Galicia ya es mayor de edad en la protección de su costa: 18 años sin mareas negras

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

El Prestige, mientras era remolcado mara adentro tras el accidente
El Prestige, mientras era remolcado mara adentro tras el accidente J. M. CASAL

La solución final del caso Prestige sigue pendiente del pleito de Londres

13 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Si hubo muchas cosas que se hicieron mal en la gestión del accidente del Prestige, parece evidente que las medidas de reparación y de prevención que se pusieron en marcha tras la tragedia ecológica han dado resultado: Galicia ha alcanzado su mayoría de edad en la defensa de su costa. Después de haber sufrido ocho grandes accidentes con importantes derrames de hidrocarburos, la comunidad cumple hoy 18 años sin que se produjera una marea negra, pues la última fue precisamente la del Prestige. No obstante, en este período sí hubo algunos sustos marítimos relevantes, del que sin duda hay que destacar el embarrancamiento del Blue Star en la ría de Ares hace algo menos de un año. Un buque que solo podría provocar un vertido máximo de 105 toneladas (su combustible de propulsión, nada comparable a las 63.000 que vertió el Prestige) pero que, en cualquier caso, demostró que Galicia y el servicio de salvamento estatal están preparados para gestionar situaciones complejas de forma eficiente, como se hizo en el 2007 con el Ostedijk (un carguero con fertilizantes en combustión).

Esta protección tan efectiva en distintos ámbitos de la seguridad marítima, en la que también influyeron los cambios normativos a nivel global, tiene aún más valor si se tiene en cuenta que en otras partes del mundo sí hubo mareas negras: unas diecisiete de entidad relevante, según los datos del Fidac, el fondo internacional que compensa a las víctimas de los vertidos. Lo que pasa es que la mayoría se produjeron en Asia, y muy especialmente en el entorno del mar de China, en una zona con alta demanda de hidrocarburos para los países emergentes de esta parte del mundo.

Galicia ya batió su récord sin mareas negras en el 2016, cuando superó los 13 años y 337 días entre el accidente del Andros Patria (31 de diciembre de 1978) y el Mar Egeo (3 de diciembre de 1992). Estos 18 años tienen más mérito si se tiene en cuenta que el corredor de Fisterra es uno de los pasos marítimos por el que circulan más buques con mercancías peligrosas, aunque durante la crisis financiera transitaron unos 8.000 menos. Aunque por el Estrecho navegan más barcos y hubo más accidentes con derrames, la costa gallega estaba más expuesta por los grandes temporales a vertidos masivos, especialmente a partir de los años setenta, cuando comenzaron a navegar los primeros superpetroleros.

En el ámbito judicial y de las indemnizaciones, aún hay importantes asuntos que resolver tras la sentencia definitiva del Tribunal Supremo de enero del 2016. En ella se declaró responsable de los daños al capitán Mangouras con el objeto de buscar la responsabilidad civil directa de la aseguradora del buque, el London P&I Club, e ir así a por los 1.000 millones de dólares (el cambio se fijó en 855 millones de euros) de la póliza suscrita con el armador, que es lo que ahora se dirime en la justicia británica.

De ese pleito se ha retirado Francia, que estos días solicitó a la Audiencia Provincial de A Coruña que liquidara su compensación y la ingresara en una cuenta bancaria. Parece que la Audiencia está empezando a repartir el dinero del Fidac y del fondo depositado por la aseguradora, que en total sumaban unos 170 millones de euros de los que el mayor beneficiario será el propio Estado español, principal perjudicado y que adelantó las indemnizaciones a cerca de 20.000 afectados.

La importancia de Londres

Los cuantiosos daños al erario solo podrán ser resarcidos en parte si España logra una decisión judicial favorable en el pleito de Londres. Pero los últimos movimientos en la jurisdicción británica se cuentan por derrotas. La última fue la decisión de un juez londinense para que sea un árbitro el que dirima el fondo del asunto, pese a que las sesiones del juicio matriz comenzarán el próximo mes de diciembre. Se da la razón así a la aseguradora, que en el 2013 se blindó jurídicamente en su propio país para que cualquier reclamación sobre el accidente del Prestige se discuta bajo las normas arbitrales británicas, y no en la justicia ordinaria, tal y como figura en las condiciones de la póliza.

El hecho de que Francia se retirara de este proceso da una idea de las pocas esperanzas de triunfo que se albergan. En cambio, sigue con su propio pleito en su jurisdicción contra la firma que dio el visto bueno técnico al petrolero, la clasificadora estadounidense ABS. España también fracasó en su demanda en Nueva York contra esta empresa, a la que acusaba de negligencia en las inspecciones.

El capitán Mangouras y el jefe de máquinas del Prestige, Nikolaos Argyropoulos, en A Coruña, en un receso del juicio en el 2013
El capitán Mangouras y el jefe de máquinas del Prestige, Nikolaos Argyropoulos, en A Coruña, en un receso del juicio en el 2013 pablo gonzalez

Mangouras fijó su residencia en Icaria y apenas contacta con sus amigos gallegos

Apostolos Mangouras vive ya sin ataduras con el accidente marítimo que marcó su vida y que incluso le llevó a la cárcel, a un largo exilio en Barcelona y a un control periódico policial en su país, Grecia, sin contar los 10 meses de juicio en A Coruña. El capitán del Prestige hace ya varios años que dejó Atenas -donde siguen sus hijos- y vive todo el año en su isla natal, Icaria, donde con 86 años disfruta de su jubilación. El problema es que nadie de su círculo cercano en Galicia sabe cómo está de salud, en plena pandemia y siendo como es una persona de riesgo, pues siempre arrastró dolencias cardíacas. Sus amigos más íntimos en Galicia, entre ellos otro marino griego casado con una gallega, no saben nada de él desde hace casi dos años. «Supongo que si algo le pasa lo sabríamos por nuestra familia griega», dicen. Tampoco su abogada en Galicia tiene noticias frescas. «Supongo que está bien. De lo contrario me informarían», asegura.