La USC plantea que se ponga como mínimo la nota media del expediente al aprobar
18 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Situaciones excepcionales requieren medidas excepcionales. Es la máxima que han estado aplicando las tres universidades gallegas y el paraguas bajo el que se está negociando el sistema de evaluación que se va a aplicar, y que ha comenzado a pivotar sobre la evaluación no presencial. Entre las medidas que plantean las universidades de Galicia, preparándose ya para un escenario en el que la evaluación se llevará a cabo de manera no presencial, está la posibilidad de que la nota mínima que consigan los estudiantes que aprueben sea la media de su expediente, es decir, un estudiante que tenga una media de 8 y saque un 5 en la evaluación de una materia obtendrá una nota de 8. Si saca un 9, se le pondrá un 9.
La propuesta de la Universidade de Santiago intenta paliar que la situación excepcional vaya en detrimento del expediente del alumnado, y está en consonancia con otras recomendaciones de la Universidade de Vigo, que ha publicado una guía de urgencia en la que aconseja intentar establecer mecanismos de evaluación continua que sustituyan a los exámenes, y, de tener que realizar una prueba, que su peso en la asignatura no supere el 40 %.
«Os cambios introducidos nos sistemas de avaliación tamén estarán recollidos nas guías docentes, e eses documentos, que deben elaborar os centros, deben enviarse á Vicerreitoría de Ordenación Académica, con data tope do 1 de maio», explica el vicerrector de la Universidade viguesa Manuel Ramos, que se inclina por mantener el calendario académico, tender a la evaluación continua y hacer exámenes presenciales en julio en el caso de que sea posible.
El rector de la Universidade da Coruña, Julio Abalde, ya había mostrado con anterioridad su disposición a recurrir a un modelo mixto, con evaluación online y exámenes presenciales en el caso de que no haya alternativa. Esta semana negocia el documento que quiere aprobar en el próximo Consello de Goberno.
Algo semejante plantea la USC, que ya venía mostrando su disposición a modificar lo mínimo los calendarios y que ya deja los exámenes presenciales como última opción. Aunque la propuesta final se publicará el día 30, el documento sobre el que se negocia plantea que las evaluaciones sin pruebas específicas arrancarían, según la propuesta del rectorado, el 15 de mayo, y las pruebas específicas se celebrarán entre el 1 y el 27 de junio. En el caso de programar exámenes presenciales, deberán ser a partir del 15 de junio, y las recuperaciones se plantean durante el mes de julio.
Este calendario genera dudas entre la representación del alumnado, un grupo sin adscripción política que está funcionando como cadena de transmisión de las reivindicaciones del alumnado, que pide los puntos del acuerdo que plantea el rectorado sean desarrollados en otra documentación. No solo eso. «Hai facultades nas que é inviable a proba online, ben polo número de matriculados, ben polo tipo de traballo». Uno de los ejemplos es Medicina, con asignaturas con 800 matriculados.
«No caso de que haxa que ir a probas presenciais son só dúas semanas, un tempo escaso», dice la representación del alumnado, que ha puesto sobre la mesa la posibilidad de ampliar calendarios e incluso programar las recuperaciones en septiembre. En el caso de suspender, también solicitan que el próximo curso se pueda adelantar la evaluación y no esperar a los plazos oficiales y que no se agote convocatoria, especialmente para aquellas personas que están en última oportunidad, para las que se pondría en marcha un sistema de evaluación por compensación.
«Nos da un PDF y que le mandemos las dudas al correo»
Mientras Anega ha convocado una huelga virtual para exigir ya que se finalice el curso, la docencia virtual continúa en las universidades gallegas. La representación del alumnado de la USC ha solicitado la creación de una comisión de seguimiento con capacidad ejecutiva que supervise la evolución del curso, y aunque hay muchas carreras en las que la transición se ha realizado de una manera bastante satisfactoria, hay casos en los que el alumnado se queja de disfunciones.
Las cuenta David, un estudiante de ingeniería que ha visto cómo excepto en una materia, que sí está impartiendo aulas virtuales, «la mayoría de profesores nos dicen que leamos el PDF de la clase, te dan dos días y nos dicen que las dudas las mandemos al correo electrónico. Y la carga de trabajo ha aumentado bastante», explica.
«La gran mayoría se ha adaptado bien, han hecho un gran esfuerzo». Es la percepción que tiene sobre cómo está llevando el profesorado el profundo cambio en los métodos docentes Carlos Escudero, adjunto al rector de la UDC para las TIC y profesor de ingeniería informática. La Universidade de Vigo dice que «algún centro está resolvendo algunha cuestión» sobre disfunciones en la docencia virtual, y que investigarán los casos que puedan llegarles. «O que faremos é ver en que situación está ese profesor, xa que as circunstancias poden ser múltiples, co cal pode ser unha situación xustificada», explica el vicerrector Manuel Ramos.
La Universidade da Coruña comenzó a engrasar la maquinaria de la docencia virtual antes de que se produjese el cierre de las aulas, y eso les permitió tener funcionando el sistema el mismo lunes. Un sistema que ha revelado que Teams era una herramienta utilísima y desconocida -ha llegado a tener picos de 3.000 videollamadas diarias- y que ha puesto a disposición del alumnado escritorios remotos para que puedan utilizar programas que necesitan ordenadores potentes, como los que utilizan el programa Autocad.
No es la única medida que han puesto en marcha. Para facilitar al alumnado con problemas de conexión poder seguir las clases ha puesto en marcha una línea de ayudas para adquirir paquetes de datos (semejante a la que lanzó en su momento la Universidade de Santiago) y emitir permisos para que el alumnado pueda desplazarse a los pisos en los que pasan el curso y allí poder tener conectividad, por ejemplo.