Buena nota para la selectividad más atípica

redacción / la voz

GALICIA

El acceso a las aulas fue ágil y hubo distancia de seguridad en todos los centros

07 jul 2020 . Actualizado a las 21:15 h.

«Estamos satisfechos. El protocolo de acceso al aula ha funcionado», así resumía Pedro Armas, vicepresidente de la CIUG, la primera jornada de la selectividad gallega del covid-19. Empezó la jornada a las ocho y media de la mañana en 46 sedes (frente a las 26 habituales) de 20 concellos (normalmente son 10). Entre los centros, muchas facultades, pero también institutos y pabellones. Todo para que en las clases hubiese pocos alumnos, muy separados entre sí. El éxito de la experiencia, inédita, fue la rapidez con que accedieron los estudiantes al aula, porque además de ser pocos, entraban separados por centros educativos y colocados en fila por orden alfabético. ¿El resultado? Las puertas se abrieron a las nueve y media hora después estaban casi todos los alumnos en su sitio.

Tan fluido resultó el acceso que ahora la CIUG no descarta mantener algunas normas para años futuros. Aunque antes tiene que terminar la prueba, de la que solo ha pasado un día de los tres que la forman. En la jornada inaugural, además de las mascarillas y geles, una novedad: se comenzó con Historia de España. Fue un examen muy fácil, con Fernando VII, la Restauración borbónica y la economía en el franquismo, a elegir. Tanta flexibilidad y temas asequibles que permitieron relajarse a los alumnos, aunque Esther, madre de un estudiante santiagués con TEA, dice que «o modelo de exame trastornoulles todo o que levaban feito nos dous últimos anos. Ter tanta optatividade en lugar de axudarlle, vailles prexudicar». En Lengua, segunda prueba (y obligatoria) de la jornada destacó la presencia de dos escritoras junto a García Márquez o Buero Vallejo: Almudena Grandes a través de su libro de lectura obligatoria El lector de Julio Verne, y Delmira Agustini para ponerle cara al modernismo.

En cuanto a la experiencia por zonas, en Lugo se tomaron muy en serio las medidas de seguridad, y los alumnos tuvieron que usar geles en la entrada, que compartían con operarios que desinfectaban las facultades. En Ourense, la colocación de los estudiantes se hizo de forma rápida aunque en el exterior de los centros era difícil mantener la distancia de seguridad; eso sí, el uso de mascarilla ha sido generalizado. Algo así ocurrió en A Coruña, con pequeñas aglomeraciones hasta que, quince minutos antes de las nueve, se fueron organizando las filas de alumnos por centro educativo. El acceso fue muy ágil y coordinado, sin esperas ni problemas.

En Santiago también hubo corrillos en el exterior de las facultades, como en Económicas. Se registró un intento de formar filas en el exterior, pero finalmente la entrada se produjo de manera paulatina, pero sin filas, estableciéndose diferentes itinerarios para los once espacios habilitados, donde el alumnado aguardaba la llamada en grupo. Una proximidad que contrastaba después con la distancia interior en el aula, donde los estudiantes ya se pudieron sacar la mascarilla para el examen.

La villa de Cee es una de las tres que, aunque no cuenta con campus, siempre celebra la selectividad. El IES Agra de Raíces, que acogía ayer a 162 alumnos procedentes del propio instituto y de otros tres centros de Soneira y Fisterra. Belén Pais, la directora del instituto, dijo que las primeras horas transcurrieron sin incidencias: «Todo está moi ben organizado. Temos unha entrada e saída marcada para os estudantes e habilitamos as diferentes aulas do centro para dividir aos alumnos en distintas zonas».

Institutos y pabellones en la Universidade de Vigo

La Universidade de Vigo optó ante las exigencias derivadas del covid-19 por ampliar a institutos de secundaria y pabellones los recintos para el examen de esta semana. Vilagarcía acogió por primera vez en 25 años el examen, y lo hizo en la comisión delegada más grande de Galicia, con 602 alumnos de diez institutos de la comarca, que accedieron por seis puertas diferentes gracias a una organización impecable. A las puertas del recinto, bastantes nervios que, en general, se templaron después de la primera prueba. Prácticamente todos utilizaron la mascarilla durante la redacción de la prueba; no era obligatorio, pero sí recomendable.

En Pontevedra las facultades tenían más aulas de las habituales ocupadas, además de pabellones y hasta cafeterías, que estuvieron cerradas para evitar aglomeraciones.

Mientras, la primera jornada de la ABAU en Vigo empezó acorde a la «nueva normalidad»: los alumnos entraron con mascarillas a las aulas y se respetaron las medidas de seguridad. Sin embargo, el ambiente fue cambiando a medida que avanzó la mañana, puesto que en el descanso podía contemplarse a los estudiantes sin utilizar las mascarillas y en grupos de amigos bastante grandes intercambiando apuntes.

Con información de S. Dorado. X. Lamas, L. Amoeiro, M. García, B. Antón, I. Abelenda, S. Carreira y L. Cancela.