Tutela para la Xunta y acogimiento prioritario con una familia, protocolo habitual en casos como el del bebé de Lugo

GALICIA

La administración autonómica se hace cargo de los menores en situación de desamparo

22 ago 2019 . Actualizado a las 07:51 h.

En casos como el del bebé de Lugo, la intervención de los servicios sociales de la Xunta es inmediata. Ante la existencia de indicios de desamparo de un menor, la administración autonómica asume su guarda provisional y valora la urgencia de la situación. En esta ocasión, ha sido el propio juzgado que se hace cargo del suceso el que ha otorgado a la Xunta la tutela urgente del niño. Se suspende así la patria potestad de los padres y la guarda del menor pasa a la Administración.

A partir de ese momento, los equipos técnicos de menores se encargan de evaluar el caso, estudiando tanto la situación del niño como de su familia, para decidir las medidas más adecuadas y dónde residirá el menor, en esta ocasión tras recibir el alta hospitalaria.

Cuando se trata de bebés, como en el presente caso, la primera opción que se baraja es el acogimiento familiar. De hecho, la ley estatal aprobada en el año 2015 marca que la estancia con familias debe ser la alternativa preferente para los niños de menos de seis años, frente a la opción del acogimiento residencial en alguno de los centros para protección de menores existentes en la comunidad.

Ese acogimiento familiar puede ser de dos tipos. Una de las posibilidades es que el pequeño pase a convivir con algún pariente cercano -lo que se conoce como un acogimiento en familia extensa- que pueda hacerse cargo de él de manera temporal (la tutela sigue, en todo caso, en manos de la Xunta). La otra opción es buscarle un hogar entre los participantes en el programa de acogida en familia ajena que en Galicia gestiona Cruz Roja y que cuenta con unos 300 voluntarios inscritos. En muchas ocasiones, especialmente cuando se trata de bebés abandonados o que han sufrido malos tratos, se pide a esas familias voluntarias que realicen un acogimiento de urgencia, para evitar que el menor tenga que pasar por un centro tras recibir el alta en el hospital.

Una vez decidido donde residirá el menor, los servicios sociales de la Xunta velan por su bienestar y su desarrollo integral. Siempre que sea posible, se trabaja además con los padres del menor, buscando la situación óptima, que sería lograr que el niño o niña vuelva a convivir con su núcleo familiar de origen, solucionando los problemas que dieron origen a la retirada de la custodia. Si los padres renuncian a ello, o retomar la convivencia resulta imposible, los equipos técnicos pueden determinar la inclusión del menor en el programa de adopción, una decisión siempre muy estudiada y que debe ser ratificada por el juzgado.