Vecinos y hosteleros de Pontedeume tienen que abastecerse por la turbidez del río
20 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.La noticia se conoció el día 10, en pleno puente del Pilar, y en los supermercados eumeses se vaciaron los lineales del agua esa misma tarde. «En cuanto se acabó en las tiendas grandes vinieron a la mía, y ya no hemos parado de vender garrafas de cinco y de seis litros», apuntaba ayer María Inmaculada Fraga, propietaria del autoservicio Charo, en el centro de Pontedeume. La turbidez del río Eume forzó al Concello a prohibir el consumo. Han transcurrido diez días y el río conserva el aspecto blancuzco, pero en los depósitos de la planta potabilizadora el agua está limpia y «es apta para el consumo», según infiere el Ayuntamiento a partir del resultado de las analíticas.
La comisión de seguimiento de la emergencia declarada por la Xunta en el cauce fluvial que atraviesa el parque natural se reunirá hoy, por primera vez, y el Concello espera que Sanidade permita restablecer el consumo esta semana. Los hosteleros llevan días cargando garrafas para abastecer las cafeteras y llenar las ollas de las cocinas. «Comprámola a granel a un distribuidor [...]. En Pontedeume estes días non se fala doutra cousa, hai preocupación e vén xente de fóra ver o río, por curiosidade», dice Carlos Regueiro, del restaurante A Pitanza, en la calle Real.
Cerca de allí, en el Compostela, Maruja Gándara, la dueña del negocio, echa mano de su marido para el abastecimiento: «Temos unha casa en Miño e vai todas as mañás encher as garrafas. Se teño que comprala non dou feito, preparando caldo e pratos de pota grande a diario». Los vecinos se surten en el punto de suministro facilitado por el vecino Concello de Cabanas, junto al puente, y en las fuentes. Sindo acude a diario a la de la estación, «bárbara». «Ni tú ni yo vamos a resolver el misterio de lo que hay ahí arriba, no ya de ahora, de hace 30 o 40 años», sentencia.
Endesa, responsable de la explotación del embalse del Eume, acaba de hacer público un informe de la Cátedra de Ingeniería del Terreno, de la Universidade de A Coruña, que atribuye la turbidez «a un episodio de lluvia intensa concentrada, por encima de las medidas históricas, acaecido en la cuenca del Eume en agosto. Coincidió con una situación de nivel bajo de la lámina de agua del embalse. La combinación de ambas circunstancias condujo a una importante resuspensión y arrastre de sedimentos».
El estudio concluye que «los sedimentos que enturbian el agua descargada de la presa no tienen su origen en las maniobras de desagüe de fondo o en vertidos accidentales. Su fuente está aguas arriba de la cola del embalse [...]. El origen es natural, y no incorpora o libera sustancias o compuestos contaminantes susceptibles de generar efectos adversos en el medio ambiente».
Esther lo observa todo desde la otra orilla, en Cabanas: «Tenemos un problema grande, están destrozando la ría, que es vida. Tendrán que solucionarlo»