
El presidente del Grupo Calvo está también implicado en múltiples entidades sociales y deportivas
12 nov 2019 . Actualizado a las 21:12 h.Luciano Calvo Pumpido (Carballo, 1948), es el presidente del Grupo Calvo y de la Fundación Luis Calvo Sanz. No solo es la cabeza visible de la multinacional conservera presente en 73 países, con fábricas en España, Brasil y El Salvador y barcos por todos los océanos. A lo largo de su vida se ha implicado en múltiples entidades sociales y deportivas de su Carballo natal. Presidió Motor Bergantiños, la agrupación Xiria (que incluye balonmano, baloncesto y voleibol); el Bergantiños; en dos ocasiones, la comisión de fiestas del San Xoán de los años 89, 90 y 91, con el récord de la tortilla más grande del mundo incluido; y es el fundador y mantenedor de las Escolas Deportivas Luís Calvo. Ahora no lo está pasando demasiado bien con su Bergan, que aspiraba al ascenso, pero está por la cola. Sus delanteros se ciegan en el área contraria y a sus defensas les roban la cartera con facilidad.
-¿Cuándo sufre más? ¿Cuándo pierde su equipo o cuándo a Calvo le sale una mala campaña?
-Uff... No es comparable. Son dos cosas distintas. Son sentimientos diferentes. Uno viene de toda la vida, que es Calvo, y el otro es un escape mío. Sufro mucho cuando pierde el Bergantiños o el Deportivo. No soy capaz de ver todo el partido. Me voy, puede conmigo. No tiene nada que ver una cosa con la otra, pero cuando vives una cosa como tuya, que te gusta, claro que sufres.
-Siempre ha estado liderando equipos. ¿Cuál es su deporte preferido?
-Los que más, el fútbol y el balonmano.
-¿Practicó alguno de ellos?
-El fútbol.
-¿De qué jugaba?
-De delantero, de extremo, una cosa así, pero en equipos de colegio, en los Salesianos y en Peleteiro.

-Han llevado la experiencia de las Escolas Luis Calvo a Brasil y El Salvador. ¿Es vocación de empresa?
-Lo que hemos hecho es una especie trasvase de lo que estamos haciendo aquí. En Brasil participamos en el desarrollo de asociaciones. Es distinto. En El Salvador quisimos darle un enfoque humano a nuestra presencia. En la Unión hicimos unas escuelas deportivas para 1.000 niños. Trajimos aquí un equipo, y otro año, otro de Brasil. Fue una buena iniciativa.
-¿Tuvo alguna vez la tentación de optar a la presidencia del Dépor?
-Apetencia no tuve ninguna. Sí hubo algunas presiones para que diese el paso, pero lo mío no es eso. Estoy de presidente del Bergantiños porque hubo un momento en que si no lo cogía yo podía desaparecer. El Dépor ya me coge mal por edad. En otro momento igual lo hubiese pensado, no ya como presidente, pero sí para formar parte de la directiva, para ayudarles de alguna forma. Ahora me siento un poco descolocado por la edad, por el trabajo que tengo en Calvo. Veía que no podía atender bien las dos cosas al mismo tiempo. Cuando me meto en un proyecto voy de lleno, sabiendo que tengo que disponer de tiempo y con el Dépor no podía. Exigiría mucha dedicación.
-Siempre ha estado muy presente en la calle y es muy cercano con la gente.
-Me crie en Carballo, mis mejores amigos están aquí. Para mí, lo de estar en la calle y hablar con todo el mundo forma parte de mi condición. En realidad desayuno siempre fuera de casa para poder ver gente y cambio de cafeterías para estar con muchos amigos y saludar a la mayor cantidad posible. Soy como cualquier vecino que quiere tener ese contacto humano que tanta falta nos hace.
-¿Nunca pensó en presentarse a unas elecciones?
-Varios partidos me invitaron a presentarme, pero siempre me negué. No porque vea mal la política, al contrario, pero no quiero mezclar mi vocación empresarial con la política, política y negocio no casan bien. Tengo muy claro que hay que separar ambas cosas. O estás en una parte o estás en la otra. Pero, en el fondo, hay algo más profundo. Mi padre, en los últimos años de su vida, nos hizo una petición: nos rogó que no nos metiésemos en política, por antecedentes que tuvo él. Quería protegernos y yo quise respetar ese ruego. Además, la política es como el fútbol, o estás o no estás. No puedes ir a medias. O te metes para hacer una labor en beneficio de la sociedad, y eso quita mucho tiempo y exige mucho esfuerzo, o es mejor que lo dejes para otros.
-Patrocina muchos acontecimientos, sobre todo musicales y de diversos estilos. ¿Qué música es la que más le gusta?
-Ahora que me estoy haciendo mayor, me gusta más la clásica. Me encanta. También folk. Yo era de los Beatles, los Rolling y demás, pero las nuevas tendencias, como el rap y otras, ya no las entiendo tanto.
-Sin embargo, las apoya igual.
-No tiene nada que ver. Hay cosas que hay que dar a conocer, para cada momento hay su música. Todo el universo es bueno. Hay que traer cosas diferentes.