Feijoo se resiste a reabrir el debate de las urnas mientras Urkullu lo acelera

Juan María Capeáns Garrido
Juan capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Feijoo y Urkullu, durante una visita del primero a la sede del Gobierno vasco en el 2016
Feijoo y Urkullu, durante una visita del primero a la sede del Gobierno vasco en el 2016 David Aguilar | Efe

El presidente gallego cede la iniciativa al lendakari, que este jueves reúne a los partidos

30 abr 2020 . Actualizado a las 01:11 h.

Las semanas pasan, el estado de alarma y la crisis sanitaria siguen vigentes y la legislatura gallega, con límite en el mes de octubre, se agota. Es la única realidad electoral que concede el presidente Feijoo, consciente de que en el 2020 hay que poner las urnas. Pasa el tiempo y poco más, porque en sus respuestas hay un evidente enroque ya conocido en los meses previos de anteriores citas: «Non está na axenda do Goberno». La única reflexión de propina pero nada novedosa fue sentenciar que las elecciones deben celebrarse en una situación de «certidumbre sanitaria».

Ese tránsito hacia una vida normalizada lo fijó el martes Pedro Sánchez con un plan de reactivación para el que augura entre seis y ocho semanas de duración, dejando despejado el mes de julio para una «nueva normalidad» en la que podría encajar por primera vez en la historia unas elecciones autonómicas en pleno verano.

El margen es estrecho, porque la cadencia viene marcada por la ley electoral, que obliga a convocar la cita 54 días antes del domingo de votaciones. Esto es, para votar en julio -agosto sí está descartado por completo- Feijoo tendría que redactar el decreto en mayo, con el estado de alarma vigente, que previsiblemente acompañará a todas las fases de desescalada. A Feijoo le parece que hay «otras fórmulas» que superen la situación del mando único en manos del Gobierno y que devolviese el poder a las comunidades sin mayores interpretaciones.

El Gobierno vasco no ve ningún problema en esta circunstancia. Su portavoz, Josu Erkoreka cree que el estado de alarma «ni condiciona ni suspende ningún derecho fundamental y, singularmente, no suspende la participación política». Por ello, cree que no impide la celebración de los comicios. «Otra cosa es que contenga unas limitaciones y restricciones en el movimiento de las personas y en el desenvolvimiento de la sociedad que, de hecho, haga imposible el desarrollo de una cita electoral», recogió Europa Press.

Los vascos manejan otros tiempos, otras prisas. Las declaraciones del dirigente del PNV son el aperitivo al encuentro que va a mantener hoy el lendakari con el resto de partidos, una reunión que se enmarca dentro del compromiso convertido en decreto que permitió la suspensión de los comicios del 5 de abril y que es prácticamente idéntico al que firmaron las formaciones gallegas. Erkoreka sostiene que Íñigo Urkullu no llega a esta cita con una posición «preconcebida», pero varios medios vascos ya adelantan que pondrá encima de la mesa dos informes, uno sanitario y otro jurídico, cuyos contenidos recomiendan con bastante claridad fijar la fecha electoral en julio.

Tras las conversaciones de las últimas semanas, que han sido recurrentes, Urkullu ya sabrá que a Feijoo no le vale el domingo 26 de julio, porque haría coincidir la jornada de reflexión con el Día de Galicia. Y si elige el 19, la campaña comenzaría el día 3, con la «normalidad» recién instaurada. La otra opción es dejar pasar el verano y apostar por un inicio del otoño sin rebrotes.