El último ministro de Fomento del PP avisó de que las fechas que él mismo fijó eran muy ajustadas
10 dic 2019 . Actualizado a las 22:22 h.El mantra de los retrasos del AVE acompañó la campaña de las pasadas generales aupado por el presidente Feijoo, y parece claro que va a servir de munición para las ráfagas de metralleta que se preparan para las trincheras de las autonómicas, unas elecciones en las que hay mucho en juego. El candidato socialista, Gonzalo Caballero, reza todos los días para que el retraso técnico de las obras sea reversible -o al menos, más asumible- con los tres turnos de trabajo que el ADIF impuso en los tajos más retrasados. Ayer se apuntó a la teoría de Javier Losada, con cierta razón de ser, de que los retrasos hay que buscarlos en aquellos 17 tramos que estuvieron paralizados durante casi dos años en el mandato de Ana Pastor en Fomento y el de Gonzalo Ferre en el ADIF, con Rajoy en la Moncloa. Según Caballero, «nin un só minuto de retraso do AVE pode ser atribuído ao Goberno de Pedro Sánchez». También tiene parte de razón la conselleira Ethel Vázquez cuando dice que el Gobierno de Sánchez debe admitir que hay un retraso, aunque sea de carácter técnico, y no cuestione que el actual equipo de Fomento hizo lo que estaba en su mano.
El administrador ferroviario ya lo hizo de forma indirecta, al anunciar que el tramo entre Zamora y Pedralba, que ahorrará 50 minutos en el viaje a Madrid, no estaría en servicio hasta la próxima primavera, cuando en realidad estaba comprometido para antes de que terminara este año. La situación de la superestructura, con el despliegue de la vía a medio camino y la electrificación en la fase inicial, hace difícil que el último tramo se pueda abrir el año que viene. En el ADIF hablan con la boca pequeña de una demora de unos meses. El delegado del Gobierno, de semanas. Ethel Vázquez quiere que el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, dé la cara y comunique el retraso por el rito oficial. ¿Va a hacerle el número dos del PSOE este feo a su candidato en Galicia? Es improbable.
La munición durará hasta que se termine la obra civil en los cerca de 120 kilómetros entre Pedralba (Zamora) y Ourense. Pero después vendrán las pruebas, que durarán entre un año y 18 meses, y la responsabilidad aconseja no meterse en asuntos relacionados con la seguridad. Después de Angrois, a ver quién se atreve a pedir rapidez cuando de lo que se trata es de poner en servicio una línea segura. ¿Queremos cometer los mismos errores que entonces?
El compromiso de poner en marcha el nuevo acceso ferroviario a Galicia a finales del 2020 fue en su momento fruto de un intenso regateo entre la Xunta y el recién nombrado ministro de Fomento Íñigo de la Serna. «A estas alturas no se puede repensar el AVE: hay que hacerlo. En el mes de enero nos tienen que decir cuáles son los problemas concretos y cómo se resuelven», dijo Feijoo, sin ocultar su enfado, durante la sesión de control a su Gobierno, cuando descubrió que su propio partido había dejado que crecieran los hierbajos en la plataforma de algunos de sus tramos.
En enero del 2017, De la Serna concilió con Feijoo la liturgia del nuevo plazo, que no era más que consagrar el retraso acumulado por el equipo anterior en Fomento. En aquel momento ya se había comisionado a la actual presidenta del ADIF, Isabel Pardo de Vera, en la difícil tarea de desbloquear un gran número de tramos paralizados. Esta situación se quiso endulzar con secuelas sobrevenidas de la crisis y el efecto de casi un año de un Gobierno en funciones. Pero como se reconoció después, en estas obras bloqueadas hubo más bien una preocupante desidia que De la Serna logró revertir. Entre estos proyectos estaba uno de los viaductos más importantes, el de Teixeiras, que ni siquiera se había iniciado y que posteriormente se terminó en tiempo récord.
Fechas muy ajustadas
«Son unos compromisos muy exigentes, que nadie piense que los plazos que dimos para el AVE son holgados. No podemos relajarnos», reconoció De la Serna en una entrevista a La Voz en diciembre del 2017. «Los márgenes de los plazos son muy estrechos. Podemos tener toda la voluntad que queramos, pero la realidad se impone y en este sentido hay que ser prudentes», dijo meses después en otra entrevista a La Voz su sucesor en Fomento, José Luis Ábalos. Dos años antes, Feijoo elaboraba esta teoría sobre los retrasos del AVE en la fase final de las obras: «Estamos en el último cuarto del partido del AVE, y normalmente el último cuarto siempre tiene prórrogas porque hay tiempos muertos».