Así es el reelegido presidente del Parlamento de Galicia: el diputado con más trienios del PP para el mandato más plácido

GALICIA

Miguel Santalices, en el centro, entre los dos vicepresidentes, Diego Calvo (PP) y Montse Prado (BNG)
Miguel Santalices, en el centro, entre los dos vicepresidentes, Diego Calvo (PP) y Montse Prado (BNG) Paco Rodríguez

En su discurso al ser reelegido, Miguel Santalices previene contra la estridencia en la política que fue derrotada el 12J

08 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Si por algo se destaca en política Miguel Santalices (Bande, 1955) es por el buen manejo de su mano izquierda. Lo mismo la usa como látigo frente a la oposición —«ché, ché, ché, quieto aí», le soltó una vez a Beiras al ver que se iba a encarar a un diputado del PP—, que la utiliza de bálsamo en su faceta de médico para asistir a cualquier diputado ante un indicio de desmayo.

De cuna ourensana, pero afincado en Vigo; criado a la sombra de los Baltar, pero encumbrado con el PP de Feijoo, Santalices siempre navega uniendo dos orillas. Es memoria viva del Parlamento, el diputado con más trienios del PP, el más veterano de la Cámara, que ocupa escaño desde 1997, cuando el candidato del PSOE a la Xunta no era Gonzalo Caballero, sino su tío Abel.

«Coñezo esta casa como ninguén, e poucos lle queren coma min», proclamó ayer en un breve discurso pronunciado tras la constitución de la Mesa. Llegó a la presidencia del Parlamento en enero del 2016, casi por accidente, para sustituir a Pilar Rojo, a la que Rajoy se llevó a Madrid.

A su predecesora le tocó vivir una etapa más infeliz, la época de los destrozos de la crisis, los desahucios, la estafa de las preferentes, las protestas de los pacientes de hepatitis C. Rojo vio nacer la tensión en la sala con AGE y las mareas, y no había pleno que no le reventaran desde la tribuna. Quiso blindar la Cámara a las visitas, levantando más muros, pero ya no pudo.

Santalices es de otra pasta. La primera algarada con Beiras la resolvió expulsándolo y suspendiéndolo de sueldo 15 días. Problema resuelto. Desde entonces, le apodan «ché, ché, ché», que fue como detuvo al diputado más irreverente de O Hórreo.

Con el tiempo, y el buen hacer de su jefe de gabinete, Pedro Rojo, Santalices logró pacificar la Cámara de O Hórreo. Es una medalla que pudo exhibir ante Feijoo y que probablemente le valió para ser revalido en el puesto. El médico ourensano, sobrino nieto del gaiteiro Faustino Santalices y mecenas de tantos artistas, inició ayer el que será su mandato más plácido, con el PP reforzado y con las mareas barridas de la bancada izquierda.

Es algo que el jefe del Legislativo no pasó por alto, pues previno contra los vicios que trajo la nueva política. Advirtió que lo que calan son los discursos «con contido e argumentación sólida», y no la estridencia, como se vio en las elecciones del 12J. Está por ver si el futuro alguien copia el estilo de las mareas de hacer política.