sacar os santos na Semana Santa», indican. También cuentan que, hoy por hoy, con la mayoría de los vecinos de la parroquia apenas cruzaba un «hola» y un «adiós», aunque sabían que en ocasiones visitaba a gente mayor que vivía sola. «Para iso nunca tiña problema, non», reconocen.

Por lo que se extrae de lo que relatan, hoy por hoy la vida de Lucía debía ser bastante más intensa en las redes sociales, donde sus comentarios hicieron saltar las alarmas policiales cuando, según distintas fuentes, contactó «con algún malo». Ahora su futuro es una incógnita, pero en Galdo, «a vida segue».